CINE › MADAGASCAR 2, UNA CONTINUACIóN QUE NO CONVENCE
Como toda película de animación del sello Dreamworks, la original apostaba a la catarata de chistes, gags y referencias contemporáneas, resignando historia, personajes y organicidad. Esta segunda parte agudiza esos tics, dando por resultado un efecto “talk show”.
› Por Horacio Bernades
“Todos se saben ésa, un poco de repetición no cansa”, comenta uno de los animalotes de Madagascar 2 mientras mueve el bote, durante el número musical inicial. Número que es, otra vez, el mismo hit de Madagascar, la original. Chapeau a la sinceridad, o a la inimputabilidad. Igual, lo que habría que ver es si esta secuela es una repetición de la primera parte, o una versión degradada. Y la original no era precisamente la última maravilla del mundo...
Tres años atrás, Madagascar invertía el planteo de la segunda parte de King Kong, poniendo lo civilizado en medio de lo salvaje. Cuatro fieras del zoológico neoyorquino –un león, una cebra, una jirafa macho y una hipopótama– iban a parar a Africa, tierra de sus antepasados. Y sin embargo tan extraña para ellos, bichos urbanos mil por mil, como el Empire State Building lo era para su gigantesco pariente lejano. O como el propio continente oscuro podría serlo para Woody Allen, Billy Crystal u Homero Simpson, a quienes las fieras antropomórficas de Madagascar se parecen mucho más que a sus congéneres del zoo porteño. Rizando el rizo, esta segunda parte practica una nueva inversión, mandando a Alex, Martin, Melman y Gloria a una reserva animal en el corazón de Africa, donde se conectarán con sus raíces y enseñarán a los suyos el valor de la libertad. Como en un episodio de Seinfeld, cada protagonista lleva adelante una línea del relato. Pero –a diferencia de los geniales guiones de Larry David & Co.– sin que esas líneas resuenen entre sí. El león Alex (voz de Ben Stiller, en las escasas versiones subtituladas que se estrenan aquí) se encuentra con sus padres. Y, en una suerte de paráfrasis de El Rey León, con un macho alfa que le robó el puesto al progenitor. Marty (en las hegemónicas versiones dobladas, la pérdida del hablar ametrallado de Chris Rock dejará un vacío imposible de llenar) sufre un duro ataque al ego, cuando comprueba que entre una cebra y otra, la única diferencia es... ninguna. Loco de amor por la rellenita Gloria, el fóbico Melman (el más alleniano de los cuatro) deberá sobrellevar la desventaja de competir con un hipopótamo. Y desde ya que por ahí anda la banda de pingüinos–gangsters tratando de capitalizar el crédito obtenido en la Madagascar original. Y el lemur que habla como indio o paki (Sacha Baron Cohen, en las versiones en inglés). Y uno que lo acompaña, que es... ¿Qué bicho es ése? ¿No es un gremlin? ¿Pero entonces existen los gremlins?
Como toda película de animación del sello Dreamworks, la original apostaba a la catarata de chistes, gags y referencias contemporáneas, resignando historia, personajes y organicidad. Esta segunda parte agudiza esos tics, dando por resultado lo que podría llamarse “película-talk show”. En medio del torrente verborrágico, olas de chistes, que al cronista no le parecieron muy graciosos, además de sumirlo en un estado híbrido entre el abombamiento y el mareo. Tal vez haya sido el calor de la semana pasada, cuando se hizo la función para prensa, y la descarga resulte más tolerable con las temperaturas de estos días. Vaya a saberse...
4-MADAGASCAR 2
Madagascar 2: Escape 2 Africa, EE.UU., 2008.
Dirección: Eric Darnell y Tom McGrath.
Guión: Etan Coen.
Voces: Ben Stiller, Chris Rock, David Schwimmer, Jada Pinkett Smith y Sacha Baron Cohen.
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