A pesar de copar habitualmente las primeras planas de los medios de comunicación de España como uno de los distritos más peligrosos del país, Polígono Sur (también conocido como Las Tres Mil Viviendas) es el barrio con más arte por metro cuadrado de Sevilla, lo que no es poco decir. Allí en el Polígono Sur es donde se encuentra la mayor concentración de nuevos artistas flamencos, conocidos o anónimos. De este barrio han salido músicos y conjuntos tan importantes como Pata Negra (Raimundo y Rafael Amador), Juana y Martín Revuelo y El Farruco, entre tantos otros que han hecho del flamenco tradicional un original mestizaje con otras músicas, como el funky, el reggae, el rap o el blues. La película de Dominique Abel propone un acercamiento a algunos de estos artistas, pero sobre todo a aquellos que, a pesar de poseer igual talento, se encuentran fuera del show business y que piden –en vez de medidas represivas para el barrio– programas de apoyo social y laboral.
Con una puesta en escena y una narrativa que parecen más las de un film de ficción que las de un documental, Polígono Sur ofrece un retrato vívido y emocionante de la vida cotidiana de esa comunidad atravesada por la música. Como primer aliado, la película cuenta con el fotógrafo francés Jean-Yves Escoffier, que hizo su fama al lado de Léos Carax (desde Boy Meets Girl hasta Los amantes de Pont Neuf, pasando por Mala sangre) y luego confirmó su talento junto a Neil LaBute, Gus Van Sant y Agnés Vardá, entre otros directores de primera línea. Habituado a la sofisticación en el cine de ficción, Escoffier no resigna aquí la calidad y, adaptándose a las necesidades del documental, trabaja sobre todo en la composición del encuadre, logrando que el entorno exprese tanto como sus personajes. Menos que nunca, en Polígono Sur no se trata de cabezas parlantes (o más bien cantantes) sino de hombres y mujeres en su contexto diario, visto con una luminosidad que elude el camino fácil del miserabilismo.
A esa concepción del film no puede ser ajena, por supuesto, la propia directora, Dominique Abel, que tiene un backround muy especial, particularmente apto para enfrentarse con la materia de su película. A los ocho años, Abel comenzó a estudiar danzas clásicas y modernas y en su adolescencia dejó París para entrar –por consejo de Antonio Gades– en la legendaria Academia de Flamenco Amor de Dios, de Madrid. Poco después, Abel –que vino a Buenos Aires a presentar esta película en el Bafici 2003– empezó a frecuentar el cine, primero como actriz y luego como directora, con un documental muy premiado, Agujetas, cantaor (1998), realizado también en Andalucía, en colaboración con Escoffier. Estos antecedentes no hacen sino confirmar que Dominique Abel sabe de qué y con quién habla. Hay una rara intimidad –en las calles, en los bares, en las casas– entre los personajes de Polígono Sur y su cámara que no consigue ningún turista accidental. Habrá quien le cuestione al film –que nació con la excusa de registrar un concierto de homenaje a Pepe El Quemao en un concierto multitudinario en el barrio– que la cuestión social queda relegada ante la música. Pero aun considerando que el flamenco es el objetivo central del film, el documental de Abel no por ello olvida lo que tienen para decir los habitantes de Las Tres Mil: su visión sobre la vida y el mundo, la pérdida de valores, el problema de la droga y también, por qué no, los sueños con que alimentan su futuro.

8-POLIGONO SUR
España/Francia, 2002.
Dirección: Dominique Abel.
Guión: Dominique Abel y Juan José Ibáñez.
Fotografía: Jean-Yves Escoffier.
Intérpretes: Emilio Caracafé, Ramón Quilate, Luis de los Santos, Rafael Amador, José Jiménez (Bobote), Rafael (El Eléctrico), Martín Revuelo, Juana Revuelo, Pelayo Pepe (El Quemao), Tío Adolfo, Angel de la Rosa (El Indio), Cesáreo Hernández (El Turco), El Varilla, Diego y Churri Amador y otros.
Proyección DVD en el cine Cosmos exclusivamente.