CINE › LA PANTERA ROSA 2, CON STEVE MARTIN
› Por Horacio Bernades
En tiempos en que el humor físico se volvió fisiológico, el slapstick aséptico y naïf de La Pantera Rosa 2 hace lucir a la película como una cápsula, flotando fuera del tiempo y el espacio. El abismo que la separa del espacio real se expresa en la París de tarjeta postal que despliegan sus imágenes, llenas de grandes monumentos nacionales, días radiantes y noches de cielos multicolores. El que la distancia del tiempo histórico se manifiesta en el propio título, que sólo se hace cargo del pasado inmediato. Esta no es La Pantera Rosa 9, como en verdad hubiera correspondido (o la 10, si se incluye en la serie a Un disparo en la sombra), sino La Pantera Rosa 2. Lo cual da a pensar que los tenedores de la franquicia no admiten otro Clouseau que el actual, el de Steve Martin, ignorando la presencia ya no de Roberto Benigni (lo cual es comprensible) sino del mismísimo Peter Sellers. Sería como que algún día haya una nueva Seinfeld sin Seinfeld, llamada Seinfeld.
Pero el efecto de cápsula aséptica no es producto de la falta de memoria, sino al contrario, de la fidelidad que esta nueva Pantera Rosa guarda con respecto a la serie original, la de Blake Edwards (que sigue cobrando sus royalties). Más allá de los cambios de realizador, guionistas y, sobre todo, protagonista, el esquema y sus componentes siguen siendo los mismos: una excusa argumental policial, tan delgada como la pantera de los dibujitos, que sirva de sostén para el rosario de gags; unos gags que vienen siempre en cadena; un elenco con nombres famosos (aquí, Andy García, Jeremy Irons, John Cleese, Johnny Hallyday y siguen las firmas) y una chica lindísima, de esas capaces de atraer todas las miradas. En este caso, la espectacular belleza india Aishwarya Rai, tomando el relevo de la Cardinale de La Pantera original, la Elke Sommer de Un disparo en la sombra o la mismísima Beyoncé de la anterior.
Lo curioso es que, más allá de la sensación de resucitación in extremis que el eterno volver a empezar convoca una y otra vez, el esquema sigue funcionando. No el esquema en su totalidad, en verdad, sino los gags. Que, como las explosiones en una película de acción, tienen lugar en medio del vacío. Que sigan funcionando no tiene nada de sorprendente: no hay nada más atemporal y, por lo tanto, menos condenado a la mortalidad que un gag de humor físico. Clouseau fracasando reiteradamente en su intento de hacerle la boleta a un chofer díscolo, arrastrado por media París, colgado de la ventanilla. Su ayudante (un Jean Reno expurgado de toda gracia) manejándole el auto en medio del tránsito infernal, mientras el chofer deja el volante y no para de gesticular con ambas manos. Clouseau, cayéndose de todas las ventanas de una mansión, supuestamente de incógnito y sin embargo reproducido al infinito, a través de todos los monitores de vigilancia. Clouseau, vestido de Papa y cayéndose del ventanal del Vaticano, provocando desmayos en serie entre los fieles. Es verdad que no todos los gags son igualmente eficaces, pero ¿qué película cómica actual proporciona, como lo hace ésta, media docena, ocho o diez momentos para despatarrarse de risa?
6-LA PANTERA ROSA 2
(The Pink Panther 2, EE.UU., 2008)
Dirección: Harald Zwart.
Guión: Scott Neustadter, Michael Weber y Steve Martin.
Intérpretes: Steve Martin, Jean Reno, Emily Mortimer, Andy García, John Cleese, Aishwarya Rai, Alfred Molina, Lili Tomlin, Jeremy Irons y Johnny Hallyday.
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