Desde Londres *

Tras los festejos, el elenco y los financistas de ¿Quién quiere ser millonario? ya pueden afrontar la menos satisfactoria tarea de preguntarse quién se llevará los cientos de millones de dólares que la película está recaudando en las taquillas de todo el mundo. Es que la verdadera existencia del film ya es un cuento de hadas en sí: costó 9 millones de libras –una cifra relativamente magra para los estándares de la industria cinematográfica–, luego de que Film4, la unidad de cine de Channel 4, entrara al proyecto con 1,5 millón de libras. Slumdog Millionaire, filmada en Mumbai con producción británica, ya consiguió 100 millones de dólares de recaudación en Estados Unidos y 23 millones de libras en Inglaterra desde su estreno, el 9 de febrero. Pero no son Film4 ni la compañía independiente Celador –que inició el film hace tres años– las que se llevan los mayores beneficios, sino las cadenas multiplex y las distribuidoras Fox Searchlight y Pathé.

Por lo menos el 50 por ciento de las ganancias en Estados Unidos irá a las arcas de Searchlight, una subsidiaria de la News Corp. presidida por Rupert Murdoch. El botín es una recompensa por respaldar a la película cuando ésta tambaleaba entre los problemas de producción y distribución. Y buena parte de lo restante en la taquilla estadounidense irá a los cines. En Inglaterra, los 23 millones de libras se repartirán entre las salas de cine (que se llevarán hasta el 70%), Pathé y en última instancia Film4 y Celador, que esperan repartirse unos 4 millones de libras esterlinas. Fuentes cercanas a la producción dijeron que el director Danny Boyle, su productor Christian Coulson y actores clave como el protagonista Dev Patel recibirán generosas bonificaciones que, en el caso de Boyle, “podrían llegar a ser millonarias”.

La respuesta a quién se queda con los beneficios de cualquier película exitosa es, en el mejor de los casos, opaca. Y particularmente en un caso como el de Slumdog Millionaire: hace tres años, la directora de teatro y cine de Film4, Tessa Ross, se topó con una novela llamada Q&A (por Questions and Answers, “Preguntas y respuestas”), el debut de un autor indio llamado Vikas Swarup, y presentó una opción para filmarla. Ambientada en una villa miseria de Mumbai, presentaba la historia de un huérfano que concursaba en la versión india del programa televisivo ¿Quién quiere ser millonario? Ross acudió a Celador para adquirir los derechos para reproducir el programa en la película. Pero en lugar de eso, Christian Coulson (que manejaba proyectos de asociación) y el dueño de la productora, Paul Smith, sugirieron que Celador se sumara a la producción, aportando 7 millones de libras al presupuesto. Juntos salieron a la búsqueda de un estudio grande, pero para el momento en que firmaron Boyle y el guionista Simon Beaufoy todavía no habían conseguido nada. Incluso en el primer día de filmación en Mumbai seguía sin aparecer ningún dinero extra.

Cuando el acuerdo de distribución parecía en serio peligro, apareció Fox Searchlight –una subsidiaria de 20th. Century Fox–, que asumió los costos de distribución en Estados Unidos. Pathé se sumó para la misma labor en Inglaterra y Francia, pagando 8,5 millones por los derechos. Mientras tanto, Boyle ha remarcado que parte de las ganancias de la película irá a las villas de India, donde ya se formalizó un fondo educativo para varios de los niños actores que aparecen en el film. Cuando Slumdog Millionaire ganó 20 mil dólares en el Festival de Toronto, Boyle destinó todo el dinero a ese fondo de educación.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.