Sáb 20.06.2009
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CINE › SACHA BARON COHEN VUELVE A DESATAR LA POLéMICA CON SU NUEVO PERSONAJE

El austríaco más famoso desde Hitler

El creador de Borat ahora es Bruno, un ostentoso homosexual austríaco, periodista de modas, que pone en jaque tanto a los grupos homofóbicos como a la comunidad gay. Elton John no permitió que una canción suya se utilizara en una escena clave.

Desde Los Angeles

Sus anteriores películas provocaron una marea de enojos, desde los militantes de relaciones entre razas hasta los grupos judíos y oficiales del gobierno de Kazajistán. Ahora, con un timing impecable, Sacha Baron Cohen encontró una flamante colección de grupos ofendidos por su trabajo. Un mes antes del estreno de su nueva película satírica, el comediante inglés ya provocó protestas entre los movimientos gay de Estados Unidos, a causa de los excesos de su nuevo alter ego: un ostentoso homosexual austríaco, periodista de modas, llamado Bruno. El personaje, que atraviesa el film ataviado con chalecos de malla, ropa interior de piel de cebra y equipos sadomaso de cuero, está supuestamente pensado para confrontar la ignorancia e intolerancia de las personas que se cruza en un viaje a través de los Estados Unidos. En lugar de ello, ya ha sido acusado de promover estereotipos sobre el mundo gay.

Algunos grupos alegaron esta semana que la conducta e imagen de Bruno –tiene el pelo platinado, usa grandes cantidades de maquillaje y tiene depiladas las piernas, las nalgas y el pecho– termina promoviendo más que socavando la homofobia. “A algunas personas de nuestra comunidad quizá les guste esta película, pero muchos no se sentirán bien con ella”, fue la predicción de Rashad Robinson, de la Gay and Lesbian Alliance Against Defamation. “Las buenas intenciones de Sacha Baron Cohen para la sátira son problemáticas en muchos lugares, y directamente ofensivas en otros.”

Robinson está particularmente preocupada por una escena en la que Bruno está en un talk show televisivo en el que aparece con un hijo adoptivo vestido con una remera con la leyenda “Gay-by”, y en el que le dice a la audiencia en el estudio que el niño ha probado ser un altamente eficaz “imán de hombres”. Igualmente incómodas son las escenas en las que el personaje intenta seducir al ex candidato presidencial por los republicanos Ron Paul (que se retira de la habitación murmurando algo sobre “los maricas”) y en la que toma lecciones de un instructor de artes marciales para luchar contra los acosadores de homosexuales.

La campaña publicitaria del film –titulado Bruno– habla de “gente real, situaciones reales”, y los grupos que luchan por los derechos de los gays, que están en el medio de una delicada batalla por el casamiento entre personas del mismo sexo, están preocupados por la posibilidad de que el público estadounidense no sepa apreciar las ironías de Baron Cohen y deje la sala con su homofobia reforzada. Human Rights Campaign (Campaña por los Derechos Humanos), la más grande organización gay de los Estados Unidos, incluso llamó a los asistentes al cine a ser instruidos sobre el “mensaje” que puedan sacar de la película, que sigue los esfuerzos del presentador televisivo Bruno para ser “curado” de su homosexualidad como manera de relanzar su carrera. “Realmente sentimos que Sacha Baron Cohen y Universal Pictures tienen la responsabilidad de recordarles a los espectadores de los cines que esto está pensado para exponer la homofobia”, dijo un vocero del grupo.

Las preocupaciones no se limitan a los grupos de lobby norteamericanos. Brooks Barnes, reportero de medios del New York Times, reveló esta semana que Sir Elton John declinó la propuesta de que su canción “Can You Feel the Love Tonight” fuera utilizada en una escena clave en la que dos hombres que toman parte en una pelea de catch dejan de luchar y empiezan a manosearse. Sir Elton, una de los abogados más prominentes en el show business de la defensa de los derechos gay, “supo de las escenas y palideció”, según Barnes, que, citando a uno de los asesores del cantante, agregó que finalmente cedió otra canción para ser utilizada en una parte menos inflamatoria del film.

Baron Cohen construyó toda una carrera agitando el debate público. El personaje que lo hizo famoso, Ali G, satirizaba a los pibes de clase media blanca que adoptan los modos de los gangsta rappers negros: por ello se lo acusó de racista. Cuando su último personaje, Borat, fue acusado de promover el antisemitismo, Baron Cohen fue capaz de desviar las críticas sencillamente apuntando que él mismo es judío. Pero Bruno no ofrece una salida tan fácil: Baron Cohen es robustamente heterosexual, con una prometida (la actriz australiana Isla Fisher) y una hija. Universal Pictures, que financió el proyecto, emitió esta semana una declaración en la que dice que Bruno “utiliza la comedia provocativa para lanzar una potente luz sobre el absurdo de varias formas de intolerancia e ignorancia, incluyendo la homofobia. Al ponerse a sí mismo en situaciones radicales, peligrosas, Sacha Baron Cohen fuerza a la gente que Bruno encuentra, y al mismo público, a desafiar sus propios estereotipos e incomodidades. Creemos que la enorme mayoría de la audiencia entenderá y apreciará las indiscutiblemente positivas intenciones del film”.

Mientras tanto, la comunidad gay no es el único lugar donde se orean preocupaciones sobre la película próxima a estrenarse. Entre otras barbaridades, Bruno trata de imitar a Madonna adoptando a un niño negro y fracasa en sus intentos de mediar en Medio Oriente cuando confunde a la organización islamista Hamas con el hummus, alimento árabe a base de pasta de garbanzos. Y en ciertos rincones de Europa, algunos empezaron a tomar conocimiento de las intenciones del personaje: ser “el austríaco más famoso desde Hitler” y “vivir el sueño austríaco de encontrar pareja, comprar una mazmorra y empezar una familia”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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