CINE › LA ERA DE HIELO 3, DE CARLOS SALDANHA Y MIKE THURMEIER
Esta tercera parte de la saga, que no consigue ser, como sus precursoras, una suma de efectivos sketches, imagina una suerte de mercado atendido por animales e incluye a dinosaurios sin lograr que la historia resulte atractiva.
› Por Horacio Bernades
Que venga de una vez el deshielo. Si ya la anterior Era de Hielo era una simple suma de sketches, de gracia más bien trasnochada, esta tercera parte no llega ni a eso, echando mano, a medio camino, del último recurso del realizador prehistórico: llamar a los dinosaurios. Recurso que suele ser salvador (ya se sabe que el dino es uno de los bichos más populares de todos los tiempos), pero acá ni siquiera.
Codirigida por el brasileño Carlos Saldanha y el debutante Mike Thurmeier, estrenada en Argentina sólo en versión doblada, en copias 2D y 3D, la tercera Era de Hielo funciona como una feria del Pleistoceno, con puestos atendidos por toda clase de animalejos. Uno de esos puestos lo atiende la pareja de mamuts, que está a punto de tener cría. En otro puesto, esa reencarnación de Goofy llamada Sid encuentra tres huevos gigantes en un pozo, se mimetiza con los peludos gigantones prenatales, se conduele con los pichones y se lleva los huevos con él, con perdón por la palabra. No hace falta conocer demasiado a fondo al dientudo perezoso para imaginar que debe estar metiendo la pata. En otro puesto, el tigre dientes de sable, deprimido porque no pudo atrapar a una presa, decide partir al exilio. Ya volverá, porque estos puestos funcionan como las bandejas giratorias de los restaurantes chinos: si van para allá, indefectiblemente terminarán viniendo de nuevo para acá.
Más tarde pondrán también su boliche una zarigüeya y sus crías, todos tan feos como suele serlo ese bicho de cueva y más mentirosos que pescadores. Y está, claro, el puesto-estrella, atendido por la ardilla Scrat, que en su incansable busca de la bellota perdida debe esta vez luchar con una competidora, de la que quizá termine enamorándose. Durante la primera mitad, el diálogo entre los distintos puestos es escaso y forzado, dando la inconfundible sensación de que esta feria no rueda. En el puesto de los mamuts todo es espera, tampoco tan dulce. El tigre abandonó su puesto, los tropezones del perezoso hacen honor al nombre de la especie y, de los sketches de Scrat, el más divertido es el que sirve de prólogo a la película. Sketch que los espectadores habrán visto ya un montón de veces, porque se viene emitiendo, como trailer de la película, desde hace por lo menos medio año.
En la segunda mitad los puestistas más o menos se reúnen, cuando descubren un pozo que es, también, un pozo en el tiempo. De allí sale toda clase de dinosaurios bastante agresivos, destinados a inyectar alguna dosis de adrenalina que rescate a la película de su propio pozo. Si esta crítica fuera un estudio feminista, hubiera empezado manifestando indignación ante el modelo vehiculizado por la ardilla hembra que seduce a Scrat. Bicho taimado y traicionero, cuando ve que el macho está a punto de soplarle la bellota recurre a las consabidas lágrimas de cocodrilo, para terminar dejándolo colgado del abismo. Más tarde lo volverá loco, obligándolo a cambiar de un lugar a otro los muebles de su arbolito, y a ir en busca de inaccesibles bellotas, por puro capricho. Y el bellotudo de Scrat la obedece como un esclavo. Como esta crítica no es un estudio feminista, la indignación no quedó para el comienzo, sino para el final de la nota.
4-LA ERA DE HIELO 3 (Ice Age: Dawn of the Dinosaurs, EE.UU., 2009)
Dirección: Carlos Saldanha y Mike Thurmeier.
Guión: Michael Berg, Peter Ackerman, Mike Reiss y Yoni Brenner.
Diseño de producción: Mike Knapp.
Estreno en copias 2D y 3D.
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