CINE › EL DIRECTOR RUSO VICTOR KOSSAKOVSKY PRESENTA SU DOCUMENTAL GLOBAL
Uno de los más destacados documentalistas contemporáneos filmará una parte importante de su próxima película, titulada ¡Vivan las antípodas!, en un bucólico paraje de Villaguay, Entre Ríos, que viene a ser... el extremo opuesto de la populosa Shanghai.
› Por Luciano Monteagudo
¿Qué hace un cineasta ruso en un pueblo perdido de Entre Ríos? Victor Kossakovsky, uno de los más destacados documentalistas contemporáneos, filmará una parte importante de su próxima película, titulada ¡Vivan las antípodas!, en la Argentina. ¿Por qué? Porque trata sobre las antípodas; y la arbitrariedad geográfica lo obliga a explorar Entre Ríos, la Patagonia y gran parte de nuestro país. “Viajando en una remota región de la Argentina, llegué a un pequeño poblado con sólo tres casas al borde de un acantilado y un pequeño río que corría por el cañón distante. Bajo la luz del atardecer, éste parecía ser uno de los más hermosos y pacíficos lugares de la Tierra. La imagen de un hombre parado en un puente que atravesaba el cañón pescando con una línea de 25, 30 metros, me hizo preguntarme: ‘¿Qué pasaría si extendiera esta tanza mucho más lejos, a través del centro de la Tierra? ¿Qué encontraría al otro lado del mundo?’ Resultó ser Shanghai, uno de los lugares más poderosos, explosivos y ruidosos del planeta. Fue así como nació la idea de esta película”, cuenta Kossakovsky.
Las antípodas son cualquier par de puntos o lugares en la Tierra (y sus habitantes), diametralmente opuestos uno del otro, situados de manera tal que una línea recta trazada de un punto al otro pasa a través del centro de la Tierra. En las antípodas, cualquier fenómeno natural resultante del movimiento de la Tierra es su opuesto: cuando en una de las antípodas es mediodía, en la otra es medianoche; cuando en uno de los lugares el sol sale, en el otro se oculta; mientras uno disfruta elverano, el otro sufre el invierno. “Geográficamente está claro –dice el fornido Kossakovsky–. Pero todavía tenemos dificultades para aceptar a las personas de opiniones opuestas a las nuestras. El siglo pasado fue especialmente sorprendente en lo que concierne a la escala y diversidad de formas antagónicas. El nuevo parece ser exactamente igual de malo. Estoy lejos de sugerir que el arte deba cambiar a nadie. Simplemente creo que esta película mostrará la dimensión en que la vida es bella y sorprendente en sus antípodas.”
La película –producida por Heino Deckert para Ma.Ja.De. Films (Alemania), con Gema Juárez Allen como coproductora argentina y partipación de los canales Arte (Francia), NHK (Japón) y TV Catalunya (España), entre muchos otros de medio mundo– comenzará con secuencias de archivo filmadas por miembros de una expedición polar, en julio del 2007: al explotar 300 toneladas de dinamita en el Polo Norte, enormes trozos de hielo ártico vuelan por decenas de metros y caen en las profundidades del mar, arrastrados por un torbellino gigantesco.
“Me pregunto si caería justo al otro lado de la Tierra... ¡Qué divertido parecería salir entre la gente que camina con las cabezas hacia abajo! Las Antipatías, creo (no sonó para nada como la palabra correcta), pero bueno, tendré que preguntarles a ellos cuál es el nombre del país. Por favor, señora, ¿es ésta Nueva Zelanda? ¿O Australia?” (Lewis Carroll en Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas).
Según Kossakovsky, “la imagen de un eje disectando la Tierra atravesó mi mente de forma bastante accidental mientras viajaba por primera vez fuera de la Unión Soviética, un país en el cual cualquier antípoda ideológica era considerada negativa. Hace varios años fui invitado al festival de cine de Buenos Aires con mi primera película. Enamorado de los parajes y de las personas de este país, decidí viajar por el interior de la Argentina. Atravesando por regiones agrestes y deshabitadas, llegué a un pequeño pueblo con sólo tres casas al borde de un acantilado y un río angosto al fondo del cañón. Bajo la luz del atardecer, este lugar parecía el más hermoso y tranquilo de la Tierra. La quietud y el silencio casi tintineaban en mis oídos, y pregunté por un lugar para pasar la noche. La mañana siguiente me desperté y vi a uno de los hombres del lugar pescando. Yo miraba la línea de pesca, colgando desde el puente, al fondo mismo del cañón, e imaginé qué pasaría si extendiera esta tanza recta más allá, a través del centro de la Tierra. ¿Qué vería al otro lado?”
La palabra griega “antípodas” –con los pies opuestos– fue mencionada por primera vez en los diálogos de Platón hacia el 360 aC. refiriéndose ya entonces a una Tierra esférica, explicando la relatividad de los términos “encima” y “abajo”. Pero por mucho tiempo la humanidad no podía aceptar del todo la idea de la presencia de un mundo diametralmente opuesto. “Ahora creemos que las antípodas son cualquier par de puntos o lugares en la Tierra que están diametralmente opuestos uno del otro, situados de tal forma que una línea recta dibujada entre uno y otro pasa a través del centro de la Tierra y forma un verdadero diámetro –explica Kossakovsky—. Para las antípodas todos los fenómenos naturales que resultan del movimiento de la Tierra son diametralmente opuestos: cuando una de las antípodas ve el mediodía, la otra ve la medianoche, una tiene la salida del sol y la otra la puesta del sol, una disfruta del verano, la otra sufre el invierno.”
Y el siglo XX –insiste el ruso– fue especialmente destacado en cuanto a la escala y diversidad de las distintas formas de antagonismos. “El nuevo siglo parece ser tan malo como el anterior en este aspecto. Nuevos políticos, de la misma forma que en su momento lo hizo San Agustín, no quieren creer que haya personas que pueden sentir, pensar y creer de forma diferente. Casi todos los días los políticos de los países ‘menos privilegiados’ acusan a los políticos de los países ‘más privilegiados’ de que éstos últimos han estado intentando construir un orden mundial unipolar, mientras que los centros o polos rivales se han ido fortaleciendo. La tan mencionada, pero a la vez elusiva, multipolaridad se ha convertido en un nuevo tipo de antagonismo, un orden mundial asimétrico en el cual los países ‘menos privilegiados’ establecen relaciones de amistad en contra de los ‘más privilegiados’. Entonces ahí emerge un nuevo tipo de sistema antípoda. Por lo que esta película se torna hoy aún más actual.”
En su investigación previa, Kossakovsky llegó a la conclusión de que prácticamente toda la superficie de la Tierra tiene como opuestos el océano o la Antártida deshabitada. “Por ejemplo, uno de los países más grandes del mundo, los Estados Unidos, tienen sólo un estado que tiene una antípoda: es Hawai –afirma–. Y las antípodas de los huéspedes del hotel de cinco estrellas y de la base militar viven en Botswana, país africano también único en este sentido. En toda Europa, sólo los habitantes de España (en Galicia y en las cercanías de Madrid) tienen colegas al revés: aquellos que viven en Nueva Zelanda. Ciertamente, hay varios otros pares de lugares interesantes en este planeta. Los más hermosos y cinematográficos, en mi opinión, son el Lago Baikal y Cabo de Hornos. Así es que la Alicia de Carroll no fue geográficamente precisa: Australia tiene sólo una pequeña área en los alrededores de Perth con sus antípodas en Hamilton (Bermuda). El grupo de islas llamadas Islas Antípodas obtuvieron su nombre por su supuesta posición antípoda con Gran Bretaña. Sin embargo, su ubicación es directamente antípoda de un punto en el mar a unos pocos kilómetros al este de Cherburgo, en la costa norte de Francia.”
En palabras de Kossakovsky, “ya que hacemos un documental, debemos ser muy precisos. Además de las locaciones en los cinco continentes (ver recuadro), la filmación también está planeada en los polos de la Tierra. Porque los investigadores polares son antípodas por definición: ‘antípodas genéticos’. Una fuerza desconocida los atrae hacia los polos. Habiendo viajado a uno, necesariamente luchan por viajar al otro. Los investigadores polares de los distintos países generalmente se conocen entre ellos y muchas veces son grandes amigos (aunque en algunas ocasiones deben hacer cosas que sus políticos les ordenan). A veces incluso hacen llamadas del Polo Norte al Polo Sur. Estos personajes podrían ser cruciales para la película, porque nos proveerán de un principio estético: filmar simultáneamente en dos lugares antípodas”.
Realice o no personalmente la dirección de fotografía, Kossakovsky trabaja siempre con una cuidadosa puesta de cámara y busca siempre que la delicadeza o la brutalidad del paisaje (y las personas) se traduzcan en imágenes con cualidades correspondientes. “Por eso considero fundamental el cuidado previo de todos los elementos que puedan contribuir a la precisión fotográfica”, explica el documentalista ruso. “Ya que durante el momento del rodaje todo mi esfuerzo observacional, comunicativo y empático está en función de mis personajes y su desarrollo dramático y narrativo. Sin embargo mis películas previas generalmente han sido solamente de personajes. Pretendo en éstas trabajar también los paisajes como verdaderos protagonistas que se encuentran, si no determinando, al menos imprimiendo verdaderamente su ethos en las personas.
En todas las películas que he filmado en el pasado, siempre he intentado ver qué es lo que hace a la gente llorar y qué los hace reír, es en ello donde mis esfuerzos están concentrados. Afortunadamente (para la película) o no, ni la Casa Blanca ni el Kremlin tienen antípodas en tierra seca. Y en ambos casos mostraremos en la parte inferior invertida del cuadro, olas de mar igualmente eternas e indiferentes. Lo más importante es filmar en dos lugares opuestos de la Tierra, y luego cualquier combinación de eventos será muy aguda en su peculiaridad. Lo importante es la exactitud geográfica. La autenticidad del hecho de que, por ejemplo, dos árboles –uno perdiendo las hojas en el otoño español y uno nuevo brotando en Nueva Zelanda– están realmente ubicados uno sobre el otro, debería transformar esta banalidad en algo conmovedor. Luego puede suceder que mientras en la pantalla un hombre está riendo en Argentina, al mismo tiempo y en su antípoda, una mujer está llorando en China. O tal vez ambos lloran o ríen al mismo tiempo. Si por un lado filmaré en lugares que son antípodas precisas, también filmaré un día –en el equinoccio de 2010– simultáneamente en dos lugares al mismo tiempo, con dos equipos trabajando simultáneamente.”
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