CINE › A 70 AñOS DE EL MAGO DE OZ, UN REPASO DE SUS MISTERIOS, RUMORES, LEYENDAS Y MITOS
La película es una de las más populares de la historia y también una usina de leyendas que arranca con el salvaje comportamiento que habrían tenido los enanos que personificaron a los Munchkins. ¿Cuánto hay de verdad en tanta historia?
› Por Andrew Johnson y David Randall *
Hace este mes setenta años, el estreno de El mago de Oz comenzó una carrera en la que fue vista por más gente que ninguna otra película. Pero tiene también otra gran distinción: ningún otro film de Hollywood ha sido más perseguido por los rumores, leyendas y mitos. Para marcar el aniversario de una de las películas más famosas del mundo, bien puede repasarse qué hay de cierto, cuánta sustancia hay en esas teorías, entrevistando a casi todos los miembros supervivientes del elenco que encarnaron a los Munchkins: la versión 2009 sobre lo que realmente sucedió en el Camino de Ladrillos Amarillos.
Los Munchkins eran unos borrachos y fiesteros inmanejables. A través de los años se aseguró que los actores enanos que los personificaron convirtieron el hotel de Culver City en una bacanal de 24 horas. La leyenda parece haber comenzado con la declaración que hizo el productor Mervyn LeRoy apenas terminó el rodaje: “Tenían orgías en el hotel, tuvimos que poner policías casi en cada piso”. Varios años después, Judy Garland contribuyó: “Eran unos borrachines. Quedaban hechos polvo, la policía tenía que pescarlos con redes”. Notorios cuenteros de Hollywood como David Niven agregaron sus propios embellecimientos. Hubo historias como la de un alemán tan borracho como para caerse en la taza del inodoro (una imposibilidad fisiológica, aun para alguien de un metro de altura); hubo otras que hablaban de enanos de ojos rojos que debían ser rescatados por bomberos del techo del hotel, otra vez con esas redes que parecían soportarlo todo. Hace algunos años, Irvine Welsh llegó a escribir una obra de teatro basada en esas historias.
Pero Margaret Pellegrini, que hoy tiene 85 años y fue una de los Munchkins, dice: “Había varios a los que les gustaba salir y tomarse unas copas, pero nada fuera de control. Todos la estaban pasando bien, disfrutando. No había locuras como las que se mencionan. Esas historias son bastante irritantes”. Jerry Maren, hoy con 89 años, fue uno de los que le cantaban a Dorothy a su llegada a Oz. “Había un par de alemanes a los que les gustaba tomar cerveza”, admite. “Tomaban cerveza de mañana, de tarde y de noche, y se metieron en algunos problemas menores. Querían conocer chicas. Pero eran los únicos.”
Un integrante del elenco se suicidó. Cierta leyenda urbana cinematográfica insiste con que, en el fondo de la escena en la que Dorothy conoce al Hombre de Hojalata, se puede ver a un Munchkin colgado de un árbol de utilería. Más allá de lo improbable de que semejante escena quedara en la edición final, no hay ningún registro de semejante muerte. La figura en realidad parece ser un gran pájaro domesticado, puesto allí para darle vida al bosque de decoración. Pero sí hubo un veterano de Oz que tomó su propia vida: varios años después de la filmación, en abril de 1962, Clara Blandick, quien interpretaba a la Tía Em, se deprimió a causa de su creciente ceguera y sus achaques. Se puso un lujoso vestido azul, colocó sus reportes de prensa alrededor suyo en la cama y tomó una sobredosis de pastillas para dormir. Tenía 81 años.
A los Munchkins se les pagaba menos que al perro. Completamente cierto: cobraban 50 dólares por semana, mientras que Terry, el terrier de cuatro años que encarnaba a Toto (la mascota de Dorothy) cobraba 125 dólares por semana..., o al menos su entrenador. Aun así, Margaret Pellegrini insiste en que Oz fue una experiencia maravillosa. “Mi padre trabajaba en un hotel y ganaba unos 5 dólares por semana. Yo recibía 50. Tomó ocho semanas realizar las escenas de Munchkinlandia, tras lo cual me quedé de turista en Hollywood durante un mes.” Jerry Maren agrega: “Nunca había conocido a otros enanos. Yo era la única persona pequeña en la familia. Participar de la película fue lo más divertido que hice en mi vida”.
La Bruja Malvada no era muy malvada en la vida real. Margaret Hamilton, la actriz detrás del maquillaje verde, era una maestra jardinera cuyo interés en la enseñanza la llevó posteriormente a servir en el Comité de Educación de Beverly Hills. Pero los niños la encontraban atemorizadora en el rol de bruja y debió esforzarse para convencerlos de que era sólo una película, que ella no era de verdad una bruja malvada.
Billie Burke, la Bruja Buena, no era una adolescente. Cierto. En estos días, el rol de Glinda, la bruja hermosa, sería interpretado por alguna joven actriz de fresco rostro. Metro Goldwyn Mayer prefirió elegir a Burke, quien a los 54 años era aún muy atractiva. Nacida en Washington DC, se hizo un nombre en los escenarios ingleses. Tras mudarse a Estados Unidos, se casó con el empresario de Broadway Flo Ziegfield: cuando filmó Oz ya había enviudado.
El estudio quería a Shirley Temple para el rol principal. De hecho lo intentó, pero las historias sobre por qué no fue Dorothy varían entre que sus habilidades para el canto no eran suficientes y que hubo problemas contractuales con el estudio de Temple, 20th. Century Fox. Pero la historias de elenco no terminan allí. La cantante Gracie Fields fue considerada para el rol de Glinda, la Bruja Buena, y Gale Sondergaard pudo haber sido la Bruja Malvada, pero quería vestirse como una vamp y no usar el horrible maquillaje.
Los Munchkins fueron doblados. Falso. Muchas partes de canto y algunas partes de diálogo fueron dobladas por profesionales, pero no todo. Meinhardt Raabe, de 92 años, fue el encuestador: “Audicionaron a varios Munchkins para ese personaje, pero la mayoría murmuraba. Como yo tenía cierta habilidad para hablar en público, podía pronunciar con claridad, entonces me eligieron. Fui el único que pudieron entender”.
Judy Garland era insoportable. Los Munchkins insisten con que era considerada todo el tiempo. Jerry Maren dice que “la conocimos, y era un ángel. Era una estrella del cine y me imaginé que tratarla sería un dolor de estómago. Pero ella estaba contenta de conocernos y nosotros de conocerla a ella”. Margaret Pellegrini dice que la estrella “era muy dulce y amable”: “En los descansos me sentaba en el Camino de Ladrillos Amarillos y hablaba con Judy. Ella estaba excitada de estar con tanta gente pequeña”. Otros actores que fueron Munchkins coinciden; nadie tiene una mala palabra para decir de ella. Al final del rodaje, Garland, que entonces tenía 16 años, les regaló a los 124 actores una foto autografiada y una caja de bombones.
El jefe del estudio quería descartar “Somewhere over The Rainbow”. Cierto. Louis B. Mayer creía que era demasiado adulta para que la cantara la adolescente Judy Garland. Terminaron prevaleciendo opiniones más sensatas.
A los Munchkins les costó conseguir otros trabajos. Bueno, en Hollywood hay un número limitado de roles para actores de menos de un metro. Pero muchos tuvieron buenas carreras y la mayoría dice haber tenido una vida feliz. Margaret Pellegrini se unió a una pareja para hacer shows de enanos. “Trabajé con ellos hasta que me casé en 1943, y me dediqué a criar una familia.” En 1985 empezó a ir a convenciones sobre Oz. “Cada año, El mago de Oz se vuelve más y más grande. En el momento pensaba que era sólo un film, y que estaba haciendo dinero. Ahora me doy cuenta de lo grande que fue.” Jerry Maren dice: “Estaba a punto de abandonar y me dijeron ‘Mr. Maren, tenemos otra película, Tiny Troubles, y usted sería la estrella.’ Les tomó una semana hacerla –eran bastante rápidos en esos días– y estaba a punto de irme cuando me dijeron que me necesitaban para Los Hermanos Marx en el circo. Con lo que me quedé en el negocio. Hice trabajos de doble –allí está la plata de verdad–, hice un montón de dinero”. Aún va a los festivales Garland y Oz. “Me dieron una buena vida y disfruté cada minuto”, señala.
Ruth Duccini, hoy de 91 años, estuvo en otras películas antes de casarse. Meinhardt Raabe, uno de los pocos Munchkins graduados en la universidad, trabajó en el mercado de la carne hasta su retiro; era también piloto de avión. Karl Slover, quien tuvo cuatro personajes en la película –Munchkin, trompetista, soldado y uno de los “cabezas soñolientas”– tiene 90 años, y aún va a los eventos centrados en Oz: “Mis amigos y yo nunca pensamos que la película iba a durar”. ¿Y el Munchkin perdido? Es Olga Nardone, la más pequeña de todos, hoy inubicable: se dice que vive como una reclusa en Boston.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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