CINE › GUILLERMO FRANCELLA Y EDUARDO SACHERI, DESPUéS DEL OSCAR
El actor dijo que todo el mérito del premio era de Juan José Campanella y exageró: “Tener una alegría así para un pueblo tan cascoteado es lo más gratificante que nos puede pasar”. Sacheri habló de reflexionar sobre los primeros años de los ’70.
La euforia por la conquista del Oscar a la Mejor Película Extranjera que consiguió El secreto de sus ojos está lejos de aplacarse. Al menos, así es para Guillermo Francella, uno de los protagonistas del film de Juan José Campanella que más disfrutaron el galardón. Sin perder un minuto, apenas aterrizó el avión proveniente de Los Angeles, Francella sacó a relucir su orgullo y entusiasmo durante la conferencia de prensa que brindó ayer a la mañana en el aeropuerto de Ezeiza. Es que para el actor, que en la ficción encarna a Pablo Sandoval, compañero de trabajo y amigo fiel del personaje que protagoniza Ricardo Darín, ir al Teatro Kodak de Los Angeles a presenciar la fiesta de los Oscar era un sueño y así lo reafirmó en su arribo a la Argentina: “La ceremonia fue muy impactante para mí. Siempre soñé con poder estar en la entrega de premios de la Academia, pero nunca creí que me tocaría algún día”, confesó públicamente. La amistad que sus personajes entablan en la ficción también existe entre los actores. Al menos, eso dejó entrever Francella, que señaló que en el momento de la premiación le hubiese gustado “tenerlo a Ricardo (Darín)” al lado. “El día anterior le había dicho que me hubiese gustado mucho caminar y divertirnos juntos. Y en lo personal, contar con mi familia, mi padre que no tengo y mi mujer que, por el tema de las entradas, se tuvo que quedar en un bunker argentino.”
“El premio es merecido y todo para Juan. El Oscar es de Campanella. Para mí fue algo maravilloso, se va a recordar toda la vida, lo vivo como algo muy especial. Es la mejor caricia que se le puede hacer al cine argentino”, resaltó. El actor, que pasó de ser un referente de la comedia a una revelación del género dramático, explicó que cuando el equipo llegó a Los Angeles, todos habían percibido una preferencia por El secreto de sus ojos, aunque “al final se habló mucho y la verdad es que al estar con cuatro películas muy buenas, que tuve la suerte de ver, el triunfo vale doble”, expresó.
También subrayó que desconocía el criterio de votación de la Academia de Hollywood, “pero sentía que si votaba el público del mundo ganábamos nosotros”, expresó. Cuando se le preguntó sobre la expectativa que se vivía en el país los días anteriores a la entrega de los Oscar, Francella respondió: “Previo a mi viaje sentí a un público con euforia que tenía ganas de que volvamos con el premio, como la copa de un campeonato del mundo”. Después, exageró al expresar que “tener una alegría así para un pueblo tan cascoteado es lo más gratificante que nos puede pasar”.
Además, Francella recordó que cuando decidió participar en El secreto de sus ojos, “el tema económico ni se tocó”. “Quería hacerla de cualquier modo, porque el guión era extraordinario, más allá de mi deseo de trabajar con Juan (Campanella). Leí el libro el mismo día que me lo entregó.” Y con respecto a su futuro actoral, reconoció que le gustaría filmar en Hollywood: “No me iría a vivir, pero si se presentara una oportunidad de filmar, me encantaría”. Mientras tanto, tiene trabajo aquí, ya que está participando del rodaje de Los Marziano, tercer largometraje de Ana Katz, con un elenco que se completa con Arturo Puig, Mercedes Morán y Rita Cortese.
Eduardo Sacheri, autor de La pregunta de sus ojos, novela que Campanella adaptó al lenguaje cinematográfico, también opinó sobre el triunfo al llegar a la capital de Estados Unidos, previo festejo en Los Angeles. Sacheri, también coguionista del film, afirmó: “Mostramos una época dolorosa pero con humildad y eso permitió que la gente se permitiera hacerse cargo de ese pasado que es algo que a los argentinos nos cuesta mucho”. Nada de todo este presente se imaginó, cuando en 2001 Juan José Campanella leyó por primera vez uno de sus cuentos. Menos aún que, dos meses después de publicar La pregunta de sus ojos, a finales de 2005, el director le mandaría un mail conmovido por su obra. A partir de ese momento, todo cambió vertiginosamente en su vida profesional.
No obstante la alegría y el entusiasmo, y como si lo estuviera explicando a uno de sus alumnos de historia de la escuela de Ramos Mejía, donde ejerce como profesor, Sacheri aclaró que, a pesar de lo que pudo haber dejado en esas dos horas el film, “todavía tenemos que reflexionar mucho sobre la década del ’70”. “Sobre todo, los primeros años de esa década, que es desde donde parte la historia para luego ir y venir veinticinco años después. Todavía nos falta hacernos cargo de cómo llegamos a eso, porque ese sangriento gobierno militar no nació de un repollo”, sentenció.
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