CINE › CINE, DIOSES Y BILLETES, DOCUMENTAL DE LUCAS BRUNETTO
› Por Oscar Ranzani
El dato es contundente: hasta los años ’70, había más de dos mil salas de cine en Argentina. Y durante la década del ’80 y principios de los ’90 cerraron 1750. La estadística se menciona en el documental Cine, Dioses y billetes, de Lucas Brunetto, y en rigor, es la única información periodística que aparece en el film, ya que su eje es otro: las vivencias personales de un puñado de proyectoristas y acomodadores de los viejos cines de Avellaneda, quienes cuentan cómo era el cine en la época más gloriosa. Sin recurrir a la voz en off, Cine, Dioses y billetes presenta en sociedad a Damiano Berlingieri, un italiano cercano a los 70 años que vino a la Argentina en los ’50, en pleno apogeo de los cines de barrio. Berlingieri fue proyectorista del cine Maipú. Otro de los protagonistas es José Olguín, que compartió el oficio de Berlingieri durante 30 años y su último trabajo fue en el Cine San Martín de Avellaneda. Mientras que el octogenario Pedro Strelec, oriundo de Polonia, se desempeñó durante buena parte de su vida como acomodador del viejo Cine Colonial.
Entre otros entrevistados, son estos tres lo que más se lucen en el documental. Y hablan de todo: cómo eran sus oficios, sus rutinas y las circunstancias por las cuales empezaron a trabajar en el rubro. Con una memoria a prueba de olvido, comentan las primeras películas que les tocó proyectar, destacan la diferencia entre el trabajo durante su época y la actual. Mientras el film avanza, los protagonistas explican cómo funcionaban los cines de barrio, donde generalmente se exhibían tres películas: dos de complemento y el estreno. Y señalan que, durante los intervalos, solían organizarse actuaciones en vivo de cantantes, sketches de cómicos o performances de malabaristas que duraban unos veinte minutos. Y todo eso era gratuito. Todos coinciden en que ir al cine era un verdadero acontecimiento familiar. “Ahora, pasan una película para chicos, vienen los padres, los dejan, saben que a tal hora termina la película y vuelven a buscarlos”, dice uno de ellos.
Este es el espíritu del film de Brunetto: viejos entrañables que con sólo escuchar los relatos de sus vidas dedicadas al cine producen una gran carga emotiva. La sensación de que todo tiempo pasado fue mejor sobrevuela constantemente el documental, impregnándolo de un tono nostálgico. Y algo de eso hay: con los complejos multipantalla, esas rutinas que ellos describen desaparecieron. Y muchos cines de barrio se convirtieron en templos evangelistas. Pero la de ellos era otro tipo de procesión que, sin ser religiosa, no dejaba de tener una mística muy particular. El mayor acierto de Brunetto radica en la elección de los protagonistas que iluminan la pantalla, pero los desajustes del film tienen que ver con que muchas veces los entrevistadores aparecen en cámara innecesariamente. Y, en el caso de las entrevistas a la gente en la calle, se nota el micrófono como si la periodista estuviera en los exteriores de un noticiero televisivo, olvidando que se trata de cine, en varios sentidos.
6-CINE, DIOSES Y BILLETES
Argentina, 2010.
Dirección: Lucas Brunetto.
Guión: Lucas Brunetto.
Investigación: Lucas Brunetto, Melchor Armesto y Soledad San Julián.
Fotografía: Fabio Bastías.
Sonido: Martín Ponce.
Producción: Carolina Ruy y Roberto Leonardo.
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