CINE › MAñANA SE ESTRENA LULA, EL HIJO DEL BRASIL
El productor Luiz Carlos Barreto –padre del director– y el actor Rui Ricardo Diaz llegaron hasta Buenos Aires para apoyar la exhibición de esta película, que sigue la trayectoria del presidente brasileño desde su infancia hasta su etapa sindical.
› Por Oscar Ranzani
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, volverá a ser noticia mañana, aunque en esta oportunidad la causa no será la competencia por las elecciones presidenciales que tienen a Dilma Rousseff como su candidata, sino el estreno de una película que refleja sus primeros 35 años de vida. Basada en el libro homónimo de la historiadora Denise Parana, Lula, el hijo del Brasil –que se estrena mañana– es una biopic dirigida por Fábio Barreto, hijo del veterano productor Luiz Carlos Barreto (entre sus películas más taquilleras puede mencionarse Doña Flor y sus dos maridos) y titular de LC Barreto, empresa productora del film junto a Costa Films (por la parte argentina).
Lula, el hijo... traza un retrato de Lula desde una infancia en la que padeció hambre y marginación en el seno de una familia numerosa, donde la madre fue su gran protagonista –en la película también–, ya que crió a sus hijos, después de que el padre, violento y alcohólico, los abandonara. “No le pegues a mi mamá”, dice el pequeño Lula a poco de iniciada la trama. Ante el pedido de explicaciones de su padre, el niño responde: “Porque un hombre no le pega a una mujer”. Esa sensibilidad que Lula tuvo desde pequeño sobre las injusticias terminó consolidándose en su ideología cuando fue joven e ingresó como operario a una fábrica. Pero cuando la vida parecía comenzar a sonreírle, el destino fue impiadoso: su primera mujer, Lourdes, murió durante el parto. Y también el bebé.
Desconsolado, el joven Lula comenzó a tomar conciencia de la importancia de la formación sindical, un poco para ocupar la cabeza en algo. Y desde ese momento, la película traza la etapa sindical de la vida de este obrero nordestino hasta la muerte en 1980 de su madre, Doña Lindú, la persona que más influyó en su vida. Este recorrido por parte de la vida de Lula también muestra cuando se conoció con Marisa Leticia, una mujer que también había enviudado y que se convirtió en la madre de sus cuatro hijos. El rol de Lula entre los 18 y los 35 años quedó a cargo del actor Rui Ricardo Diaz, quien debutó en el cine con este largometraje. Lula, el hijo... no se detiene en el aspecto más político, sino que tiene una mirada humana sobre el personaje.
La familia Barreto vino casi completa a Buenos Aires a presentar la película, excepto Fábio, el director, que no pudo arribar por problemas de salud. Luiz Carlos Barreto comenta que cada vez que viajaba a distintos festivales, a lo largo de los años los extranjeros le preguntaban por Pelé, Ayrton Senna, Garrincha, Ronaldo o Ronaldinho, pero a partir de 2002, cuando Lula ganó las elecciones por primera vez, las consultas tenían al presidente como interrogante. Barreto padre sabía que Lula había sido un líder operario e ideólogo del PT, y también de su lucha durante la dictadura, pero no lo conocía en profundidad, hasta que el secretario de Lula le entregó el libro de Denise Parana para que tuviera background a la hora de charlar con los extranjeros. “No paré de leerlo y percibí que ahí había una película”, dice Barreto en la entrevista con Página/12, en la que también participa el actor Rui Ricardo Diaz. “Esto lo pensé independientemente del hecho de que Lula era el presidente. Se trataba de una historia humana de superación de una persona que tenía todo para ser un marginal, pero estaba su madre. Y diría que la historia de la madre es más importante que la de Lula, porque en el fondo es la historia de una madre que ha salvado a su familia”, explica Barreto (p).
–¿Por qué decidieron reflejar la etapa de la sindicalización y no la más política, con la creación del PT y de las presidencias?
Luiz Carlos Barreto: –Fue una opción muy consciente. Optamos por contar una historia que la gente no conocía porque todos los brasileños conocen la historia de Lula después de que fundó el PT, que hizo carrera política y que se candidateó varias veces a presidente. Todo esto era muy conocido, pero nadie conocía su historia humana, su formación y su vida familiar. Es una película humanista y no entra en el aspecto más político. Es que la gente quiere que el cine le procure emoción, ya sea para reír o llorar.
–¿La película busca humanizar al mito?
L. C. B.: –Sí. El mito puede existir, pero el film no mitifica a Lula: lo reduce a la condición humana. Lula es una persona como cualquiera de nosotros, con las mismas emociones, con los mismos peligros de fracasos. No es un tipo que se crea un dios. Pero es peligroso que la opinión pública lo elija como un predestinado.
–¿Cuál fue el principal motivo por el cual este hombre que padeció la pobreza en una infancia de marginación llegó a convertirse en el líder político que es en la actualidad?
L. C. B.: –Porque no ha traicionado ninguna de sus ideas básicas. Lula cumplió y fue muy fiel a sus ideas básicas, que son muy concretas: no tiene ideologías teóricas, sino una concepción de vida concreta. Todo lo que piensa lo hace a partir de las experiencias de su vida, de su familia, de sus amigos. Extrae su poder de acción de la concretud. Esto lo identifica mucho con el pueblo.
–Diaz, ¿era una responsabilidad mayor como actor interpretar a un líder político de las dimensiones de Lula?
Rui Ricardo Diaz: –Cualquier personaje es una responsabilidad muy grande, pero para interpretar a Lula necesitaba mucha tranquilidad. Conté con una producción que trabajó todo el tiempo para que yo estuviese tranquilo y para hacer bien el personaje. Nunca he pensado que había una responsabilidad muy grande por componer a Lula. Después, cuando terminé la filmación, sí pensé: “¡Qué cosa! Acabo de hacer un personaje que es uno de los líderes más importantes del mundo”. Pero durante la filmación, no.
–¿Y cómo fue el trabajo de composición del personaje?
R. R. D: –Lo interpreté desde los 18 a los 35 años. Tuve dos meses de trabajo de composición junto al director Fábio Barreto. Vi DVD, leí reportajes de la época sobre su vida y el sindicalismo. También hablé con sus hermanos y amigos que trabajaron con él en la etapa del sindicalismo. Estudié mucho. También tuve que engordar diez kilos y dejarme la barba más larga porque también formaba parte de la transformación.
–¿Cambió en algo el actual presidente respecto del que le contaron de otras épocas?
R. R. D.: –No, porque Lula tiene un posicionamiento muy claro. Consiguió crear una diplomacia muy buena con los dos lados: tanto con los empresarios como con los trabajadores.
–Los detractores del presidente tildaron a la película de oportunista por haberse estrenado en un año electoral. ¿Fue por esto que ustedes no aceptaron ninguna ayuda del gobierno para su concreción?
L. C. B: –En ningún momento pensamos en hacer esta película como una producción de propaganda, de exaltación de Lula o del partido. Tanto fue así que después del estreno, mucha gente del PT la criticó porque no hablaba del PT. No era nuestra intención hacer una película política, sino humanista, de comportamiento humano y de capacidad de superación de las dificultades. Nada más que esto. Es una película de emoción humana, de relaciones familiares, de una relación profunda y sentimental entre una madre y sus hijos, y no política. Hicimos una película que era inatacable desde el punto de vista político. Pero como se estrenó en un año electoral muchos pensaron que era para promover la elección de Dilma, la candidata. Esto no se corresponde con la realidad. Primero, la película fue hecha sin ningún tipo de apoyo del gobierno ni subsidios. No hubo recursos de medios oficiales. Ninguno. Hicimos la película que queríamos hacer, con total independencia. Pero como es emocional, algunos pensaron que podría incidir en la elección: una verdadera insensatez.
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