CINE › EMPEZO EL BUENOS AIRES ROJO SANGRE
El encuentro anual dedicado a exhibir films de terror, fantástico y bizarro, se desarrollará hasta el próximo miércoles en el Monumental Lavalle. En el marco del B.A.R.S. se llevará a cabo un homenaje al grupo Farsa, uno de los más productivos del “movimiento”.
› Por Andrés Valenzuela
Tiene una definición larguísima: “Festival internacional de cine ultraindependiente de terror, fantástico y bizarro”. Para sus seguidores es, sencillamente, “el B.A.R.S.”: Buenos Aires Rojo Sangre, un encuentro anual dedicado al cine de género que lleva 11 años convertido en refugio para muchos militantes del celuloide. Esta edición comenzó ayer y culmina el próximo miércoles. Son siete días a pura entraña en el complejo Monumental Lavalle (Lavalle 780, Capital Federal), con entrada a 10 pesos por función.
Si el grueso de la producción independiente local se lleva las palmas internacionales y la mayoría de los subsidios oficiales, las obras que se presentan en el B.A.R.S. se mueven por los márgenes, desconsideradas por la mayoría de la crítica y en el mejor de los casos expuestas sólo como curiosidad por los programas de cultura general.
Este año la propuesta se articula en torno de seis ejes: dos competencias (una iberoamericana, otra mundial), un panorama sobre el medio, una retrospectiva, la habitual sección de cortos, la otra tradicional sección Lovecraftiana –en torno del maestro de relato sobrenatural Howard Phillips Lovecraft– y un merecido homenaje a Farsa Producciones en su vigésimo aniversario, acaso el colectivo más pujante y exitoso del sector, que incluso llegó a conquistar el festival independiente porteño Bafici.
En la sección Internacional Competitiva se podrán ver tres cintas argentinas: Incidente, que se anuncia como “una asfixiante película filmada en un único plano-secuencia”, Nunca más asistas a este tipo de fiestas, último trabajo de la gente de Farsa (y secuela de Nunca asistas a este tipo de fiestas), y MyM: Matilde y Malena, filmada en la capital cordobesa por Víctor Curay Fernández. Entre las propuestas extranjeras figuran Death Kappa (una de monstruos gigantes que pisotean ciudades), Yakuza-Busting Girls, suerte de “su-shi western... protagonizado por una porno-star”, y la explícita The life and death of a porno gang, suerte de road movie ultraviolenta de origen serbio. También se podrán ver otras producciones norteamericanas, italianas, españolas y hasta una reversión de la fábula de Caperucita Roja por el cineasta cubano Jorge Molina.
Fuera de competencia será posible ver la argentina El bosque y la argentino-costarricense Donde duerme el horror, primera cinta del género rodada en el país centroamericano. Los seguidores de Lovecraft podrán disfrutar de La herencia de Valdemar y de una curiosidad: una comedia sobre los monstruos tentaculares en The Last Lovecraft: Relic of Cthulhu, que muestra una saludable capacidad del medio para reírse de sí mismo. Para recuperar memoria se proyectará El Inquisidor, de Bernardo Arias, cinta que en su momento fue prohibida por el censor implacable de la dictadura Miguel Paulino Tato.
Además habrá otras actividades, como la ya tradicional “ZombieWalk”, donde chicos y muchachas disfrazados de muertos resucitados recorrerán parte de la ciudad (el domingo a las 15 saliendo desde Plaza San Martín). Habrá charlas sobre efectos especiales y sobre cómo encarar una primera producción cinematográfica independiente.
Ya que el B.A.R.S. funciona a modo de cita ineludible para quienes aman el cine fantástico y es un punto de encuentro para aunar fuerzas y proyectos, es natural entonces que el festival rinda homenaje a uno de los grupos más fructíferos del movimiento: Farsa Producciones, que cumple veinte años. En dos décadas, el grupo integrado por Pablo Parés, Hernán Sáez, Berta Muñiz, Walter Cornás y Paulo Soria tiene varios hitos en su haber. Constituyeron el cine de zombies nacional cuando en 1997 lanzaron Plaga zombie con un presupuesto irrisorio (150 dólares). En el mismo acto, de paso, renovaron el interés de los cineastas argentinos por el cine de terror. En 2001 lanzaron la secuela, Zona Mutante, y el año que viene aparecerá Plaga zombie: revolución tóxica, tercera parte de la saga, que se encuentra en postproducción.
Desde ya, no fueron sus únicos trabajos. Filmatrón fue rechazada en la competencia oficial del Bafici, pero recibió el Premio del Público de ese festival, para sorpresa de propios y ajenos. Al día de hoy, esta película es enarbolada por quienes hacen del cine de género una militancia como la demostración de que es posible hacer buen cine fantástico en el país, y que sólo debe brindársele un espacio y tiempo para desarrollarse.
El grupo también coqueteó con el cine más taquillero (en 100% Lucha: el ataque de los clones) y filmó decenas de videoclips. Además, propuso una mirada estética renovadora en Kapanga: todoterreno, que el Suple NO de este diario destacó especialmente cuando fue su estreno.
Por supuesto, ni lo de Farsa ni lo del B.A.R.S. mismo es cine tradicional. Tampoco es que todas sus propuestas sean excelsas; como en cualquier festival, será posible encontrar mejores y peores producciones. Lo que queda claro es que difícilmente puedan encontrarse películas como estas en las salas comerciales.
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