En el origen fue un trailer. En el proyecto Grindhouse, pergeñado a cuatro manos entre Quentin Tarantino y su amigote Robert Rodríguez, del cual salió el doble programa de A prueba de muerte y Planet Terror (que aquí se conocieron por separado), aparecía la cola de una tercera película clase B, que para ese entonces aún no existía. Era apenas una expresión de deseos, una boutade más de ese manifiesto por la reivindicación de las “exploitation movies”. ¿Cómo sería una película con un brutal killer mexicano dispuesto a vengar todas las iniquidades con que las fuerzas vivas de los Estados Unidos humillan a los inmigrantes ilegales que llegan del sur del Río Grande? Bueno, esa película ahora ya está entre nosotros: se titula como héroe, Machete, y está protagonizada por Danny Trejo, un ex presidiario y eterno villano secundario, ascendido aquí a la estatura de ángel vengador, un lacónico tótem azteca de casi dos metros de altura y una cara que parece cortada a hachazos y pulida con papel de lija.

Si ya en Planet Terror, Rodríguez se las ingeniaba –siguiendo la huella de la saga de zombies de George Romero– para contrabandear temas de orden político en una celebración del cine de género y el comic, aquí en Machete la estética berreta no excluye lo expresamente político, que es el primer motor de toda la trama. Traicionado en el prólogo por unos barones de la droga que hacen negocios a ambos lados de la frontera, el bueno de Machete –“ex CIA, FBI y DEA, todo mezclado en un maldito burrito”, como lo define, con una mezcla de miedo y desprecio, uno de sus oponentes– se ha convertido en un paria, un inmigrante ilegal más de los que deambulan por Texas en busca de trabajo y comida. Lobo solitario, Machete descree de La Red, un sistema de solidaridad entre inmigrantes comandado por una revolucionaria que se hace llamar “Shé” (Michelle Rodríguez), inspirada tanto por el Che Guevara como por la poderosa heroína de la novela de Rider Haggard. Pero una nueva y rocambolesca traición le hará ver quiénes están de su lado y quiénes son sus enemigos.

Y tiene toda una lista de nombres famosos para elegir de contrincantes. Robert De Niro, en su mejor papel en años, es un senador republicano para quien el mejor mexicano es un mexicano muerto. Tiene como asociado a Jeff Fahey (Lost), su siniestro recaudador de campaña, que brega por un muro aún más alto entre los Estados Unidos y México porque entiende que así el valor de la droga va a trepar tanto como las alambradas. Don Johnson es un “vigilante” que ejecuta mexicanos a sangre fría en nombre de sus ancestros: “Están invadiendo la tierra de papi”, se queja, detrás de su sombrero de cowboy y sus eternos anteojos oscuros. Y el resucitado Steven Seagal encarna a un barón de la droga mexicano de gustos orientales, no tanto por sus devaluadas dotes en las artes marciales como por su trajecito de cuello Mao y su “secretaria” asiática con cara de mala.

Del lado de los buenos se enrola Cheech Marin como un cura de armas llevar (“Dios perdona, yo no”, dice después de volarle la cabeza de un escopetazo a un sicario que osó blasfemar en su iglesia) y todo un gineceo de estrellas: la mencionada Michelle Rodríguez (de parche en un ojo y bikini de cuero negro para la pirocténica secuencia final); Jessica Alba, como una poli de “la migra” que lucha, arriba de unos tacos aguja, contra la corrupción en su fuerza, y Lindsay Lohan, que cuando no está desnuda lleva atuendo de monja y calza un Magnum 44.

A diferencia de Sin City, su pretenciosa versión del comic de Frank Miller, que se tomaba las cosas más en serio, aquí Rodríguez la juega en plan de chacota. Hay autos tuneados, mujeres de curvas sinuosas y tanta grasa por todos lados que Machete parece haber sido concebida para verla en una gomería de barrio. No siempre la película es graciosa, pero nunca deja de ser deliberadamente chocante para el gusto mainstream de Hollywood, no sólo por su espíritu trash, sino también porque sugiere que detrás de cada jardinero, lavaplatos, niñera y portero mexicano se esconde todo un ejército de las sombras capaz de levantarse en armas contra la clase blanca dominante.

7-MACHETE

Estados Unidos/2010

Dirección: Robert Rodríguez y Ethan Maniquis.

Guión: Robert Rodríguez y Alvaro Rodríguez.

Fotografía: Jimmy Lindsey.

Música: Chingon.

Edición: Rebecca Rodríguez y Robert Rodríguez.

Diseño de producción: Christopher Stull.

Intérpretes: Danny Trejo, Robert De Niro, Jessica Alba, Steven Seagal, Michelle Rodriguez, Tom Savini, Jeff Fahey, Cheech Marin, Don Johnson, Shea Whigham y Lindsay Lohan.