CINE › EL SISTEMA DE VOTACION DE LOS FILMS QUE REPRESENTAN A LA ARGENTINA
Frente a la polémica suscitada por la supuesta “falta de representatividad” que acompañó la elección de Aballay..., el presidente de la Academia local, Juan José Campanella, destacó que votó el 30 por ciento de los miembros habilitados. “Es un porcentaje alto”, dice.
› Por Emanuel Respighi
El lunes pasado, la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Argentina eligió a Aballay, el hombre sin miedo como la película que representará al cine nacional en la próxima entrega de los premios Oscar, en la categoría Mejor Película en Lengua no Inglesa. El western criollo de Fernando Spiner fue el más votado, con 22 de los 69 sufragios emitidos. Sin quitarle méritos a la película, basada en el cuento homónimo del escritor mendocino Antonio Di Benedetto, la cantidad de votos obtenidos y la regular asistencia de votantes –menos del 30 por ciento de los 227 socios habilitados emitieron su sufragio– generaron cierta polémica respecto de la representatividad de los films elegidos por la Academia local, y cierta inquietud por conocer los motivos de tan baja concurrencia al escrutinio. Página/12 dialogó con Juan José Campanella, presidente de la Academia, para aclarar algunos puntos respecto del sistema de votación de la relativamente joven asociación.
–¿Cuáles son los requisitos que se necesitan para ser miembro de la Academia?
–No hay Academia en el mundo que tenga una lista de “requisitos” cinematográficos o profesionales. Básicamente, ser argentino residente y ejercer reconocidamente su profesión en una de las diez ramas representadas (producción, guión, dirección, interpretación, dirección de fotografía, dirección de arte, compaginación y sonido, música, animación y efectos especiales). Esos criterios se estipularon tomando como base los estatutos de la Academia de España. Un miembro de la Academia tiene que tener un compromiso probado con el cine como actividad primordial en la vida, o en el caso de gente muy joven, una obra que haya tenido repercusiones que justifiquen su presencia. Además, debe ser invitado por dos miembros. Pero, como en todas las Academias del Mundo, cada caso se juzga individualmente. Los potenciales miembros pueden presentarse por propia iniciativa o ser invitados.
–¿Quiénes tienen derecho a voto?
–Los miembros numerarios, los miembros de honor y los miembros supernumerarios. Los únicos que no votan por estatuto son los miembros asociados, que son los que no están representados en una de las nueve ramas, pero que su trabajo está relacionado y es artífice fundamental en el funcionamiento de la industria. Además, se considera el estado de deuda de las membresías de los socios: los que no tienen la cuota anual de 180 pesos al día están inhabilitados de votar.
–¿Cree que son suficientes los 227 miembros que estuvieron habilitados para votar y que son representativos?
–No son 227 los miembros de la Academia. A principios de año la Academia contaba con 339 socios. En el año, los fallecimientos y las bajas sumaron 22 miembros. La comisión decidió dar de baja de la Academia a 43 miembros que nunca pagaron la cuota. Ahora hay 276 miembros, de los cuales 49 están inhabilitados para votar. 227 eran los socios habilitados para emitir su voto. Creo que es representativa, pero puede y debe serlo aún más. Entre los miembros hay individuos de todas las edades, niveles de experiencia y tendencia. Sería excelente que artistas y profesionales del cine se acercaran a la Academia a participar.
–Para la elección de la representante al Oscar votaron 69 miembros, menos de un tercio de los asociados, ¿qué lectura hace de la concurrencia tan baja, que es menor a los 78 que eligieron Carancho el año pasado?
–El porcentaje de personas que vota es similar al de otras Academias, como la española. Además, el 30 por ciento de participación es alta, más alta que el porcentaje de gente que participa en cualquier grupo de cualquier actividad. Aun los 69 votos de este año no son pocos, y estadísticamente, la cifra es alta. No creo que, de haber votado más gente, el resultado hubiera sido muy distinto. Los 69 votos no quitan para nada validez a la votación. Es una respuesta a título personal, no como presidente de la Academia. No conocemos quiénes votaron y quiénes no, en cuyo caso podríamos tener un panorama más claro. Cuando el voto, de cualquier cosa, no es obligatorio, uno vota si tiene una motivación fuerte, una pasión, algo por qué “hinchar”. Vemos que hay más votantes cuando existen películas que consensúan más opiniones, cuando hay películas favoritas, cuando hay films que despertaron una respuesta emocional. El hecho de que no haya una película de consenso puede ser un motivo. Otro que se escucha es que mucha gente elige autoexcluirse de la votación, al recibir la lista de alrededor de 100 películas posibles y descubrir que ha visto muy pocas de ellas. Sienten que no pueden emitir un juicio valorable. Por supuesto que también, como en todo, están los que no les interesa (¡el 30 por ciento de la población no vota para presidente de la Nación!), los que hacen de su falta de voto una protesta, y muchas otras razones menores. Es una opinión personal, debatible, por supuesto.
–¿Qué otras actividades realizan desde la Academia?
–La Academia se mueve de una manera totalmente ad-honorem y todo lo que podemos hacer depende de esfuerzos de voluntad y momentos libres. Nuestro presupuesto es casi inexistente, y funcionamos en oficinas de miembros de la comisión. No tenemos lugar propio. Por un motivo u otro, las actividades fuera de la adjudicación de los premios han sido difíciles este año. La participación política y cultural de la Academia, muchas veces, se ve limitada no sólo por el particular momento que vivimos, sino por la atomización de la industria del cine, atomización de la cual no tenemos ninguna responsabilidad, sino que somos simples espejos.
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