CINE › JUAN BAUTISTA STAGNARO DIRIGIO FONTANA, LA FRONTERA INTERIOR, QUE SE ESTRENARA EL JUEVES
Luis Jorge Fontana fue el fundador de la ciudad de Formosa, el primer gobernador de Chubut, llegó a coronel del ejército y fue un importante naturalista, pero sólo se lo conoce en las provincias en las que desarrolló su acción.
› Por Oscar Ranzani
El mayor Luis Jorge Fontana tuvo una importante trayectoria como militar y como naturalista, una doble identidad que le generó más de un conflicto interior. Su vida transcurrió en Chaco, Formosa, San Juan y Chubut, los territorios donde cimentó su carrera y profundizó cambios que eran impensados en la Argentina del siglo XIX. Si bien en Buenos Aires pocos lo conocen, Fontana fue el fundador de la ciudad de Formosa, el primer gobernador de Chubut –poco tiempo después del genocido de Julio Argentino Roca–, tuvo contactos con pueblos originarios del Chaco y, en el ocaso de su carrera militar, realizó una obra importante en San Juan. Su período de actividad está comprendido entre 1879 y 1910, una época muy poco abordada por el cine argentino. Hasta que Juan Bautista Stagnaro recibió una propuesta para realizar un largometraje que, sin ser una biografía, repasa los aspectos más destacados de la vida de Fontana. La ficción histórica de Stagnaro se titula Fontana, la frontera interior y se estrenará el próximo jueves en la cartelera porteña.
Para construir su ficción, Stagnaro recurrió a muchos escritos, pero sobre todo a los que dejó firmado Fontana, “un personaje del que él mismo, en su propia acción, iba dejando rastros, iba escribiendo”, relata Stagnaro en diálogo con Página/12. El primero de ellos es un libro sobre el Chaco y el segundo, un diario de viaje por la Patagonia. “El tercero es un maravilloso texto escrito en la vejez que se llama Carta abierta, donde explica un poco el sentido de los actos desde su punto de vista. Hay muchos libros que leí, básicamente estos tres registros de su propia vida”, cuenta el cineasta, que filmó la película en las cuatro provincias clave en la vida de Fontana.
–¿Por qué decidió narrar la película prácticamente desde el punto de vista del personaje?
–Porque él es el que atraviesa toda la historia. Si hubiera hecho una sola unidad, por ejemplo, hubiera tenido la posibilidad de contarla desde otro punto de vista. Pero al atravesar cuatro provincias, cuatro realidades sociales y geográficas diversas, no me quedó otra opción que contarlo desde Fontana mismo. Y además, porque él tenía esa especie de duplicidad del que acciona y del que duda y escribe. Es como si fueran dos personajes. Es alguien que se está observando a sí mismo.
–¿Cómo se combinaba en una misma persona la humanidad de Fontana con la mente fría del militar?
–Esa es la contradicción. Era un personaje que tenía muchos enigmas. Siendo secretario fue designado para fundar una ciudad (Formosa). Le dieron misiones como, por ejemplo, atravesar El Impenetrable para unir el río Paraná con Salta. O recibió la misión de presentarse ante el propósito independentista de los colonos galeses que querían establecer una especie de Malvinas 2; es decir, una colonia. Recibía misiones que eran muy importantes; sin embargo, no llegó al tope de su carrera: en el final era coronel y ése fue el rango máximo. Yo digo que era un militar imperfecto y ésa es su mayor grandeza. Se decía que no pertenecía a la logia de los militares que posibilitaba el ascenso a las categorías superiores. Pero yo creo que, más que eso, como personaje, es notorio que sentía la contradicción de pelear contra lo que era un objeto de estudio. Lo más rico es justamente esa contradicción.
–¿Cómo analiza el momento histórico del país que atravesó la vida de Fontana?
–Fue una época donde se vivieron todas estas contradicciones. Hoy aparece el tema de las tierras de los qom, reivindicaciones sobre las tierras patagónicas, el tema de la posibilidad de una ley de propiedad de tierras. Son todos elementos que se generaron en esa época, que está muy poco tratada por el cine y por la literatura. Además, el diseño social que tenía el país no era sólo consecuencia de Fontana, pero en todo caso él fue una especie de personaje arquetípico en esa época, en la que había que consolidar un espacio que hoy nos parece que hubiera existido durante toda la vida. Pero no es así.
–¿Cuáles fueron las causas de la fundación de Formosa que protagonizó Fontana?
–Bueno, Formosa se creó por un fallo perdido con el entonces presidente de Estados Unidos, Rutherford Hayes. Se había establecido un laudo arbitral. Durante la guerra del Paraguay, la Argentina había ganado una ciudad que estaba mucho más al norte de Formosa y en el laudo del presidente Hayes se estableció que se debía devolver esa ciudad a los paraguayos. Por eso hoy la ciudad se llama Villa Hayes. Los paraguayos le dieron el nombre del presidente norteamericano. Eso generó la necesidad de un repliegue de toda la población argentina que durante la guerra con el Paraguay había ocupado ese espacio. Entonces, generaba un vacío y la necesidad de crear una ciudad de frontera que supliera a la ciudad que hoy es Villa Hayes, que se debió reintegrar al territorio paraguayo. Y él cumplió esa misión: elegir las tierras donde fundar una ciudad. Por eso es, obviamente, el fundador de Formosa.
–¿Cómo observa el hecho de que Fontana llegó a ser gobernador de Chubut, poco después de la siniestra expedición de Roca?
–La expedición de Roca, obviamente, reprimió y asesinó a los aborígenes y produjo un corrimiento hacia la cordillera. Pero generó, entre comillas, un espacio vacío que era apetecido por el ejército chileno. No sólo eso sino que, además, existió la posibilidad por parte de la propia colonización de los galeses que venían escapando de la ocupación inglesa en las islas, y trataron de generar una nueva Gales del Sur. Se generó una especie de espacio vacío que era apetecido por diferentes naciones. Lo que hizo Fontana, mediante la negociación con los galeses, prácticamente sin ejército, fue generar la ocupación de ese espacio para la nación argentina. Por eso es que en la actualidad todavía hay voces que señalan reivindicaciones territoriales de los chilenos sobre la Patagonia o de los ingleses sobre este territorio.
–¿Y con el tiempo el militar se fue convirtiendo en un hombre más político?
–La respuesta es sí, a pesar –probablemente– de su propia intención. En la última etapa de su vida, en San Juan, tuvo enorme cantidad de actividades diversas: fundó un observatorio sísmico, un diario, fue diputado y senador provincial, participó en la educación. Tuvo múltiples actividades en San Juan, estando ya retirado. De cualquier manera, nunca dejó de sentirse militar. Incluso allí recibió un último ascenso que, en realidad, fue el último porque estaba retirado. Decía que nunca dejó de sentirse militar, pero todas las actividades que desarrolló en San Juan fueron básicamente civiles.
–¿Cree que es alguien olvidado por la historia oficial?
–No, yo he conversado con muchos historiadores y se conoce a Fontana. Creo que se da un tema de regionalización. En Buenos Aires no se lo conoce. No es que se lo ha olvidado; directamente, no se lo conoce. Eso no sucede en Formosa, donde es una especie de héroe provincial; lo mismo en Chaco. Y en Chubut un poco menos, pero también se lo reconoce. De hecho, existe un lago Fontana, por ejemplo. En todo caso, más allá de Fontana, hay que reivindicar la acción de mucha gente de la que prácticamente se desconoce todo en función de que nuestra realidad sea como es.
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