Justo el día de su estreno comercial, la versión inglesa de la página web del Festival de Cannes dio una noticia de último momento: “En competencia, se ha unido el film número 20 a las 19 películas ya seleccionadas: es Crónica de una fuga, del director IsraelíAdrián Caetano, anunciada previamente en la sección paralela “Un certain regard”. Bueno, obviamente, Israel Adrián Caetano no es exactamente un “director israelí”, sino que parece estar cosechando su propia siembra de la confusión, debido a su decisión de imponer su primer nombre comercialmente a la hora de firmar las películas. Pero ésta no fue la única noticia del día del estreno: pocos minutos después de comunicarse con Página/12 telefónicamente, Caetano (junto a Rodrigo de la Serna, Pablo Echarri y uno de los productores, Oscar Kramer) iba a ser recibido en la Casa de Gobierno por el presidente Kirchner, entusiasmado por el estreno de Crónica... El film producido por Kramer & Sigman Films y la Fox Argentina relata el escape de cuatro detenidos (hasta entonces) desaparecidos de la Mansión Seré, basada en el libro Pase libre de Claudio Tamburrini, uno de los fugados en 1978. Al final, a Casa Rosada fueron todos menos el director.

“Te pone muy contento, estoy contento con lo de Cannes, lo voy a madurar mejor después. La competencia oficial está integrada por monstruos, y quiero estar contento sólo de estar ahí. Calculo que sí le va a servir también comercialmente a la película, aunque ése es un tema de mi productor, sobre todo para ingresar al mercado europeo”, dijo Caetano a este diario sobre el festival que se realiza entre el 17 y 28 de mayo en Francia. “En la Selección Oficial hay tipos que realmente tienen una gran carrera, la hija de Coppola, Ken Loach, que hizo varias películas de peso pesado, o Michael Moore”, analizó el habitualmente lacónico Caetano. De hecho, este año entre las otras 19 películas está Volver, de Pedro Almodóvar; Marie-Antoniette, de Sofía Coppola; The wind that shakes the barley, de Ken Loach; e Il Caimano, de Nanni Moretti, entre muchas otras producciones de primer nivel. “Así que antes, estando en la otra selección, tenía más ambiciones de ganar un premio, pero estar en la competencia oficial ya lo siento como un premio. Es como un premio antes de empezar.” Por otro lado, en el lugar de la película de Caetano en “Un certain regard” fue elegida Two Thirty 7, de Murali K. Thalluri.

En Crónica de una fuga el director de Pizza, birra y faso, Bolivia y Un oso rojo, vuelve a apostar por el cruce entre el cine de género y las situaciones cargadas de significación social y política. Esta vez trabaja con la acción, el terror y el suspenso atravesando una temática dura que es, a la vez, un género todavía a trabajar: la de la última dictadura militar, los condenados a muerte sin juicio ni jueces ni conocimiento alguno. Sobre la visita al presidente relató: “Nos llamó Kirchner, no sé muy bien para qué, pero es muy raro. Estoy en el taxi yendo, pero no estoy muy seguro de tener que ir. Todavía lo estoy dudando”.

–Se va a sentir como Bono, sacándose la foto.

–Pero Bono es un ladro, no es como yo.

Después, Caetano dijo: “Me parece que hay que ocupar los espacios que uno va generando”. En la reunión estuvieron todos los participantes de la película, incluido Claudio Tamburrini, pero a último momento el director desistió. “Me parece que no tenía mucho que hacer ahí”, dijo después.

En una entrevista publicada el miércoles pasado en Página/12, Israel Adrián había dicho que su intención no era mostrar el horror puro como un fin en sí mismo. “Yo cautivo público con escenas bastante duras, pero el horror puro no sirve. Sin embargo, hay muchos directores de cine que tienen prejuicio con el espectador. Los films sobre la dictadura se transformaron en un discurso reiterado. Creo que se debe a que la historia no está resuelta.” Con ánimo de sumar un aporte a ese debate pendiente, Crónica... plantea un cruce de géneros para una temática más acostumbrada a tratarse desde un costado testimonial. “Es necesaria una autocrítica de la lucha armada, pero no un mea culpa, sino volver a pensar sobre lo que se hizo y qué no se hizo. Es una especie de educación que falta, el debate sobre la lucha armada”, opinó Caetano. “Hay que dejar claro que el plan era para instalar un modelo económico.”