CINE › EN EL LEGADO DE BOURNE, TONY GILROY REFORMULA UNA SAGA QUE RECAUDó DOS MIL MILLONES
Desde el momento en que Matt Damon y Paul Greengrass dieron un paso al costado, los productores se rompieron la cabeza para encontrar una continuación. La solución vino de la mano de quien fue guionista de las tres primeras, ahora director.
› Por Emma Jones *
Todo lo bueno debe terminar... excepto en Hollywood, donde, al modo del mismo Jason, la serie de thrillers de espías Bourne sigue corriendo. El jueves pasado se descorrió el telón en Estados Unidos sobre The Bourne Legacy, la cuarta película de la serie basada en las novelas de espías del ya difunto Robert Ludlum: un reboot de la franquicia que consiguió casi dos mil millones de dólares en las boleterías del mundo. Reboot es el término que reemplazó a remake como palabra clave en los estudios cinematográficos, una manera de insuflarle nueva vida a una lucrativa y querida serie de películas luego de que el elenco y equipo originales dicen adiós.
No habrá un Jason Bourne en The Bourne Legacy, aunque anda por ahí, en algún lado. Al terminar El ultimátum de Bourne, el protagonista Matt Damon dijo que ésa sería la última. Lo mismo dijo el director Paul Greengrass y, sorprendentemente, ambos lo dijeron en serio y cumplieron con lo prometido. Pero, a diferencia de ellos, el estudio consideró que quedaba tela por cortar. Entonces llegó el momento de crear un personaje completamente nuevo, el agente especial Aaron Cross, encarnado por Jeremy Renner (Vivir al límite), mientras que Tony Gilroy, director de Michael Clayton, quedó a cargo del proyecto. Obviamente contó con la ventaja de haber sido el guionista de la serie Bourne desde el comienzo, lo que le permitió estar bien empapado en ese universo de oscuras agencias gubernamentales y espionaje. “Tras el final de El ultimátum de Bourne, el estudio tenía un gran apetito por hacer una cuarta parte”, recuerda Gilroy. “Pero yo estaba fuera de la fiesta, mientras que un montón de gente muy piola trataba de ver qué hacer”, ironiza.
A fines de 2010, la sensación colectiva de estar rascándose la cabeza sin saber qué hacer llevó a que los ejecutivos se aproximaran a Gilroy y le pidieran que pensara en un concepto que les permitiera hacer una cuarta película con todas las marcas de fábrica de Bourne: sorprendentes escenas de riesgo, locaciones que quitan el aliento y capas de teorías conspirativas a veces agotadoras. La idea de Gilroy era hacer la trama más larga y más sombría. “Entonces, en las primeras tres películas, la gente se enteraba del involucramiento de Jason Bourne en el programa Treadstone de la CIA, y quizá pensaron que habían visto un mundo entero”, explica el realizador. “Pero en los primeros minutos de El legado de Bourne uno se da cuenta de que la historia de Jason Bourne es sólo una pequeña pieza de una conspiración mucho más grande, llena de tapaderas diferentes. En esta película realmente vemos cosas distintas.” Los eventos que tenían lugar en la última película servirán de telón de fondo para los fanáticos. “Como se recordará, en la última película, Bourne quedaba expuesto. Eso funciona como chispa para la nueva trama. A través de esta película se ven instantáneas de la anterior”, dice Gilroy.
Renner cuenta con el apoyo de un elenco de pesos pesado, que incluye a Edward Norton como una marioneta del gobierno que hace parecer amistosa a la CIA, y a Rachel Weisz como una científica que deberá descubrir a su Lara Croft interior si quiere mantenerse con vida. Pero, aunque suene duro, el éxito de la película descansa en los cargados hombros de Renner: el actor ya conformó a la audiencia con sus roles secundarios en Los Vengadores y Misión Imposible: Protocolo Fantasma, pero éste es su test crucial para saber si es el héroe protagonista de acción para el que Hollywood parece estar preparándolo. En su primer fin de semana de exhibición, el público estadounidense le dio la derecha, con una recaudación total de 40,2 millones de dólares.
“El problema era claro: ¿cómo reemplazás a alguien del calibre de Matt Damon?”, pregunta Gilroy. “El nuevo protagonista necesitaba ser muchas cosas. En primer lugar, necesitás un fantástico actor dramático. Jeremy probó ser eso en Vivir al límite. Después necesitás a alguien que no sea fácilmente identificable, que todavía no haya puesto su rostro a una franquicia. Y para todas esas escenas de acción necesitás a un atleta. En esta película, Jeremy hace la gran mayoría de las escenas de riesgo. Según lo veo yo, es un actor que la pega en los tres niveles.” Y en última instancia, ¿realmente importa si es Matt Damon o Jeremy Renner quien asume el rol protagónico, si los fanáticos están decididos a seguir comprando la marca Bourne? Después de todo, Bond, la franquicia con la que se suele comparar a menudo a Bourne, ha sido muy exitosa en eso de resetearse y reinventarse una y otra vez a lo largo de cincuenta años.
El Hombre Araña tuvo el mismo tratamiento más temprano este año, luego de que Tobey Maguire y el director Sam Raimi abandonaran la producción apenas unas semanas antes de que llegara la fecha de comienzo de rodaje de la cuarta película. La nueva versión, protagonizada por Andrew Garfield, ya superó los 500 millones de recaudación. El nuevo Superman, a cargo de otro inglés, el actor de Los inmortales Henry Cavill, llegará el año próximo. Transformers 4 ya está en producción, sin ningún intérprete original en sus filas. Y aquellos que hayan visto El caballero de la noche asciende saben que allí hay una clara indicación de que la franquicia continuará, aunque ya no estarán ni el actor Christian Bale ni el director Christopher Nolan. “Por supuesto que el estudio querrá hacer las partes cuatro, cinco y seis”, dijo hace poco Gary Oldman, que interpretó al Comisionado Gordon en la trilogía. “¿Pueden imaginar por qué? Clink, caja. Clink, caja.”
Cuando las películas más exitosas en la taquilla tienden a ser las que ya tienen una base de fanáticos lista para usar, se puede ver la razón de la continuidad. Al menos mientras haya demanda. Y los realizadores de la nueva Bourne tienen confianza de que su público sigue ahí fuera, ávido de otras historias. “Me han venido a decir ‘estas películas me gustan mucho, espero que las sigan haciendo’”, recuerda el productor Patrick Crowley. “Si hiciste tres películas y la gente todavía tiene ganas de ver una cuarta, no veo por qué no hacerla.” Como director y guionista, Gilroy prefiere mantener un bajo perfil sobre si habrá una quinta entrega de Bourne y, en ese caso, si él tendrá algo que ver en el asunto. De hecho, incluso el guión fue armado de tal manera que el Jason Bourne de Matt Damon podría volver cuando quisiera. Un reboot del reboot. Eso sí sería algo nuevo, incluso para Hollywood.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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