Vie 15.11.2013
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CINE › TREINTA Y TRES AÑOS DESPUES DE SU PRIMERA EXHIBICION SE ESTRENA EN BUENOS AIRES ARREBATO

La revancha de un film maldito

Película clave de la movida madrileña, cuenta con figuras centrales de ese fenómeno, como Eusebio Poncela y Cecilia Roth. Su director, Iván Zulueta, fue un cineasta de culto que falleció en 2009, justo cuando su película comenzaba a tener mayor repercusión.

› Por Horacio Bernades

“Hay días que lo llevo bien, pero en general no me arriesgo a verla, me duele demasiado”, confesó Iván Zulueta, en ocasión de un homenaje y refiriéndose a Arrebato, su largo único y mítico, que hoy se estrena en Buenos Aires. Treinta y tres años después de la primera exhibición del film, este estreno atrasadísimo debe ser visto, sin embargo, más como un triunfo que una derrota. Es que además de única y mítica, Arrebato es, en todos sus términos, una película maldita: por eso al propio Zulueta le dolía verla. Tan maldita que su conocimiento más o menos masivo no tuvo lugar en el momento del estreno oficial (1980), cuando no fue nadie a verla, sino un cuarto de siglo más tarde, gracias a una edición en DVD que acompañaba la edición dominical del diario El País. Y finalmente en 2008, cuando se lanzó una edición especial, remasterizada y con extras. Esa copia, que pudo verse al año siguiente en el Festival de Mar del Plata, es la que llega ahora, en el sistema de proyección DVD, a la sala BAMA. La del viejo cine Arte, en Diagonal Norte a pasos de Cerrito, donde sentó sus reales el Arteplex Centro.

Film clave de la movida, Arrebato cuenta con figuras centrales de ese fenómeno. Empezando por su protagonista, un Eusebio Poncela que tenía encima una experiencia de diez años en cortos, largos y televisión, pero para quien el papel de José Sirgado resultaría consagratorio. A su lado, Cecilia Roth, veinteañera y llegada a España cuatro años antes, a esa altura ya con varios aportes en cine. En roles secundarios, Olvido Gara, antes de asumir el nombre artístico de Alaska, y Helena Fernán Gómez, hija de Fernando y artista de culto para la movida gay y queer del momento. La dirección de fotografía estuvo a cargo de Angel Luis Fernández, fotógrafo de las primeras películas de Almodóvar, y el propio Pedro dobló la voz de Helena Fernán Gómez. Es que la muchacha tenía un timbre de voz demasiado grueso, y para su papel de travesti Zulueta quería un registro más agudo. Solución: Almodóvar, falseando voz finita (y no acreditado, por supuesto).

Nacido en San Sebastián en 1943 y fallecido en 2009 –¡justo cuando la película que le dio fama tenía su consagración definitiva!–, Juan Ricardo Miguel Zulueta Vergarajauregui (a quien sus padres no pudieron registrar como Iván, por tratarse de un nombre ruso, toda una herejía en tiempos del franquismo) nació en cuna de oro. Abogado, el padre descendía de una familia de terratenientes, dedicados a la producción de azúcar en Cuba. Pero también fue director del Festival de Cine de San Sebastián. La madre, pintora. Si se suman cine y artes plásticas se obtiene a Iván Zulueta, que estudió lo segundo en Nueva York y lo primero en la Escuela Oficial de Cinematografía madrileña, donde tuvo por compañeros a Pilar Miró y Jaime Chávarri. Estrechamente vinculado al arte pop, Zulueta incursionó desde fines de los ’60 en el videoclip televisivo, codirigió junto a su mentor José Luis Borau (director de la célebre Furtivos) el largo musical-experimental Un, dos, tres, al escondite inglés –claramente influido por los films de Richard Lester– y comenzó a filmar cortos experimentales en Súper 8, con títulos como A Malgam A y Leo es pardo.

Zulueta se hace famoso, desde fines de los ’70, como diseñador de afiches. De él fueron, entre otros, los de Asignatura pendiente, Laberinto de pasiones, el reestreno de Viridiana y, claro, el de Arrebato (ver foto). Claramente autorreferente, Arrebato tiene por protagonista a José Sirgado, realizador de cine de terror clase B, subgénero que apasionaba a Zulueta. Sus problemas para terminar las películas baratísimas que rueda, el imprevisto regreso del ex amor de su vida (Roth, que no le saca el cuerpo a más de un desnudo) y su adicción a la heroína lo tienen mal. En esas circunstancias recibe un paquete, enviado por alguien a quien vio sólo dos veces. Se trata de Pedro (interpretado por Will More, figura de la noche madrileña), primo de su ex novia, que vive junto a la mamá en una zona apartada y, un poco como el Norman Bates de Psicosis, no las tiene todas consigo.

Además de su afición por los muñequitos infantiles y los álbumes de figuritas sobre clásicos de Hollywood, Pedro filma –como Zulueta hasta entonces– cortos experimentales. Lo que le hace llegar a Sirgado es un carrete de celuloide y un casete. En el casete cuenta su historia, desde antes de conocer a José hasta el momento en que comenzó a sucederle un fenómeno extraño: cada vez que se queda dormido, con la cámara apuntando hacia él, la imagen revelada se va llenando de puntos rojos. Convencido de que cuando toda la imagen se tiña de rojo desaparecerá, ruega a José que intervenga el rollo de película. Film sobre el intercambio de identidades y sobre el cine como forma de vampirización, Arrebato es producto del arrebato que a Zulueta le producían films como Persona, Psicosis y Peeping Tom, de Powell & Pressburger. El propio Zulueta terminó vampirizado por su creación y sus adicciones. Durante largos años desapareció de la luz pública, regresando en ocasión del relanzamiento de su único largo y falleciendo poco más tarde.

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