CINE › EL ARRANQUE DEL FESTIVAL DE LA HABANA, TEÑIDO POR LA MUERTE DEL LIDER SUDAFRICANO
El anuncio de la locutora hizo sonar un cálido aplauso de despedida por parte del auditorio que esperaba la proyección de Gloria. En la jornada de ayer hubo un homenaje a Juan Padrón, que recibió un Coral de Honor 2013 de manos de Silvio Rodríguez.
› Por Oscar Ranzani
Desde La Habana
La muerte del líder sudafricano y ex presidente Nelson Mandela sacudió las emociones del público y de los organizadores del 35º Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano: la locutora encargada de dar la bienvenida fue también la responsable de dar la noticia a pocas horas de conocerse el fallecimiento, al señalar ante el público “la pérdida física de Nelson Mandela, amigo de Cuba y héroe de la humanidad”. Todos aplaudieron con toda la fuerza que sus manos les permitían expresando sus recuerdos, pero inmediatamente la presentadora pidió un minuto de silencio. Y el público cubano, que se caracteriza por hablar y discutir en el cine, gritar, y expresar sus sensaciones sin ningún tipo de condicionamiento, produjo en ese momento un silencio estremecedor que daba cuenta de que se vivía un día histórico: aquel en el que ese “amigo de Cuba” y luchador empedernido contra la segregación racial pasaba a la inmortalidad. Así fueron los primeros minutos del festival que, tal como consignó Página/12 en su edición de ayer, abrió con el film Gloria, del chileno Sebastián Lelio (que se comenta unas líneas más abajo). Pero una mirada más profunda de lo sucedido durante la ceremonia permitirá entender la importancia con que se vive en Cuba la trigésimo quinta edición del festival más antiguo de América latina.
“El festival es una realidad: parecía un sueño, pero es una realidad.” Esas palabras de Alfredo Guevara pronunciadas la noche del 3 de diciembre de 1979, en el discurso inaugural del primer Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano fueron recordadas por el actual director, Iván Giroud. “Hoy podemos afirmar que, a pesar de contingencias de todo carácter, el festival ha sobrevivido y ensanchado sus márgenes”, expresó el director. No bien concluyó Giroud su discurso se exhibió un documental que repasa los 35 años de historia del festival. El eje de la estructura narrativa del audiovisual son las palabras del fundador de la muestra, Alfredo Guevara, fallecido en abril de este año. Pero a lo largo de quince minutos de duración aparecen cineastas esenciales de la historia del cine cubano como Tomás Gutiérrez Alea y Daniel Díaz Torres (fallecido este año) contando su manera de entender el cine. No sólo eso: también se muestran fragmentos de películas emblemáticas que se proyectaron en el festival desde Fresa y chocolate –que le dio una gran proyección internacional al cine cubano– a Iluminados por el fuego.
“Yo quiero decir que soy una de las personas conquistadas por el nuevo cine latinoamericano. Siempre me gustó el cine y cuando he podido en mis ratos de tiempo me ha gustado ver buenas películas de los más variados géneros.” El que dice esas palabras no es un artista, sino el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, en un video de hace muchísimos años dando cuenta de la dimensión que hace décadas ya tenía esta muestra. Y en el documental no faltan los músicos que cantaron en distintas ceremonias de apertura desde Omara Portuondo a Fito Páez y Mercedes Sosa. “La gran tarea de los que quedamos de esta generación es abrir puertas, puertas, puertas; construir puentes, puentes, puentes”, dijo Alfredo Guevara en una oportunidad, y su reflexión prácticamente concluye con el documental, dando una idea de algo naturalmente necesario: que las nuevas generaciones puedan continuar con el camino trazado incorporando, lógicamente, las innovaciones que trae todo cambio.
Uno de los momentos más celebrados de la noche fue la proyección de un compendio de los dibujos animados creado por Juan Padrón, un artista notablemente reconocido en la isla que recibió el Coral de Honor 2013 en manos de Silvio Rodríguez. “Yo quiero recordar a los que hace cincuenta años se dedicaron con mucha paciencia a enseñarme a contar historias y a dibujar”, señaló Padrón, visiblemente emocionado no sólo porque recibía un homenaje, sino también porque sus creaciones, que se vieron en la pantalla grande, fueron el momento de mayor intensidad por la manera en que lo vivieron los espectadores. Y lo asombroso fue que los jóvenes están al tanto de esos dibujos que dejaron una gran marca en la cultura cubana desde hace más de cuarenta años. En los años ‘60, Padrón dibujaba historietas. Una de ellas era sobre el cosmonauta Delfín, y otra sobre el samurai Kashibashi para un semanario infantil, titulado Pionero. Allí dibujó por primera vez a un cubano del siglo XIX al que bautizó Elpidio Valdés. Pronto, ese personaje tomó vida propia y saltó a la pantalla grande y se transformó en un personaje querido no sólo por el público infantil, sino también por el adulto. Después de la historieta, Padrón realizó en 1979 Elpidio Valdés, el primer largometraje de animación en la historia del cine cubano, con todo el humor que caracteriza a su criatura. Como se mencionó anteriormente, Gloria es el primer film de la Competencia de Largometrajes de Ficción proyectado en el Festival de La Habana. Director, guionista y editor, el chileno Sebastián Lelio construyó en su cuarta película una historia con visos dramáticos y agridulces sobre Gloria, una mujer de 58 años que, a pesar de su edad, busca su lugar en el mundo; o mejor dicho, en la vida. Protagonizada por Paulina García –ganadora del Oso de Plata a la Mejor Actriz en el Festival de Berlín–, Gloria es una mujer optimista y agradable. Sin embargo –y éste es uno de los temas de la película– está sola. Para evitar el vacío de esa soledad tan abrumadora se dedica a averiguar cómo están sus dos hijos mayores, y tampoco desestima el entretenimiento: va a clases de yoga y también asiste a bailes para gente mayor. Otro de los temas que aborda el film es el tránsito por la vejez, cómo vivirla sin decaer anímicamente cuando no hay un compañero al lado. Pero una noche, Gloria conoce a Rodolfo (Sergio Hernández), un hombre un poco mayor que ella que le hace vivir todo lo que necesita. Y ella recupera la posibilidad de construir algo juntos, porque el film también habla de las oportunidades que se presentan en la vida, no importa cuántos años uno tenga.
Podría decirse que estando juntos, Gloria y Rodolfo rejuvenecen: viajan, juegan, hacen el amor y ella hasta... se fuma un porro. Pero todo se complica cuando Rodolfo no les quiere contar a sus hijas acerca de Gloria porque, dice, no lo entenderían y, además, tiene cuestiones que resolver con su ex mujer. Gloria habla de un encuentro, pero también de la necesidad que tienen las personas de reencontrarse consigo mismas viviendo en una sociedad marcada por años de feroz dictadura, donde el pasado construyó cimientos de determinadas personalidades, como ocurre con la de Rodolfo. Habrá que ver qué suerte puede seguir teniendo Gloria con los premios no sólo en La Habana: también es la precandidata del cine chileno a los Oscar 2014.
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