CINE › THE SQUARE, DE JEHANE NOUJAIM, SE PUEDE VER DESDE HOY POR NETFLIX
La documentalista centró su trabajo en las manifestaciones egipcias que formaron parte de la denominada Primavera Arabe. El film, nominado al Oscar en el rubro Mejor documental, también se interesa por el poder y los límites de las herramientas digitales.
› Por Federico Lisica
“¿Y vos, sos parte de la revolución?”, inquiere Karim Amer, productor de The Square, sobre el final de la entrevista con Página/12. La demanda es sugerente porque el documental, que desde hoy podrá verse por Netflix, reactualiza el debate sobre la función de un formato cada vez más mainstream como lo es el documental por su contenido, distribución y el tratamiento de lo analizado. Desde su sitio web (Thesqua refilm.com), invitan a realizar presentaciones, a circular el tema por las redes sociales y hasta a bajarse un esténcil para pintarlo en las paredes (“La cámara es nuestra arma” es el lema y se ve un fusil frente a una filmadora) de todo el mundo. Esa misma guerrilla urbana que se despliega en un film que pasa de un contexto caliente a una posible guerra civil.
Si bien la obra se centra en la caída del gobierno totalitario de Hosni Mubarak en Egipto al calor de los mismos acontecimientos, y la llegada de Mohamed Mursi, también se interesa por el poder y los límites que tienen las herramientas digitales en la actualidad. La directora Jehane Noujaim y su equipo se mantuvieron con sus cámaras portátiles junto a los manifestantes en la plaza Tahrir de El Cairo, el centro desde donde la llamada Primavera Arabe, exactamente tres años atrás, comenzó a tener eco internacional. La chispa había saltado en Túnez y prendió en varias naciones árabes, pero por el peso e importancia de la nación del Nilo, la plaza Tahrir se convirtió en un epicentro que todavía quema. Por eso en The Square hay material de archivo y otras convenciones del género como la entrevista o la voz en off, pero lo que más le interesa a la documentalista es captar a los activistas jóvenes en su momento y en su lugar. El retrato recae sobre Magdy –miembro de la Hermandad Musulmana–, Khalid Abdalla –actor que participó en Cometas en el cielo y Vuelo 93– y Ahmed, el más ilusionado y convencido del cambio. Desde la esperanza que supuso el #Jan25 (nombre con el que se viralizó la revuelta y que demuestra, por otro lado, el uso y la globalización de ésta) pasando por la creatividad artística, hasta el momento en el que la inocencia empieza a toparse con la realidad. The Square no baja nunca en adrenalina, proclamas o violencia (la sangre parece brotar de la pantalla), y muestra los reveses políticos que supusieron para los militantes la llegada al poder de Mursi, el rol de las fuerzas militares, e incluso las discusiones en el seno de los retratados (sobre todo entre Magdy y Ahmed).
“Era como estar dentro de una película de acción”, le cuenta a Página/12 la directora (de padre egipcio y madre estadounidense) y que recuerda haber estado en la Argentina justo cuando tuvo lugar la tragedia de República de Cromañón. Este es el opus seis de Noujaim que, con 39 años, no es una neófita en las temáticas de cultura árabe, Internet y el tratamiento mediático. En Start Up.com (2001) analizó la burbuja digital de finales de los ’90; luego desde Control Room (2004) trabajó la cobertura periodística de la cadena Al Jazeera de la guerra de Irak y cómo era tenida en cuenta desde el prisma occidental; en Rafea: Solar Mama (2012) se interesó por una jordana que quería ser ingeniera solar, pero se encontró con las trabas propias para la independencia femenina en una sociedad conservadora. “En cierto sentido todos mis intereses reaparecen en esta obra, la mirada de una cultura sobre otra y los clichés, pero en particular esta película trata sobre gente joven peleando por sus derechos: lo que ellos quieren es lo mismo que los jóvenes en Occidente”, explica Noujaim. The Square, que viene de ganar los premios del público en los festivales de Toronto y Sundance, es una de las nominadas a mejor documental en los próximos premios Oscar.
–A diferencia de un trabajo documental típico, en el que el realizador se interesa por una temática y la trabaja según su propio interés, The Square parece estar marcado por la inmediatez de los hechos. ¿Fue realmente así?
Jehane Noujaim: –Eso es totalmente cierto. Fue lo contrario a la mayoría de mis trabajos. En este caso nunca estaba segura de lo que iba a suceder. Y eso era justamente lo excitante. Sabía que tenía a los protagonistas, son ellos los que marcan el ritmo y el tópico, pero no tenía tan claro qué quería contar. Iba siguiendo a los manifestantes tan de cerca que en un momento todo se transformaba casi en una ficción. Sentía que estaba en una película de acción. Al no tener esa certeza, estás con todos los sentidos prendidos.
–Entre la presentación en Sundance y la que estrenará Netflix hubo cambios en su obra. ¿Cuáles son los más importantes?
J. N.: –La primera estaba marcada por el mensaje y lo que acontecía, pero ésta es una historia política y los hechos se sucedieron uno tras otro. Desde la caída de un presidente hasta el arribo de uno nuevo, y ahora teníamos a los protagonistas del film de vuelta en las calles protestando, quejándose de que una vez más había un gobierno que no los representaba. También aparecieron las fuerzas militares, el poder de las organizaciones musulmanas, el disenso en el seno del movimiento. Siguen siendo tiempos oscuros en Egipto, pero hubo un cambio de conciencia en la gente, especialmente en la más joven. Es como si el futuro de Egipto se estuviera escribiendo al compás de lo que se ve en el documental.
–The Square muestra el impacto y la importancia que tienen las redes sociales en la actualidad, pero también los límites de ésta como herramienta revolucionaria frente al poder de las armas. ¿Está sobrevalorado el rol de Internet?
J. N.: –Creo que es interesante el planteo de la cámara frente a un arma. Efectivamente las redes sociales fueron una herramienta poderosa en un inicio, sobre todo por cómo la empleó la gente joven.
Karim Amer: –En las primeras marchas, para la organización fue muy importante el uso de YouTube, contactarse vía Facebook, tener a mano una cámara barata para captar el instante, como el momento en el que se ve un cuerpo de una persona muerta arrastrado en el medio de la plaza por las fuerzas de represión. Eso lo registró la gente de nuestro equipo, y Khalid lo subió a su canal y así fue como logró difusión internacional en los medios. Y fue un ida y vuelta, más gente volvió a las calles al ver eso. Lo interesante para nosotros fue mostrar esa dualidad, hoy Internet es una vía poderosísima de transmisión, pero al mismo tiempo la vida on line sin el off line no sirve de mucho. Aquí se trataba de gente que ocupaba el espacio público. Si la gente no hubiera estado en las calles, no habría pasado nada. Luego de Tahrir se vio a gente ocupando plazas en Río, Madrid o Kiev, hay algo allí que está cambiando. Es gente que dice “hasta aquí llegamos”. Dentro de poco vamos a hacer una proyección en una plaza en México que nos tiene muy emocionados. Nos gusta conversar tras las exhibiciones. Siempre surge algo muy parecido que era a lo que se cantaba en Egipto: “Pan, libertad e igualdad social”.
–¿Tuvieron en cuenta como realizadores la condición de mirada occidental y oriental que habilita The Square? ¿Cuál fue la recepción de la película en los países árabes?
K. A.: –La película pudo verse en un festival de Dubai. En Egipto se vio de forma clandestina e ilegal por la censura. Obviamente el éxito internacional que venimos teniendo complica, y mucho, al gobierno. Vivimos en un nuevo mundo y se le vuelve difícil a quienes quieren impedir la difusión de manera tradicional. Para nosotros, que la gente pueda ver nuestra película es como que conecten con la revolución. Y no creo que ésta sea una historia occidental u oriental: es una historia global.
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