CINE › TAMBIEN EN LOS ESCENARIOS
Santiago Loza es un dramaturgo muy reconocido en el ambiente teatral. Tanto que en estos días conviven en la cartelera porteña tres obras escritas por él. Una de ellas es Mau Mau o la tercera parte de la noche, que cuenta con dirección de Juan Parodi y actuaciones de Eugenia Alonso y Gaby Ferrero (lunes a las 20.30 en El extranjero, Valentín Gómez 3378). “Es una especie de cabalgata histórica por todo lo que fue la boîte Mau Mau contada por dos habitués del lugar. Es como contar treinta años de historia argentina a partir de ese mítico lugar nocturno de Buenos Aires, y la noche desde los ’60 hasta los ’90”, apunta Loza.
Los sábados a las 21 puede verse Todo verde, con dirección de Pablo Seijo e interpretación de María Inés Sancerni (Timbre 4, México 3554). Esta obra se enfoca sobre la historia de una repostera de pueblo a la que el encuentro con una forastera le provoca un cambio sustancial en su vida, desde el aspecto afectivo. “Sentí ciertos universos muy afines a mí: personajes relegados que tienen que ver con el interior, el pueblo, las esperas, las siestas y lugares donde aparentemente no pasa nada y son caldos de cultivo de cualquier atrocidad”, cuenta Loza. Y cuestiona cierto imaginario que tienen algunas ficciones capitalinas sobre el interior. “Parece que en el interior la gente es buena, abnegada, mansa. Es como que la gente del interior es amable, un poco pícara, un poco simpática, son ladinos pero queribles. Y yo aborrezco eso, porque siempre me pareció muy peyorativo, como si la gente del interior no pudiese ser mala, horrible, aborrecible o todo junto como cualquiera”, entiende Loza, quien plasmó esta visión en su texto.
Y para cerrar la tríada dramatúrgica, desde el 22 de febrero se repondrá La mujer puerca, con dirección de Pablo Rodríguez y actuación de Valeria Lois. Podrá verse los sábados a las 21 y a las 22.30 en Elefante Club de Teatro (Guardia Vieja 4257). Se trata de un unipersonal en el que Lois interpreta a una mujer que quiere ser santa, pero a la vez es tremendamente mundana. Fiel devota de Cristo, siente que su amor no es correspondido por la figura divina, ya que no cuenta con su presencia. “Es alguien que tiene la vocación de ser santa cuando todos las vicisitudes en la vida se lo impiden. Tiene la voluntad, pero toda su naturaleza es una mundanidad extrema que está en choque con esa voluntad”, explica Loza, quien asegura que el de esta mujer “es un cuerpo más transitado, vinculado con lo carnal y está totalmente escindido del alma”.
Loza confiesa que tiene “un pasado católico muy fuerte”. Y completa su análisis señalando que “uno es creyente o no, de una forma más rara o particular, pero está marcado por el vínculo con el catolicismo”. En lo personal, explica que “hay algo de lo religioso que me sigue obsesionando. Tengo cierto humor pero también apego a lo religioso. La mujer puerca no está ligada directamente a 12 casas... pero, de alguna manera, comparte cierto imaginario de santos, de apariciones, que en algunas películas lo trato de suavizar y en otras pongo cierta iconografía de lo religioso o ciertas zonas que me conmueven de lo cristiano, como la idea del cuidado hacia el otro, de la piedad o de la ternura. Lo que no está ligado al dogma me sigue conmoviendo, como la idea de lo comunitario. Después, hay otras que me generan más choque”, concluye Loza.
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