Sáb 03.05.2014
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CINE › FRANCISCO BOCHATON Y EL REGRESO DE PELIGROSOS GORRIONES, QUE HOY GRABARAN CD Y DVD EN VIVO

“Toda reunión genera una alegría”

El cantante y bajista destaca la naturalidad con que se dio el reencuentro entre los miembros del cuarteto, que volvieron a tocar juntos en 2009, después de más de una década. “Todo lo que dimos hasta ahora nos sirvió de prueba”, afirma antes del show en Vorterix.

› Por Joaquín Vismara

En los últimos años, la industria discográfica implementó un plan modelo para cada banda que decide volver al ruedo después de años de inactividad: un bombardeo mediático precedido por una gira con kilómetros de ruta, reediciones y, de ser posible, nuevo material de estudio. En este contexto, los platenses Peligrosos Gorriones decidieron manejarse a contrapelo de lo que indican estos cánones. La banda platense, insignia del llamado Nuevo Rock Argentino en los ’90, se disolvió en 1998, hasta que resucitó en 2009, como el acto de cierre de una fecha en la que cada uno de sus integrantes tocó con su por entonces proyecto en vigencia. Desde entonces, la actividad del grupo fue a paso lento: recitales de manera esporádica y sólo dos canciones nuevas en todo este tiempo.

Semejante ritmo de trabajo se debió a que sus cuatro integrantes alternaron el operativo retorno con sus propios presentes artísticos: el bajista Francisco Bochatón –que dialogó con Página/12– tuvo y tiene una prolífica carrera solista, el guitarrista Guillermo Coda se sumó a Juana La Loca, el baterista Rodrigo Velásquez es parte de Pájaros y el tecladista Martín Karakachoff tiene un proyecto de música electrónica. Sin embargo, para todos ellos llegó el momento de dar el próximo gran paso. Esta noche, Peligrosos Gorriones tocará en el Teatro Vorterix, en lo que será la grabación del primer disco y DVD en vivo de su carrera. Si bien está en los planes, para su cuarto álbum de estudio habrá que esperar un tiempo más. La banda prefiere que el motor de cada nuevo paso sea las ganas, con firmeza y voluntad, y no como respuesta a una estrategia delineada por un departamento de marketing.

–En general, los regresos suelen responder a un plan estructurado. ¿Por qué ustedes decidieron manejarse a este ritmo?

–Lo que hicimos fue juntarnos y todo lo que dimos hasta ahora nos sirvió de prueba. Eran shows aislados con un repertorio en el que probábamos cosas nuevas poco a poco, porque la banda estuvo mucho tiempo sin tocar. El primer recital fue más para estar nosotros juntos después de tanto tiempo, y la verdad es que nos mirábamos y sólo pensábamos “Mirá, estamos de nuevo”. Tampoco somos una megabanda internacional, pero de repente te ves con amigos con los que hace mucho tiempo que no tocás y hubo que volver a adaptarse a eso.

–Si bien la separación de Peligrosos Gorriones se dio hace quince años, el regreso hace que ahora toquen para un público que no existía cuando estaban en actividad.

–Es raro. Para mí es una situación notable, porque veo que hay gente que probablemente ni había nacido cuando nosotros tocábamos, y que debe haberse formado un mito que tiene que ver con un legado nuestro, porque hay tres discos que existen y se puede recurrir a ellos y escucharlos, quizá desde una óptica renovada. Me gusta y me hace notar que hay una temporalidad en la banda que es tangible, porque hay chicos jóvenes que disfrutan ahora de esto. Es lo que le da empuje a la banda y hace entender que hay cosas que se renuevan por más de que no sean nuevas. Además, nosotros somos bastante hardcore a la hora de tocar y creo que eso repercute en la juventud de todas las edades (se ríe).

–De algún modo, su regreso está en sintonía con los de Illya Kuryaki & The Valderramas y Los Brujos, otros grupos que hicieron su carrera en los ’90. ¿Cree que se dan por la importancia de lo que fueron, o porque nada nuevo genera ese interés?

–Me parece que hay una necesidad de que no sea todo un recuerdo, que pueda ser algo para decir: “Loco, ¿viste eso que te dije antes? Bueno, acá está tocando y no tiene por qué morir”. Saber que la historia de uno puede ser contada por la historia misma es alucinante. Es como para mí haber visto a los Stooges tocar de nuevo, más allá de las muertes que sufrieron en el último tiempo. Para mí, que el grupo exista confirma y reafirma la historia de uno. A mí me pasó de manera personal al estar tocando, así que me imagino que una persona que nos fue a ver en los ’90 y ahora puede ver que existe debe sentir algo parecido. Cuando vi el anuncio del regreso de Illya Kuryaki hubo una alegría en mí y con lo de Los Brujos también. Ahora que nosotros volvemos a grabar, me deja en paz con un montón de situaciones y cosas del pasado, y me pone en el presente con eso. Calculo que a muchas personas del público les debe pasar lo mismo.

–¿Es una revalidación de algo que quizá no tuvo en su momento la dimensión que tiene ahora?

–Para mí responde a una situación de deseo y de ganas, no me parece que está exagerada su dimensión. Son noticias que tienen que ver con lo cultural, que es lo nuestro; somos tres bandas argentinas. Las ganas de Los Brujos y los Kuryaki son relegítimas, y las nuestras también. Es un regreso real, no hubo nadie que nos presionara por un contrato que quedó firmado y sin hacer, algo que ha pasado y de los que conozco bastantes casos. Toda reunión, con todo lo que significa esa palabra, genera una alegría. No puede generar un malestar. Por ahí era impensado algo así visto desde los ’90, pero estaban pasando muchas cosas. Había mucha renovación de mercado, empezaba a aparecer música de otros países con tipos como Enrique Iglesias o Ricky Martin... ¡y venían a romperla, además! Así que hubo cosas ajenas a las bandas en ese momento que fueron bloqueando el camino.

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