CINE › GRACIAS POR COMPARTIR, CON MARK RUFFALO, TIM ROBBINS Y GWYNETH PALTROW
Los tres protagonistas están en pleno recorrido del programa de los 12 pasos para recuperarse de una adicción. Y aunque el film evade tanto una aproximación mística como moralista, navega sin demasiado riesgo hasta atracar en un puerto seguro.
› Por Ezequiel Boetti
Hay muchos títulos injustos o engañosos para con la propuesta del film al que bautizan, pero pocos cuya significación opere como una extensión semántica del tono artístico generalizado en la pantalla. Gracias por compartir, traducción literal del Thanks for Sharing original, es uno de esos casos; una película tan amable, ligera y políticamente correcta como el acto aludido en la nominación. Es cierto que la ópera prima del hasta ahora guionista Stuart Blumberg (Divinas tentaciones, el directo a DVD The Girl Next Door y el drama indie Mi familia) es una comedia dramática coral de manual acerca de la autosuperación y el franqueamiento de las adversidades en la que es sabido de antemano que nada saldrá del todo mal. Pero debe reconocerse que el tono deliberadamente amigable y sin un atisbo de trascendencia, sumado a una narración segura y poco rugosa, hacen que ver Gracias por compartir se convierta en una experiencia discretamente amena. Ni mucho más, pero tampoco menos.
Los tres protagonistas están en pleno recorrido del programa de los 12 pasos para recuperarse de una adicción. Uno de ellos batalla contra el alcoholismo. Los otros dos no empuñan botellas, sino sus entrepiernas, ya que son adictos sexuales. Los tres hombres son, además, respectivos padrinos espirituales del otro. El primero es Mike (Tim Robbins), devoto esposo de los suburbios neoyorquinos y portador de una vida para él felizmente rutinaria, al que sin embargo se le complica el panorama con el regreso a casa de su hijo. La noticia sería buena, a no ser por el detalle de que el vástago es chorro y drogadicto. Entre los segundos están Adam (Mark Ruffalo, o el actor más mundano de Hollywood) y Neil (Josh Gad), con uno intentando construir una relación amorosa con Phoebe (el bombonazo de Gwyneth Paltrow) y el otro convertido en un masturbador crónico que pierde hasta su trabajo de médico.
Lo más interesante de este tipo de planteos es la tematización subrepticia de un potencial quiebre al orden familiar social y políticamente impuesto. Esto, a pesar de los antecedentes poco auspiciosos. Basta recordar la gravedad penitente de Shame: sin reservas o la hipocresía de Entre sus manos, dos películas recientes que borraban con el codo lo escrito con la mano, para comprobar que Hollywood suele mirar de reojo de cualquier factor amenazante del statu quo hogareño. Sin embargo, a diferencia de las anteriores, Gracias por compartir tiene el mérito de correrse del prejuicio procurando acompañar a sus protagonistas sin ametrallarlos con condenas de pacotilla ni mucho menos palmearlos desde una mirada de suficiencia paternalista. El problema es que ese acompañamiento acrítico conlleva la falta de indagación en las causas de las particularidades.
Blumberg (sin parentesco con el ingeniero apócrifo) evade una aproximación metafísica y mística (Shame) o moralista (Entre sus manos) del trastorno para, en cambio, enraizar sus consecuencias en la cotidianidad del trío. O, mejor dicho, lo que para el cine norteamericano es la cotidianidad, ya que el ideario neoyorquino obliga a no preocuparse demasiado por cuestiones ajenas al núcleo temático. Así, poblada por personajes bonachones con un grado de sabiduría lingüística tal como para embocar el diálogo justo en el momento indicado, detalle propio de las películas centradas en las vueltas de su texto antes que en la armonía con el resto de los componentes cinematográficos, Gracias por compartir navega sin demasiado riesgo hasta atracar en un puerto seguro, cumpliendo al pie de la letra la hoja de ruta, como quien avanza con el aplomo de dirigirse a un terreno ya visitado.
6-GRACIAS POR COMPARTIR
(Thanks for Sharing, Estados Unidos, 2012)
Dirección: Stuart Blumberg.
Guión: Stuart Blumberg y Matt Winston.
Montaje: Anne McCabe.
Música: Christopher Lennertz.
Duración: 112 minutos.
Intérpretes: Mark Ruffalo, Tim Robbins, Gwyneth Paltrow, Josh Gad, Joely Richardson, Patrick Fugit y Pink.
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