CINE › DESDE MAñANA Y HASTA EL DOMINGO, UNA NUEVA EDICIóN DEL BAFICI ANIMADO
“Dar cuenta de todo es tremendamente difícil y la selección es caprichosa, pero apunta a funcionar como prisma”, dice el programador Juan Manuel Domínguez. El C. C. San Martín, el ArteMultiplex y el anfiteatro del Parque Centenario, sedes de un auténtico festín.
› Por Andrés Valenzuela
“Aunque ahora el término ‘independiente’ es bastante mutante, la intención es dar cuenta de ese ‘mutantis’, si se quiere”, afirma Juan Manuel Domínguez, programador del Bafici Animado, que mañana comienza una nueva edición. Este ciclo dedicado al cine de animación va en línea con los pequeños festivales derivados del Bafici que se espacian a lo largo del año. Hasta el domingo, el Bafici Animado proyectará clásicos y novedades en el Centro Cultural San Martín (Paraná y Sarmiento), en ArteMultiplex (Cabildo 2829) y en el anfiteatro del Parque Centenario (Av. Angel Gallardo y Leopoldo Marechal).
En esta edición los asistentes podrán disfrutar desde clásicos de la disciplina, como la versión de hace medio siglo de El libro de la selva, de la factoría Disney, hasta la última película del japonés Hayao Miyazaki, pasando por experimentos como el de Norman Oreilley y su acercamiento a los videojuegos de autor, cantidad de cortos, animación 2D digital, stop motion y de todo tipo. Las entradas pueden comprarse en la web (http://www.buenosaires.gob.ar/festivales), donde también está la programación completa del festival o en cada una de las sedes. Las funciones del Parque Centenario, en tanto, serán al aire libre y con entrada gratuita.
“El criterio para programar siempre es la diversidad”, asegura Domínguez. “Buscamos todas las diferentes formas que puede tener el cine de animación y capturar la mayor cantidad de ellas, en el sentido más amable del término.” El programador se fija como objetivo permitir que los espectadores puedan reencontrarse con clásicos o descubrir nuevas joyas del cine animado. “Por eso se proyecta El libro de la selva de vuelta y también la última de Miyazaki, una de Kevin Smith generada por Kickstarter o una canadiense de muy bajos recursos”, plantea. “Creemos que la forma de producción de cada una de estas películas representa un modo de la animación, más allá de su calidad.” Como sus pares generados desde la autogestión, también el Bafici Animado se enfrenta a la enorme producción mundial que se realiza por fuera de los grandes estudios hollywoodenses. “Es una producción inabarcable”, comenta Domínguez. “No alcanzan todos los festivales del mundo para dar cuenta de ella.”
En Argentina la producción de la disciplina viene en franco ascenso. Más allá de Metegol, que alcanzó repercusión internacional, los cultores de la animación local vienen trabajando hace años en distintas técnicas, aunque enfocándose sobre todo en cortometrajes. Este año el festival le dará algo de espacio a esa producción incipiente en su sección “Artentoons en proceso”. Se trata de más de una decena de “Work in progress” que se proyectarán antes de las películas principales del festival. “Y eso es una porción minúscula del espectro de la animación, dar cuenta de todo es tremendamente difícil, así que la selección también resulta sumamente caprichosa, pero apunta a funcionar como prisma”, lamenta.
A Domínguez lo entusiasma el juego de lecturas que puede surgir de las proyecciones de El libro de la selva, de 1967, y The Wind Rises, de Hayao Miyazaki, de 2013. “Si se lo piensa, entre las dos está todo el espectro de la animación mundial”, propone. Los grandes hitos de la disciplina, considera, están en el recorrido que permite pensar el pasaje de una a otra producción. “Creo que en ese sentido estamos muy cubiertos, hay todos los tipos posibles de animación, con más de 15 películas y tres programas de cortos”, se enorgullece Domínguez. Además, destaca la inclusión de Mundo exterior: en la montaña. “David Oreilly es un animador famoso que hizo un videojuego donde sos una montaña y suena música”, explica el programador. “Vamos a proyectar eso intentando rozar un poquitito de ese otro espectro grande que son los videojuegos de autor, que los festivales de cine no están teniendo muy en cuenta, cuando lo que sucede es que sí nos hablan de una forma nueva de crear relatos o pseudorrelatos que hacen al mundo de la animación”.
Con tantas películas y tan pocos días, es difícil hacer una guía exhaustiva. Además de esos títulos centrales, a la hora de recomendar, vale sugerir un panorama amplio: la artesanía de Bill Plympton en Cheatin’, la crudeza de Asphalt Watches (Canadá), el ñoñaje irreductible de Jay and Silent Bob’s Super Groovy Cartoon Movie, de Steve Stark, continuando al director de culto Kevin Smith, o el panorama de la nueva animación japonesa Beyond Animé, para los adultos.
Para los chicos, en tanto, siempre se puede volver a Coraline, la puerta secreta, dentro del foco que recibirá el estudio de stop motion Laika, o el otro extremo de ese foco: el preestreno de Los Boxtrolls. Si los niños están entusiasmados con los zombis y la serie The Walking Dead resulta un poco fuerte, siempre se los puede animar con Paranorman. No hay que dejar de considerar la francobelga Minúsculos: el valle de las hormigas (que ya pasó por el Bafici mayor) y la brasileña O menino e o mundo, que viene de arrasar con los premios del Jurado y el Público en el último Festival de animación de Annecy, en Francia, el más importante del mundo en la materia. Y si la posibilidad de ver otras estéticas y otras aventuras no alcanza para convencer a los niños, siempre queda la versión karaoke de Frozen: una aventura congelada: 102 minutos para que los chicos (y algunos padres) canten a coro el repertorio completo del último gran éxito de Disney.
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