CINE › MARCELO MACHADO ESTRENA TROPICáLIA EN EL BAMA CINE ARTE Y EN EL MALBA
El documental hace foco en el movimiento brasileño de la segunda mitad de los ’60, que concebía la cultura como una expresión filtrada a través del contexto social y político local, y del que participaron artistas como Caetano Veloso, Gilberto Gil, Tom Zé y Os Mutantes.
› Por Ezequiel Boetti
¿Qué tienen en común Caetano Veloso, Gilberto Gil, Tom Zé y el grupo Os Mutantes? Lo más evidente es el origen brasileño, pero también su pertenencia al Tropicalismo, aquel brevísimo movimiento de la segunda mitad de la década del ’60, caracterizado por la concepción de la cultura como una expresión asentada sobre la apropiación y el posterior filtrado de ideas foráneas a través del contexto social y político local. Pero fue justamente ese contexto el encargado de darle la espalda, silenciando a los artistas y marginando a varios de ellos al exilio, tal como muestra el documental Tropicália, que se verá desde hoy en el BAMA Cine Arte (Diagonal Norte 1150) y desde el sábado en el Malba (Figueroa Alcorta 3415). “Era una posición crítica a un maniqueísmo ideológico que no comprendía la complejidad de un país tan diverso y variado como el nuestro”, sintetizará líneas abajo el director Marcelo Machado. “Tropicália es una idea y Tropicalismo es un movimiento que empieza y termina. El nombre se debe a una instalación del artista Hélio Oiticica, pero ya en los años ’20 se hablaba de un ‘luso tropicalismo’. La idea ya estaba y como idea permanece viva, pero como movimiento empezó alrededor de 1967 y terminó un par de años después. El nombre de la película es un homenaje a la idea, pero habla sobre el movimiento”, describe Machado, quien destaca que el tema era una de las deudas pendientes del cine brasileño. “Ahora hay una ola de documentales musicales y muchos de ellos tienen partes dedicadas a él, pero sólo un corto llamado Infinita Tropicália, de Adilson Ruiz, lo aborda directamente. Yo, en cambio, sabía desde el comienzo que quería hacer una película íntegramente sobre él, con una narrativa, una historia y un lenguaje que sea para el cine y no la televisión.”
Visto aquí en el Bafici 2012 y producido por el también director Fernando Meirelles, el mismo de la emblemática Ciudad de Dios, el documental comienza con un presentador de la televisión portuguesa de fines de los ’60 preguntándole a Caetano Veloso qué es el tropicalismo. La idea del film, entonces, es ensayar una respuesta mediante un recorrido histórico asentado en imágenes de archivo y entrevistas a los músicos más emblemáticos de la movida. “Cuando pude conseguir el tape me di cuenta de que tenía que empezar con esa escena”, recuerda el realizador, y explica: “El dice que ya se acabó. Y arrancar a hablar de algo grande negándolo era una muy fuerte. Porque no sólo él lo niega, sino también Nara Leao o Maria Bethânia, que dice que no quiere participar en movimientos ni nada”.
–¿A qué atribuye esa negación?
–Ellos sabían que sería una cosa efímera, similar a la ola de movimientos de la primera parte del siglo XX, como el cubismo o el futurismo. No tenían la ilusión de cambiar Brasil o la cultura en el mundo.
–Uno de los testimonios habla de “una posición frente a las cosas”. ¿Coincide con esa definición?
–Sí, parece una buena frase. Era una posición crítica a un maniqueísmo ideológico que no comprendía la complejidad de un país tan diverso y variado como Brasil. Hoy se habla de modernidad, pero hay muchos arcaísmos e ideas puramente nacionales conviviendo con otras internacionales, y tratar de comprender eso era la “posición frente a las cosas” del tropicalismo.
–El tropicalismo también afectó al cine y al teatro. Sin embargo, es reconocido sobre todo por lo ocurrido en el terreno musical. ¿Por qué?
–Hay una secuencia del film que empieza con un fragmento de Terra em Transe, de Glauber Rocha, que muestra que antes de la explosión musical del tropicalismo ya estaban las ideas sobrevolando. El mismo Caetano reconoce que esa película propone una visión política muy contemporánea y que hasta hoy está muy viva. En cuanto al teatro, O rei da vela fue escrita por Oswald de Andrade a mediados de los ’30 y ya tenía un tono crítico similar. Los músicos hicieron una síntesis de todas esas ideas y las transformaron en un movimiento que tiene a la televisión como su principal plataforma, lo que le da mucha visibilidad.
–¿De qué forma logró tanta aceptación entre artistas de distintas disciplinas?
–Las buenas ideas están en el aire y los artistas son como antenas que intentan captarlas. Muchas veces no lo logran, pero en este caso sintonizaron perfectamente que se necesitaba una visión mucho más compleja de la realidad y no tan simplista como era hasta ese momento. Sin embargo, hay que aclarar que no todos los artistas brasileños estaban de acuerdo con esa visión. Incluso había una corriente de izquierda tradicional con un arte mucho más militante en contra del gobierno militar y una visión más ortodoxa. Para ellos, los tropicalistas eran de derecha, caóticos y muy poco revolucionarios.
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