CINE › BORRANDO A PAPA, CON INTERDICCION JUDICIAL
Así define lo sucedido la médica psiquiatra Cristina Ravazzola, que pidió una medida cautelar para eliminar sus testimonios de la película. El juez civil Guillermo Blanch hizo lugar a la medida.
› Por Oscar Ranzani
Como si no hubiera despertado suficiente polémica por su contenido, el documental Borrando a papá sigue dando tela para cortar. La médica psiquiatra Cristina Ravazzola y las trabajadoras sociales Susana Tesone e Hilda Radrizzani (también psicóloga) solicitaron una medida cautelar para que no se den a conocer los testimonios que aparecen en el film. Alegan que formaron parte de un engaño por parte de los responsables del documental que intenta demostrar que la violencia de género es un negocio para estudios jurídicos y profesionales de la psicología y que los padres son separados masivamente de sus hijos después de divorcios conflictivos porque las madres les “lavan el cerebro”: así lo detalló la periodista Luciana Peker en una profunda investigación sobre el tema en el suplemento Las12 del 12 de septiembre. El juez civil Guillermo Blanch dio lugar a la medida cautelar y ordenó que se recorten los cuadros donde aparecen los testimonios de las demandantes.
Ravazzola, Radrizzani y Tesone integran junto a otros colegas el Programa de Investigación y Acción y Formación en Familias (Piaff). Es un prestigioso equipo que trabaja con grupos terapéuticos, individualmente y con familias. La psiquiatra sostiene que las responsables del film, Ginger Gentile y Sandra Fernández Ferreira, “hicieron una maniobra muy fraudulenta”, según comenta en diálogo con Página/12. “Nos hicieron describir nuestra manera de trabajar y detrás de cada una de las entrevistas que hacemos y de los llamados teléfonicos y todo eso pusieron el signo $ y después inundaron la pantalla del signo $. Eso no se hace y está penado por la ley”, afirma Ravazzola. “Es muy ofensivo lo que hicieron, muy injurioso. Por lo menos, la parte nuestra nosotros no queremos que aparezca. Después que hagan con el documental lo que quieran. Cuestionamos justamente la maniobra que hicieron”, agrega la psiquiatra.
En la página web de la película puede leerse el siguiente comunicado: “Es un hecho de censura repudiable en un Estado democrático la resolución del magistrado, que fue apelada por ser violatoria de los derechos consagrados en nuestra Constitución Nacional de libertad de prensa –de expresión–, libertad de información y de la sociedad toda de ser informada. Solicitamos la defensa de nuestros derechos que como sociedad durante más de treinta años supimos proteger contra ataques de censura dignos de Estados totalitarios y antidemocráticos, resoluciones como las Dr. Guillermo Blanch nos retrotraen a la época más nefasta, triste y oscura de la República Argentina. Esperando la pronta reversión de la misma y que actúen en defensa de los derechos mencionados los organismos gubernamentales y no gubernamentales que correspondan”.
Por otro lado, en la misma página web se señala que el productor de Borrando a papá, Gabriel Balanovsky –procesado por secuestrar a su hija durante un año, según cuenta la nota de Las12–, “no se responsabiliza por las versiones que se encuentran circulando en Internet sin su autorización y de que continúen emitiendo la versión completa del documental, incumpliendo de este modo la orden judicial”. Desde cierto sector de la prensa se levantaron voces coincidiendo con la “censura” que denuncian los responsables del film. “No es un caso de censura porque, de hecho, el documental no sé si realmente se puede pasar o no”, señala Ravazzola, quien agrega que “lo que han tenido que hacer es sacar una parte que es injuriosa”.
“Yo no niego que haya padres ofendidos. Tengo dos amigos que son padres que han sido privados de ver a sus hijos y, a veces, es realmente una cosa muy injusta, pero nunca harían una cosa así porque éstas son las mismas maniobras que hacen con sus mujeres y sus hijos. Por eso las hacen”, entiende Ravazzola. La psiquiatra cree que hacer un documental de este tipo “es una muy mala maniobra para conseguir armar un debate, si es que quieren conseguir un debate. Me parece que es algo para que la gente les tenga lástima, se conduela y esté a favor de ellos”.
Consultada acerca de cómo debería abordarse una problemática de este tipo a través del cine, Ravazzola explica: “Tal vez con algunos casos. Digo la verdad: hay una extraordinaria terapeuta inglesa de este tipo de problemas que vino varias veces al país, no me sale el nombre en este momento. Pero ella dijo una vez: ‘Si yo tuviera que venir por los casos de los hombres perjudicados, no vengo’, porque son muy pocos en relación con todas las mujeres. Esto es así: es un tema de la realidad social. Y hay que hacerlo en función de mostrar la realidad social. Ellos muestran nada más que a estos padres que se han visto privados de la relación con sus hijos y, a lo mejor, habrá algún caso en que el juez fue injusto. Yo ni siquiera sé; para colmo, ninguno fue un caso nuestro. Esto realmente es un ataque a no-sotros que ni siquiera entiendo por qué, porque tampoco somos gente súper conocida. Tenemos un perfil muy bajo”, afirma Rava-zzola. Y tiene su visión: “Estos son envases de padres. No son padres. El contenido de las acciones que hacen no son de padres porque ni siquiera protegen a sus propios hijitos. Aparecen algunos de los chicos en la película, que es también una barbaridad. Son envases, no son padres, porque si no harían una cosa cuidadosa, cariñosa, y no harían todo este escándalo”, concluye la especialista.
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