CINE › RESTAURACIóN DE COPIAS ORIGINALES DEL CINE ARGENTINO
El emprendimiento de la academia cinematográfica, presidida por Juan José Campanella, permitirá recuperar films que han sufrido deterioro por el paso del tiempo. La primera copia restaurada fue La tregua, de Sergio Renán. Se podrá ver hoy y mañana en el marco del Bafici.
› Por Oscar Ranzani
La Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina, que preside Juan José Campanella, compró un sofisticado equipamiento que permitirá la restauración de copias originales del cine argentino. A través del Régimen de Promoción Cultural de Mecenazgo del Gobierno de la Ciudad, esta institución que reúne a cineastas, actores, guionistas, productores, directores de fotografía, de sonido y otros técnicos –que, entre otras funciones, eligen las películas que van a representar al cine argentino para competir por los Oscar y los Goya–, suma esta tarea de primordial importancia para recuperar joyas cinematográficas que podrían perderse por su delicado estado de conservación. “La idea de la academia es poner a disposición del público películas que son muy buenas, que tienen unos años y que son de difícil acceso: o bien porque no se encuentran, o bien porque la calidad de las copias existentes es muy mala y hacen que la película no se vea ni se escuche bien. Entonces, como hay muy buen cine nacional al que mucha gente joven no tiene acceso –como, por ejemplo, los estudiantes de cine–, ése fue el motor de esta iniciativa de Campanella”, comenta Carlos Abbate, director de fotografía y miembro de la Academia.
La primera copia restaurada fue La tregua, dirigida por Sergio Renán, co-escrita con Aída Bortnik y basada en la novela de Mario Benedetti. El film, estrenado hace cuarenta años, tiene el privilegio de haber sido el primer largometraje de habla hispana –no sólo argentino– en ser nominado al Oscar a la Mejor Película Extranjera, aunque al final no obtuvo la estatuilla dorada. La copia restaurada se estrenará hoy, a las 21, y se verá también mañana, a las 12.30, en el Village Recoleta, en el marco del Bafici. “Seleccionamos ésta, en principio, y está la idea de hacer lo mismo con Mujeres que trabajan”, cuenta el director de fotografía y miembro de la academia, Hugo Colace, quien junto a Abbate supervisó las tareas de restauración de La tregua. “Mujeres que trabajan es una película en blanco y negro, totalmente distinta a ésta. No vamos a partir de un negativo original, a diferencia de lo que hicimos con La tregua. Así que va ser un desafío”, sostiene Colace. Ambos cuentan que tienen pensado realizar más restauraciones a futuro. “Es ilimitado porque se pudieron comprar equipos muy buenos, tanto de imagen como de sonido, gracias al tema del mecenazgo. Y eso fue una forma de que la academia tomara una decisión que no tiene que ver con lo comercial ni nada, sino simplemente con un consenso dentro de la institución para pensar la película siguiente a restaurar”, explica Colace.
¿Por qué primero La tregua? Abbate lo explica así: “Porque cumplía cuarenta años de su estreno y de su nominación al Oscar. Es una película que para la restauración era buena, porque no es tan vieja”. También explica que con este tipo de trabajo tienen una visión distinta del Museo del Cine, “que tiene distintas prioridades”. Colace establece la diferencia: “El espíritu del museo tiene que ver con mantener las copias lo mejor que se pueda para proyectarlas. En el caso nuestro es recuperar cómo se vería la película que elegimos, lo más cerca que se pueda a cómo se dio en el momento del estreno. O sea, con los valores visuales y sonoros. Es algo así como un legado a los estudiantes de cine que no crean que las películas estaban rayadas o se escuchaban mal desde siempre”. La idea no es, en absoluto, modificar la obra. “Una cosa es darle la entidad que tenía en su momento (lo que uno supone que quisieron hacer el director, el director de fotografía y el de sonido) y otra cosa sería empezar a modificar desde una visión más moderna cómo sería la fotografía si la hiciéramos ahora. Eso no corresponde. La idea es respetar el espíritu de lo que se hizo en el momento”, plantea Colace.
Alejandro Eguía es el técnico que se encargó de la restauración de la imagen. Para explicar cómo se realiza este trabajo en una cinta, Eguía es didáctico: “El primer material se digitaliza. O sea, el material que estaba en un negativo original se escanea y se pasa a data digital. Una vez hecho eso, se carga el material en el equipo. Y ahí se empieza a analizar. Una vez que el material está digitalizado, en el equipo se pueden ver todos los problemas que tiene: la humedad, los parpadeos, los movimientos, las rayas. Y se evalúa por dónde empezar. Generalmente, se empieza por estabilizar movimientos, después compensar rayas y humedad. Se van controlando los filtros para ver hasta dónde empieza a mejorar la imagen y cuánto la deteriora. Hay que buscar el límite y encontrar la metodología para suavizar la imagen”. El tiempo que insume el trabajo de restauración depende de cada cinta. En el caso de La tregua, la tarea insumió siete meses.
En cuanto al sonido, Abbate señala que, en principio, “hay muchos ruidos y problemas de superficie del sonido analógico y de la copia”. Y como ejemplo, explica que si una copia está rayada, hay chisporroteos y soplidos. “Es como un disco cuando está muy pasado y se escuchan las piedritas. Todas esas cosas están en las copias. Entonces, nosotros empezamos a sacar zumbidos, soplidos y esas suciedades para encontrar lo que había abajo, que es el programa de sonido original de la película. Después que se termina de limpiar, le damos un color uniforme a la piel, un color uniforme al sonido de la voz para que sea más agradable al oído”, cuenta Abbate.
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