CINE › “PREGUNTALE AL VIENTO”, DEL ESTADOUNIDENSE ROBERT TOWNE
› Por H. B.
Durante sus investigaciones para el guión de Barrio chino, el legendario guionista y script doctor Robert Towne dio, a comienzos de los ’70, con una novela que terminaría volviéndose para él una verdadera obsesión. Hasta el punto de que durante tres décadas estuvo intentando Towne llevar al cine Ask the Dust, en su doble papel de guionista y director. Ahora que lo ha logrado, bien puede decir el autor de Shampoo y director de Tequila Sunrise que su historia de amor con la novela más famosa del autor de culto John Fante se parece a la de un melodrama. Tras el flechazo inicial y un largo período de deseo insatisfecho, a la hora de la consumación se comprueba que todo ha sido un trágico malentendido, un error que jamás debió haberse cometido.
Ya en la secuencia inicial –un ostentoso movimiento de grúa digitalizado que recorre una visible maqueta de Los Angeles de fines de los ’30– se percibe que hay algo que no encaja, algo que está mal. Mientras desde el off el protagonista (un aspirante a escritor llamado Arturo Bandini, llegado poco tiempo atrás desde el interior) narra su situación de extrema pobreza, su subalternizada condición de italoamericano en una sociedad blanca y el bloqueo creativo que le impide escribir una maldita línea, la imagen se solaza en cada decorativo detalle de una L. A. de época, fotografiada con lujo de filtros y tonos por el cotizado DF Caleb Deschanel. Ese intento de conciliar realismo sucio (Fante supo ser el ídolo máximo de Charles Bukowski) y artificio extremo terminará de develar su condición de agua y aceite cuando Bandini (Colin Farrell, transmitiendo apocamiento en lugar de desesperación) vaya a gastar su última moneda a una cafetería de la zona.
Allí lo atiende una Salma Hayek que, vestida con un uniforme de camarera varios talles más chico, parecería querer convertirse en la Silvina Luna de La peluquería de Don Mateo. Cuando, un par de escenas más tarde, la mexicana se ponga en cueros sin ton ni son, el desconcierto no hará más que crecer. Sobre todo, teniendo en cuenta que la que ella libra con el escritorzuelo es una de esas relaciones de amor-odio, hecha de desprecio mutuo y miradas asesinas. Claro que todavía falta la escena en la que Hayek entra por la ventana del cuartucho de pensión del atontado aprendiz de novelista, se tira en su cama, le advierte que no lleva ropa interior y le decí “vení”. El responde: “¿Para qué?” Podría pensarse en una parodia, una provocación, una reversión de las fantasías masculinas o una deliberada imbecilización del héroe, si no fuera porque poco más tarde la cosa derivará hacia una versión actualizada de La dama de las camelias, en la que se le pide al espectador que gima, llore y moquee. Allí termina de quedar claro que si hay una historia de amor desencontrado en esta película, es la que ha unido a Robert Towne con cierta novela de John Fante.
4-PREGUNTALE AL VIENTO
(Ask the Dust) EE.UU., 2006.
Dirección y guión: Robert Towne.
Fotografía: Caleb Deschanel.
Intérpretes: Colin Farrell, Salma Hayek, Donald Sutherland, Idina Menzel y Eileen Atkins.
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