Mié 07.10.2015
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CINE › DOCUMENTAL SOBRE EL PLAN SISTEMáTICO DE ROBO DE BEBéS

Toda una marca generacional

La parte por el todo se titula este film colectivo realizado por Andrés “Gato” Martínez Cantó, Roberto Persano y Santiago Nacif Cabrera, que investigaron exhaustivamente la historia de las maternidades clandestinas de la dictadura.

› Por Oscar Ranzani

No fueron unos pocos: distintos centros clandestinos de la dictadura cívico-militar tenían maternidades –también clandestinas– donde las detenidas-desaparecidas embarazadas parían a sus hijos bajo la asistencia de médicos cómplices de los genocidas. Luego, la historia lo contó con detalle: los bebés eran robados y entregados a otras personas que no eran familiares de las mamás. En muchos casos, los “beneficiarios” eran amigos de los represores. O los represores mismos. El plan sistemático de apropiación de menores llegó a juicio y a fines de 2012 se condenó a los principales responsables de organizar este siniestro método. Los directores Andrés “Gato” Martínez Cantó, Roberto Persano y Santiago Nacif Cabrera investigaron la historia de las maternidades clandestinas de la dictadura para realizar el documental La parte por el todo, que se estrena este jueves en el Espacio Incaa Gaumont.

El trío decidió centrar su investigación en los centros clandestinos de detención donde se realizaron la mayor cantidad de partos: Campo de Mayo, Escuela de Mecánica de la Armada y Pozo de Banfield. Y también decidieron contar con los testimonios de tres nietos recuperados: Carlos D’Elía, María Belén Altamiranda Taranto y Guillermo Pérez Roisinblit. El relato de ellos tres se entrelaza con los testimonios de la periodista Miriam Lewin (que fue detenida-desaparecida) y de la jueza María del Carmen Roqueta, quien llevó adelante el juicio por el plan sistemático de robo de bebés. A su vez, la palabra se combina no sólo con imágenes de archivo sino con ilustraciones de Maxi Bearzi, que fue dibujando los temas que surgían en las entrevistas y que en la pantalla cobran forma de animaciones.

Los tres directores nacieron en dictadura, con lo cual el trabajo audiovisual también tiene un punto de vista generacional. “Nosotros nacimos en 1976 y 1977, cuando se produjo la mayor cantidad de nacimientos en cautiverio. Por eso, hay algo generacional que nos une. Somos contemporáneos de los tres nietos que dan su testimonio en la película y también de todos los nietos recuperados”, señala Nacif Cabrera. “En un punto, somos una generación huérfana porque quizá nuestros referentes inmediatos de mediana edad, en gran parte, fueron detenidos-desaparecidos durante la dictadura militar. Entonces, en nuestra adolescencia nos costó mucho encontrar algún tipo de referencia con modelos a seguir o adultos a tener en cuenta y a valorar”, agrega Martínez Cantó.

–¿Por qué decidieron centrarse en tres centros clandestinos de detención y contar con el testimonio de tres nietos recuperados?

Roberto Persano: –Decidimos centrarnos en tres maternidades, las que funcionaron en el Hopital Militar de Campo de Mayo, la del Pozo de Banfield y la que estuvo en la ESMA porque fueron los centros clandestinos donde mayor cantidad de nacimientos hubo. Además, cada una de estas maternidades estaba bajo la órbita de una Fuerza diferente: el Pozo de Banfield para la Policía, la ESMA era de la Marina y Campo de Mayo estaba en manos del Ejército. Entonces, también permitía conocer el modus operandi de cada fuerza. Primero, empezamos a investigar las maternidades y después para llegar a cada maternidad decidimos trabajar con historias de tres nietos y que cada uno haya nacido en uno de esos centros. Esto nos permitía conocer la historia de los chicos y dar el ingreso para desarrollar cómo se orquestó el plan sistemático en cada maternidad.

–¿Cómo influyó la concreción del juicio por el plan sistemático de apropiación de menores para hacer este documental? ¿Fue un disparador?

Santiago Nacif Cabrera: –Cuando arrancamos con la investigación, en 2011, el juicio ya se estaba desarollando; de hecho, los responsables tuvieron sentencia en 2012 (se ven las imágenes en la película). Para empezar, tuvimos plena colaboración de todo el Tribunal Oral Federal Nº 6, presidido por la doctora María del Carmen Roqueta. Tuvimos total apoyo de su parte: nos brindó el expediente y también hizo las gestiones para que consiguiéramos las imágenes del juicio que se ven en la película. Hay una intención de difundir este trabajo que se está haciendo desde la Justicia con respecto a todas estas causas que se fueron reabriendo y que van teniendo sentencia. Hay una intención clara de dar a conocer que los genocidas están terminando sus vidas en la cárcel, como era el gran objetivo de todos los organismos de derechos humanos.

–¿Cómo trabajaron la estética del documental para que los dibujos y las animaciones se complementen con el relato histórico-político?

R. P.: –Hay dos tipos de animaciones, que las hizo Maxi Bearzi. Decidimos encauzarlo desde dos niveles. Uno: animaciones en vivo, que tienen que ver con las entrevistas a los nietos en estudio. A medida que los nietos iban contando sus historias, Maxi, sin ningún guión previo ni nada, iba dibujando trazos que tenían que ver y que complementaban al relato de cada uno de los protagonistas. Por otro lado, están las animaciones que se proyectaron en cada uno de los centros, específicamente en los lugares donde funcionaron las maternidades. Y era resignificar también espacios, esas paredes que funcionaron como salas de parto. Ese fue un laburo que hicimos con Maxi, donde trasladamos algunos testimonios o cómo se orquestaba el plan para apropiarse de los chicos y llevarlo al audiovisual de una manera un poco onírica, si se quiere, y también como una forma de poder condensar todo el horror que significa eso en algunas imágenes.

–El documental tiene un principio muy potente con los nietos recuperados hablando de sus padres y un final igual de fuerte cuando les dejan un mensaje a sus hijos. ¿Cómo trabajaron esta idea?

A. M. C.: –En un punto, nosotros queríamos dar cuenta de una suerte de trasvasamiento generacional, de que las heridas siguen abiertas y que es un continuo. Y que, en un punto, hay una resignificación en la constitución de una familia cuando uno se entera de que su identidad es otra y que no pudo tener esa familia primaria que realmente lo deseó a uno, lo quería criar y que, al mismo tiempo, había un compromiso militante. Entonces, nuestra apuesta fue generar un ámbito lo suficientemente intimista e hicimos las entrevistas en el set de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Ahí quisimos generar un espacio de resguardo. Y las primeras preguntas disparadoras que les hicimos a los tres nietos restituidos eran básicamente sobre sus familias. Arrancamos pidiéndoles: “Bueno, hablame de tus hijos, hablame de qué significa ser padre para vos, cómo viviste el parto de tus hijos. Y en base a eso, tratá de hacer un puente con cómo fue tu parto”. Fue una apuesta que hicimos. No sé si habrá salido bien o no, pero hubo una cosa muy fuerte: como muchas veces uno siente que hay un discurso “judicial” o de reiteración de los hechos que se puede encontrar en el expediente, fue como cambiar un poco el eje y enmarcarlo en una cuestión de constitución de familia y en un recorrido generacional que los atraviesa a ellos desde sus padres, sus vidas diarias cotidianas y sus hijos con relación a esos padres que no están, a esos abuelos que no tienen los chicos.

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