Mié 10.08.2016
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CINE › EL DIRECTOR DAVID LOWERY HABLA DE SU REMAKE DE MI AMIGO EL DRAGóN

“Busqué el espíritu del film original”

Un niño tiene un amigo que resulta ser uno de esos seres mitológicos que vuelan, escupen fuego y asustan a la gente. “Hicimos una película nueva con el mismo título que la otra”, zanja Lowery la cuestión, para diferenciarse de la que coprotagonizó Mickey Rooney en 1977.

› Por Andrés Valenzuela

“Cuando me puse a escribir esta versión, intenté capturar el espíritu de la original y las emociones que me provocó cuando la vi por primera vez, que son las sensaciones de un niño”, explica a Página/12 el guionista y director David Lowery, cuya película Mi amigo el dragón se estrena este jueves en Argentina. La nueva producción de Disney no es estrictamente una remake del film del mismo nombre de la década del 70, sino una nueva obra bajo el mismo concepto inicial: un niño tiene un amigo que resulta ser uno de esos seres mitológicos que vuelan, escupen fuego y asustan a la gente. “Hicimos una película nueva con el mismo título que la otra”, zanja la cuestión, para diferenciarse de la que protagonizó Mickey Rooney en 1977.

En esta versión Robert Redford lleva un papel central junto a la joven Bryce Dallas Howard (quien ya tenía experiencia en films con bichos gigantes gracias a su participación en Jurassic World y aquí interpreta a una guardia forestal) y los niños Oakes Fegley (en el rol protagónico) y Oona Laurence).

“Intenté captar la amistad que puede suceder entre humanos y animales”, señala Lowery. “La relación de Pete con el dragón es muy similar a la que yo forjé con muchas de mis mascotas de niño”, explica. Tanto que el dragón tiene pelos, en lugar de escamas, y en sus movimientos en varios pasajes recuerda a un cachorro. “Sí, sí, resultó que cuando diseñamos el dragón vimos hasta dónde podíamos meter mano al diseño y que siguiera siendo la misma criatura: alas, fuego por la boca, todo eso. Resulta que los pelos no eran indispensables”, ríe. El director entiende que los animales no hablan, como hace su criatura, pero el vínculo es el mismo, sostiene. “Quería que Elliot se viese como un cachorrito gigantesco pero a la vez fuese un personaje con el mismo peso emocional que un personaje humano, sin dejar de efectivamente ser un dragón”, comenta Lowery.

“También es una película acerca del medio ambiente, del bosque y nuestro lugar en el mundo, qué estamos haciendo con él”, advierte. Es que gran parte de la acción oscila entre los intereses de una maderera y la vida armónica del niño Pete y su dragón Elliot. “Ah, y también es una película sobre dónde y por qué nos sentimos en casa, a qué llamamos hogar”, plantea el responsable de la película.

Este sentido de pertenencia es parte central de la filmografía de Lowery, quien ya había abordado el tema desde su primera película. Lowery presentó en Sundance 2013 Ain’t Them Bodies Saints, un drama ambientado en Texas, que tuvo buena recepción.

Gran parte de Mi amigo el dragón se sostiene en las actuaciones de los niños Fegley y Laurence, en particular el primero, quien ya tenía experiencia en las series televisivas Boardwalk Empire y Person of Interest, además de la película Hasta que la muerte los juntó. “Fueron realmente especiales y son los que hacen que la película funcione”, reconoce el director. “Sin ellos no valdría nada”. Lowery trabaja con niños en todas sus producciones y sabe que la cosa no siempre funciona igual de bien. “Quiero que los chicos actúen espontáneamente, que sean emocionales y sinceros; en caso contrario, no me siento bien, es demasiado trabajo para ellos y como director prefiero que se olviden de la cámara y sean auténticos niños”, reflexiona. “Trato de no trabajar con chicos que sólo buscan pasar de escena”, apunta. “Fegley y Laurence fueron particularmente buenos en esto y al final nosotros los grandes trabajábamos imaginándonos al dragón, pero fue gracias a ellos, un lujo que pudimos darnos como adultos”, ahonda.

Para la filmación, la productora creó unas marionetas grandes, con una cabeza verde de dragón en un palo, para que los actores tuvieran una referencia de a dónde mirar. Sin embargo, Lowery cuenta que no siempre hizo falta. “A veces sólo usamos un palo y muchas veces, ni siquiera eso: la mayor parte fueron los chicos con su imaginación y eso nos fue llevando a todos”.

Además, claro, la participación de Robert Redford contribuye a reforzar el atractivo del film. Para el director y guionista, el veterano actor “trae a la película un gravitas que no puede aportar ningún otro”. Lowery describe a Redford como “una leyenda” y entiende que su presencia legitima el film, pero a la vez ofrece peso dramático. “Eso no lo encontrás en cualquier lado”, observa. “Además, está metido de lleno en los temas ambientales, así que eso también suma mucho al momento de meterse en su personaje”, elogia.

Aunque la historia transcurre en Estados Unidos, la película fue filmada en Nueva Zelanda, que por paisajes e infraestructura, de un tiempo a esta parte se convirtió en una de las locaciones favoritas para las películas de gran presupuesto. Como en El señor de los anillos, aquí también hay malvados y dragones, aunque los primeros sean seres humanos. El ambiente seguramente ayuda a transmitir una de las ideas centrales del director: “Todo es más grande y épico desde los ojos de un niño”.

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