Hasta fines de enero, el ciclo Malba cine (en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires) realiza un repaso por el cine fantástico y de ciencia ficción, programado por el escritor Elvio E. Gandolfo. El autor de La reina de las nieves sostiene, como John Carpenter, que “creer en el fantástico es, también, creer en el cine” y, en ese sentido, ha seleccionado cincuenta films entre los que se encuentran grandes clásicos (como Solaris, de Tarkovski; Metropolis, de Fritz Lang; Alien, de Ridley Scott; Frankenstein, de James Whale o el corto La jetée, de Chris Marker). También se exhiben películas menos célebres pero igualmente atractivas como Pánico en el año cero, de Ray Milland, Onibaba, de Kaneto Shindo, o El juego de la guerra, de Peter Watkins, la mayoría en copias nuevas. Entre algunas de las películas destacadas por Gandolfo, figuran: La mosca, de David Cronenberg, tratado sobre el uso de los cuerpos para provocar horror y extrañeza, con la memorable actuación de Jeff Goldblum, con algo de insecto ya cuando camina con su cuerpo normal; Omicrón, la fogosa criatura del planeta Ultra (de Ugo Gregoretti), sobre un parásito estelar que se apodera del cuerpo de Renato Salvatori, obrero italiano, y lo somete a incontables pruebas y situaciones de peligro o diversión; El enigma de otro mundo (de Christian Nyby), adaptación de un relato clásico de John W. Campbell, que en 1982 volvería a filmar John Carpenter; La sonámbula (de Fernando Spiner) con un guión con cierto “tono Oesterheld” en el desfile de personajes variados, y en el nostálgico desplazamiento temporal del final; La última ola (de Peter Weir), sobre un abogado blanco y elegante que se va sumergiendo en el clima de creencias y alucinaciones del mundo indígena; Metropolis (de Fritz Lang), con su magistral visión de las relaciones entre patrones y obreros, visión global del futuro; y Alphaville (de Jean-Luc Godard), demostración casi soberbia de cómo se puede armar un clima futuro a partir de decorados mínimos, autos normales o las calles de París reinventadas bastándose con los ángulos de cámara, o la creación de escenas de alto impacto visual.