CINE › “SOÑADORAS”
El film de Billy Condon narra el ascenso y la caída de un trío femenino de soul.
› Por Horacio Bernades
No puede decirse esta vez que los miembros de la Academia hayan votado erróneamente. No sólo es irreprochable cada una de las ocho categorías para las cuales resultó nominada Dreamgirls, sino que de la mera revisión de esas nominaciones se desprende una exacta evaluación crítica. Tratándose de una película en la que la música tiene un peso decisivo, se entiende que nada menos que tres de las canciones incluidas compitan (¡entre sí!) en el rubro respectivo. Lo mismo puede decirse de las nominaciones a la dirección de arte, vestuario y mezcla de sonido, rubros destacados de la película dirigida por Bill Condon. Es finalmente un reconocimiento admisible las postulaciones de Eddie Murphy y de la debutante Jennifer Hudson, como Mejor Actor y Actriz de Reparto. Al mismo tiempo, que Soñadoras no haya sido nominada a ninguno de los rubros mayores (Mejor Película, Director y Guión) habla de las debilidades de la película.
Basada en un musical de los ’80, Soñadoras narra el surgimiento, apogeo y disolución de un trío femenino de soul, en el que no resulta difícil adivinar, en escorzo, la sombra de The Supremes. Llamadas primero The Dreamettes y más tarde The Dreams, no pasará mucho tiempo hasta que una de las integrantes del grupo, la más bonita (Deena Jones, interpretada por la deidad Beyoncé Knowles), pase a ser solista, con las otras dos como apoyo, tal como sucedió con Diana Ross y sus compañeras. La elección la hace el manager, Curtis Taylor (Jamie Foxx), en quien muchos ven un reflejo de Berry Gordy Jr., cerebro de la Tamla Motown. Hay otras alusiones, como cierto fragmento televisivo en el que se ve cantar a un chico, idéntico al Michael Jackson de The Jackson Five. El bigote anchoíta y jopazo engominado de James Early, solista para quien las Dreamettes debutan haciendo coros (Eddie Murphy) recuerdan a Little Richard. Pero basta verlo aullar, sacudirse y transpirar para comprender que el tipo es una réplica de James Brown. Un homenaje de carambola, teniendo en cuenta que la película se estrenó antes de la muerte del Padrino del Soul.
La película cabalga a través de una década larga, detallando no sólo los cambios de la música negra durante ese período (del soul melódico a la música disco, pasando por el funk y hasta algún proto-rap), sino también la mutación de modas, gustos y estilos, desde el campo vestimentario hasta el del diseño de tapas y modalidades del show business. En ese marco, las integrantes de las Dreamettes pasan de ser tres chicas ilusionadas a tres señoras curtidas en fama, decepciones amorosas, celos y rivalidades internas, manipulación empresarial y masculina. Hasta llegar a una reunión de despedida, en la que se celebra un carácter familiar que tal vez evoque el hit de Sister Sledge, “We’re Family”.
Más allá de los indudables aciertos en el diseño de producción, vestuario y reconstrucción, no hay en la historia nada que no se haya visto antes. Ratificando lo visto en Dioses y monstruos y Kinsey, el científico del sexo, Mr. Condon se muestra tan poco imaginativo en el terreno de la escritura como en el de la puesta en escena, por ponerle algún nombre a lo que no excede la mera ilustración de acontecimientos. Queda la música, que puebla la película de una punta a otra y hasta duplica versiones del mismo tema, una detrás de la otra. Sin una sola coreografía destacada –más allá del pasito ensayado, que cualquier grupo de principiantes estaría en condiciones de igualar–, la película identifica intensidad con decibel, desgarro con superpotencia vocal y lucimiento con grito. No extraña que la protagonista femenina sea la rebonita de Beyoncé Knowles, teniendo en cuenta que el grupo que la hizo famosa, Destiny’s Child, se regía por las mismas coordenadas.
Así las cosas, la que más se luce es Jennifer Hudson, que resulta tan desplazada en la ficción como lo fue, en su momento, en el programa televisivo American Idol. En otras palabras, Hudson se desgañita, atruena y aturde, incluso cuando no le toca ser solista. Qué dirían tipos como Curtis Mayfield, Otis Redding o Stevie Wonder, para quienes todo eso era sinónimo de mal gusto, sobreactuación, show off.
5-SOÑADORAS
(Dreamgirls) EE.UU., 2006.
Dirección y guión: Bill Condon, sobre obra teatral homónima.
Música: Henry Krieger.
Coreografía: Fatima Robinson.
Intérpretes: Jamie Foxx, Beyoncé Knowles, Eddie Murphy, Danny Glover, Jennifer Hudson, Anika Noni Rose y Keith Robinson.
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