CINE › COMIENZA LA 55ª EDICION DEL FESTIVAL DE SAN SEBASTIAN
Este año, el cine nacional tiene una digna representación en el encuentro donostiarra: una película en la competencia oficial y otras ocho repartidas en diferentes secciones.
› Por Horacio Bernades
desde San Sebastian
Una película en competencia oficial y siete más desparramadas por las distintas secciones redondean la representación argentina en la 55ª edición del Festival de San Sebastián, que se inicia mañana y se extenderá hasta el sábado 29 de septiembre. Si a esas ocho se les suman otras tres que cuentan con intervención de nuestro país en distintos rubros, se obtiene una alta participación argentina en el festival donostiarra, uno de los más importantes del mundo y el que más cabida le da al cine de habla hispana. De esa casi docena de películas, varias están en condiciones de aspirar a distintos premios. Incluyendo, por supuesto, a Encarnación, opus dos de Anahí Berneri, que aterriza en la competencia oficial de San Sebastián tras haber ganado un premio a la innovación artística en Toronto.
Varias de las películas argentinas programadas en esta edición del Donostia Zinemaldia (tal el nombre del festival en idioma euskara) se estrenaron en nuestro país a lo largo de este año. Tales los casos de Madres, documental de Eduardo Walger sobre las Madres de Plaza de Mayo (incluido en Zabaltegui, la paralela más importante del festival); Una novia errante, de Ana Katz, y La antena, de Esteban Sapir, que lo hacen en Horizontes Latinos, sección dedicada al cine latinoamericano. De esa misma sección participan El asaltante, ópera prima de Pablo Fendrik, que había sido parte de la competencia oficial en la última edición del Bafici, y Por sus propios ojos, debut de la realizadora cordobesa Liliana Paolinelli, de la que se sabe muy poco y cuya presentación en San Sebastián representará el estreno internacional. A su turno, Una semana solos (segundo film de Celina Murga después de Ana y los otros) y La extranjera, de Fernando Díaz (realizador de Plaza de almas), lo hacen en Cine en Construcción, sección dedicada a films que aspiran a completarse con el aporte de coproductores o fundaciones extranjeras.
Segunda película de Anahí Berneri –cuya anterior Un año sin amor había representado una incursión nada amarillenta en el mundo heavy-gay–, en Encarnación la ex chica Olmedo Silvia Pérez cumple su primer papel “serio”, haciendo prácticamente de sí misma, como ex estrellita de los ’80 semidesocupada al bordear los 50. La otra película latinoamericana en competencia oficial es el thriller político chileno-uruguayo-argentino Matar a todos, que reconstruye la fuga de un cerebro del pinochetismo tras la caída del régimen y cuenta en su elenco con Darío Grandinetti y Patricio Contreras. Por su parte, dos concursantes de Cine en Construcción tienen participación argentina en su producción. Se trata de A festa da menina morta, debut en la realización del actor brasileño Matheus Nachtergaele, y Acné, dirigida por el uruguayo Federico Veiroj. Encarnación y Matar a todos deberán vérselas con rivales de peso en la sección oficial del Donostia Zinemaldia que, continuando la tendencia exhibida el año pasado, aparece como más atendible de lo que solía ser. Entre las más fuertes de la competencia se incluye nada menos que lo último de David Cronenberg, Eastern Promises, que viene de estrenarse en Toronto y abre San Sebastián esta noche.
En competencia oficial fungen también las nuevas películas del estadounidense John Sayles, el francés Manuel Poirier (de quien en la Argentina se había conocido la magnífica Western), el germano Hans Weingartner (el de Los edukadores) y el hongkonés Wayne Wang, el de Smoke y Blue in the Face. Su socio en ese dueto fílmico, Paul Auster, será este año presidente del jurado, del que forma parte la señora Susú Pecoraro. Auster presenta, además, película propia fuera de concurso, The Inner Life of Martin Frost. La otra sección de San Sebastián que parece haber levantado la puntería con respecto a ediciones anteriores es la Selección Horizontes, apartado competitivo de Horizontes Latinos. Además de las películas argentinas mencionadas, otras varias llegan con buenos antecedentes. Entre ellas, la mexicana Año uña, ópera prima de Jonás Cuarón (que tiene 26 años y es el hijo de Alfonso Cuarón, director de Y tu mamá también y Niños del hombre), así como la uruguaya El baño del Papa (todo un éxito en su país), la brasileña A casa de Alice (que en estos días se verá también en Buenos Aires, en la Semana de Cine Brasileño) y la colombiana Satanás, que viene causando toda una conmoción en la patria de García Márquez.
Que los programadores de San Sebastián apuntan a afinar su sintonía con el cine contemporáneo lo confirma el creciente número de documentales, campo hasta ahora no muy cultivado en tierras vascas. Mientras en la sección oficial se presenta, fuera de concurso, Earth, relevo de la vida sobre la Tierra a lo largo de las cuatro estaciones del año, en Zabaltegui, Carlos Saura hará oír sus Fados y Julian Schnabel viajará hasta la Berlín de Lou Reed. Habrá además un documental sobre Marlon Brando, otro sobre David Lynch y una primera incursión en ese campo de Wayne Wang, completando así su combo donostiarra. Similar voluntad de renovación parece animar la Retrospectiva Contemporánea, dedicada este año a Philippe Garrel. El realizador de la celebrada Los amantes regulares, que se vio este año en los festivales de Mar del Plata y Bafici, así como en la sala Lugones, es tal vez el secreto mejor guardado de la post nouvelle vague. Por una de esas casualidades, en Buenos Aires se estrenará la semana próxima, en proyección DVD, su película inmediatamente anterior, Salvajes inocentes. Aquí se ha programado su obra completa, incluyendo cortos de los años ’60, y a la vez se presenta un libro dedicado a su filmografía, aguardándose su visita.
La retrospectiva temática prevista para esta edición de San Sebastián tampoco carece de interés. Con el nombre de Fiebre helada y totalizando nada menos que 38 títulos, se trata de una extensa cabalgata a través del cine realizado durante la última década en los países nórdicos, incluyendo muestras de orígenes tan atípicos como Noruega o Islandia. En cuanto a la retro clásica, este año es el turno de Henry King, realizador hollywoodense que, habiéndose destacado en el melodrama, es autor de dos westerns memorables: El pistolero y Los desesperados, ambos de los años ’50. Habrá, por lo demás, un múltiple homenaje a Liv Ullman, previéndose la proyección de los cuatro films que dirigió, además de Sarabande –su última colaboración con Ingmar Bergman–, un documental que le está dedicado y el otorgamiento de un premio Donostia. En tren de galardones, una de las actividades destacadas de hoy a la noche será la entrega del Premio Fipresci de la Crítica Internacional al film rumano 4 meses, 3 semanas y 2 días, que fue una de las sensaciones del último Cannes y cuyo estreno se anuncia para dentro de un par de meses en Buenos Aires.
Con todo esto, mañana la mesa de San Sebastián estará servida. Y ya se sabe que en pocos lugares del mundo se cocina y se come mejor que aquí.
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