CINE › “FRANÇOIS TRUFFAUT: LA EDUCACION SENTIMENTAL”
El amor, en todas sus expresiones
En el ciclo que arrancará el miércoles en la sala Lugones se verán nueve films esenciales del notable director francés.
“Todo lo que se halla en los dominios de las emociones reclama lo absoluto. Un niño quiere a su madre toda la vida, los amantes quieren amarse para siempre, todo en nosotros reclama lo permanente, a pesar de que la vida nos enseña lo provisional. Me pregunto si en la vida hay algo más decisivo que el momento en el que empezamos a pensar que nuestros hijos son más importantes que nuestros padres.” Para François Tru- ffaut (1932-1984) hubo quizás un solo gran tema en toda su obra: el amor, en sus distintas expresiones. Y a partir de esta columna vertebral el Complejo Teatral de Buenos Aires y la Fundación Cinemateca Argentina, con el auspicio del Servicio de Acción Cultural de la Embajada de Francia, organizaron una muestra denominada “François Truffaut: la educación sentimental”, que se realizará desde este miércoles al martes 1º de noviembre en la Sala Leopoldo Lugones del Teatro San Martín (Avenida Corrientes 1530). El ciclo estará integrado por nueve films esenciales del gran director francés y, como epílogo, se verá un documental inédito hasta ahora en Argentina que bucea en las relaciones entre la vida y la obra de Truffaut.
El ciclo se abre pasado mañana con Jules y Jim (1962), con Jeanne Moreau, Oscar Werner y Henri Serre. “Comenzando con la situación más escandalosa posible –dos hombres y una mujer viviendo juntos a través de toda una vida– tenía que hacer una película sobre el amor que fuera lo más pura posible, tenía que hacerlo a través de la inocencia de los tres personajes, de su integridad moral, de su ternura y por sobre todas las cosas de su sentido de decencia”, confesó en su momento el propio Truffaut. Para este jueves está programada La piel dulce (1966), con Françoise Dorléac y Jean Desailly. “Es la historia, muy realista, de un adulterio, que da una idea muy antipoética del amor, como si fuera, de alguna manera, el reverso de Jules et Jim, su respuesta polémica. Lo que más me interesa es el personaje de la mujer traicionada: siempre se hace de ella el personaje menos atractivo, pero aquí ella es vista de la manera más anticonvencional posible, como si fuera el equivalente de Jules en Jules et Jim” (F.T.). El viernes va Las dos inglesas (1971), con Jean-Pierre Léaud, Kika Markham y Stacey Tendeter. “El héroe de Las dos inglesas (en realidad el joven Henri-Pierre Roché) es algo así como un joven Proust que se enamora de Charlotte y Emily Brontë y que ama a las dos durante más de diez años sin poder decidirse por una o por otra. No es un film erótico sino una película de sentimientos” (F.T.). El sábado se verá El último subte (1980), con Catherine Deneuve y Gérard Depardieu. “Al escribir el guión mi intención fue la de hacer por el teatro lo que ya había hecho por el cine en La noche americana; la crónica de una troupe en pleno trabajo, en un marco que respetara las unidades de lugar, tiempo y acción” (F.T.).
El domingo será una auténtica jornada Antoine Doinel. En cuatro películas, Truffaut sigue el personaje de Antoine Doinel (Jean-Pierre Léaud) desde su infancia hasta la madurez, perturbada por sus aventuras sentimentales. Se exhibirán, en orden cronológico, Los 400 golpes (1959), La hora del amor (1968), Domicilio conyugal (1970) y El amor en fuga (1979), la última película de la saga Doinel. “A El amor en fuga le di la forma de un mosaico, de un patch-work. La verdad es que yo pensaba que ya había terminado con Antoine Doinel después de Domicilio conyugal, pero cuando me contaron que en Dinamarca había gente joven que se pasaba todo el día en un cine viendo a Doinel creciendo, enamorándose y también madurando, me vino la idea de hacer un último Doinel” (F.T.).
Para el lunes 31 está prevista La mujer de la próxima puerta (1981), con Gérard Depardieu y Fanny Ardant. “¿De qué trata La mujer de la próxima puerta? Del amor y, por supuesto, del amor frustrado, sin el cual no habría ninguna historia. El obstáculo entre los dos amantes no es aquí el peso de la sociedad, no es la presencia de los otros, ni siquiera ladisparidad entre dos temperamentos muy distintos, sino, bien por el contrario, su similitud” (F.T.).
Y el epílogo es el martes 1º con François Truffaut, una autobiografía (2004), el documental de Anne Andreu que, más que un monumento a la gloria del cineasta, toma la medida de la herencia y le da la palabra a una nueva generación de cineastas que hoy, como ayer, encuentran en el cine de Truffaut razones para la esperanza.