El flamante gobierno de Mauricio Macri tuvo ayer una baja importante: el crítico y coleccionista de cine Fernando Martín Peña decidió no seguir al frente de la dirección del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (cargo que desempeñó en las últimas tres ediciones) por diferencias con las nuevas autoridades del Ministerio de Cultura de la ciudad. “No es una renuncia, sino que no acepté la propuesta de renovación que me hicieron las nuevas autoridades”, afirmó Peña, quien confirmó que la productora general del certamen, Virginia Petrozzino, que trabajó durante los últimos cinco festivales, también dio un paso al costado y no renovará su contrato. Por otro lado, fuentes del Ministerio de Cultura del Gobierno de la Ciudad sostuvieron que no está confirmada la realización de la conferencia de prensa anunciada en un principio para el miércoles 26 de este mes, fecha en que el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, iba a realizar los anuncios correspondientes de la próxima edición.

“No llegamos a un acuerdo porque no me sentí respaldado por ellos”, argumentó Peña, quien además es programador de cine en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) y conduce el programa Filmoteca en Canal 7. A su vez, agregó que en los últimos meses se encontró en “la más absoluta incertidumbre y sin respaldo político”. Según Peña, para dirigir un festival se necesita “respaldo y apoyo político, y eso no lo noté en ningún momento. Lo que sí noté –añadió– es que ellos querían que dijéramos que sí, para no tener más incendios, pero querían que aceptáramos en condiciones muy vagas”.

Peña y Petrozzino mantuvieron reuniones en las últimas horas con el jefe de Gabinete de Lombardi, Alejandro Gómez, y con la directora de Festivales, Viviana Cantoni, pero “ellos no me daban garantías de que me tuvieran confianza y de que pudieran atender los problemas más acuciantes del festival”, agregó. Entre las condiciones de Peña para continuar al frente del Bafici figuraban un aumento de sueldo para los programadores, asegurarles un contrato por un año y mantener el precio de las entradas a las funciones a seis pesos y a tres para estudiantes y jubilados. También pidió la libertad total para elegir el contenido artístico del festival y para seleccionar a las personas que integrarían las distintas áreas y que el gobierno garantizara el dinero necesario para preproducir el festival.

“Habíamos acordado en que cedíamos los aumentos y que ellos nos darían libertad de programación y mantendrían el precio de las entradas. Pero el tema de la contratación de la gente era difuso y mucho más difuso todavía el tema de que se garantizara el dinero para preproducir en febrero”, explicó Peña. Y aclaró: “Yo no puedo pensar en la programación o invitar gente al festival si después no voy a poder pagar los gastos y los pasajes. Les pedí todo el tiempo un compromiso de Lombardi con respecto a esto, pero desde hace tiempo que no le volví a ver la cara ni volví a saber nada de él”.

“Lo más importante –dijo Peña– es que yo no noto en ellos ningún interés real en que nosotros sigamos. Desde que escribí una carta advirtiendo sobre la necesidad de tomar medidas para llegar a tiempo con el festival, tuvimos una reunión con Lombardi, pero él evitó dar precisiones en relación con todo.” Además, “preguntó cosas básicas e informativas pero nunca nos pidió que nos quedemos en el festival. Eso sucedió recién hace quince días, pero a través de un mail que me mandó un asesor. Yo agradezco la propuesta, pero en estas condiciones no puedo aceptarla”, indicó el director del Bafici, cuyo contrato vence el 31 de este mes.

Otra de las razones que llevaron a Peña a dejar el Bafici es que, según expresó, tampoco le garantizaron “que pudiéramos seguir en la próxima edición. Eso sería como tomarnos examen otra vez, pese a que los tres festivales que hicimos salieron bien: se mantuvo el perfil, el público quedó conforme y hubo buena repercusión”. Peña señaló que, a pesar de su alejamiento, les entregó a las nuevas autoridades un dossier con un desglose presupuestario, ideas de ciclos y retrospectivas y los contactos de 170 películas que los programadores seleccionaron en festivales como Cannes, Toronto, Vancouver y Río de Janeiro.