Vie 04.01.2008
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CINE › “DIAS DE GLORIA”, DE RACHID BOUCHAREB

Los otros condenados de la tierra

La película reivindica la contribución del 7º de Infantería de Argelia a la expulsión de los nazis en Francia, pero a la vez denuncia la discriminación sufrida por los africanos.

› Por Horacio Bernades

7

DIAS DE GLORIA

(Indigènes) Argelia/Francia/
Marruecos/Bélgica, 2006.

Dirección: Rachid Bouchareb.
Guión: Olivier Lorelle y R. Bouchareb.
Fotografía: Patrock Blossier.
Intérpretes: Jamel Debbouze, Samy Naceri, Roschdy Zem, Sami Bouajila y Bernard Blancan.

Se exhibe en proyección DVD, en los cines Arteplex Centro, Arteplex Belgrano y Cinedúplex Caballito.

En 1943, cuando Francia necesitaba hasta el último hombre para encarar la definitiva expulsión del ocupante alemán, una compañía de soldados nativos se constituyó en Argelia. Entrenados por un sargento francés radicado en el norte de Africa, cruzaron de Marruecos a Italia, participaron de la batalla de Monte Cassino, liberaron Marsella en agosto del año siguiente y luego el combate los llevó al valle del Ródano, los Vosgos y finalmente, Alsacia. Allí infligieron su primera derrota al enemigo, prolegómeno de la liberación. La historia de ese regimiento, el 7º de Infantería de Argelia, no se había contado, hasta que el realizador de ese origen Rachid Bouchareb se propuso hacerlo. El resultado es Indigènes, que se presentó en competencia oficial en Cannes 2006 y ahora se estrena aquí, en formato de DVD ampliado, con el título Días de gloria.

Aspirante al Oscar al Mejor Film Extranjero (fue nominada como representante argelina), el título local remite a Tiempos de gloria, aquel film de fines de los ’80 en el que debutó Denzel Washington y que narraba la historia del primer escuadrón de soldados afroamericanos, durante la Guerra de Secesión. Como en aquélla, a la intención reivindicatoria se suma aquí un ánimo de denuncia, que es tanto de la discriminación pasada como presente. Un cartel final informa que al día de hoy aún no se ha formalizado el pago de las pensiones correspondientes a las viudas de los muchos integrantes del 7º regimiento que cayeron en combate. Con una duración de más de dos horas, participación francesa, belga y marroquí en la producción y un alto presupuesto, el relato focaliza en cinco personajes. Cuatro soldados de infantería; el quinto, el sargento Martínez. Que, de acuerdo con la tradición del cine estadounidense en la materia, al comienzo parece un ogro pero más tarde se revelará como el mejor defensor de sus muchachos ante la discriminación oficial.

Saïd, uno de los indigènes (término de connotación peyorativa), es adoptado por el sargento casi como esclavo personal, papel que acepta con entusiasmo. Otro, Messaoud, se enamorará de una bella marsellesa, rozando la transgresión, mientras que su hermano Yacir, sin sentir el menor deber ante la metrópoli, sólo quiere desertar. El cabo Abdelkader aparece como el personaje más complejo: capaz de enfrentar a toda la superioridad ante el menor indicio de discriminación, ello no le impide estar dispuesto a dar la vida por el país colonizador. Está claro que esas figuras representan también cuatro formas distintas de reacción ante la cuestión colonial, con Abdelkader anticipando (daría la sensación de que sin saberlo del todo) la guerra argelina de la década siguiente, al anunciarle a un superior que la relación entre ellos algún día dejará de ser la misma.

Esa condición representativa pone a Días de gloria en riesgo de previsibilidad, en la medida en que cada elemento dramático parecería estar pensado en función de un casillero previo. No representa una sorpresa que las pérdidas de combate se vean acompañadas de un canónico réquiem, mientras la cámara se detiene ante las tumbas. Lo que está fuera de toda discusión es la calidad de las actuaciones, justificando la Palma otorgada en Cannes a todo el elenco. Jamel Debbouze compone un Tío Tom justo al borde de la decepción, mientras Sami Bouajila exuda fiereza en el papel de Abdelkader. Como el sargento Martínez, a Bernard Blancan se lo ve tan duro y obsesivo, que en su caso el apelativo de pied noir parecería una alusión al film noir.

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