Jue 06.03.2008
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CINE › TODO UN FESTIVAL JOHN FORD, EN EL MALBA Y LA SALA LEOPOLDO LUGONES

Un pilar de la historia del cine

Mientras el Malba concentra su artillería –aunque no exclusivamente– en los grandes títulos del maestro, la Lugones ha organizado un ciclo denominado “John Ford desconocido”, con films inéditos en el país.

› Por Luciano Monteagudo

Alguna vez tenía que pasar, que el Malba y la Sala Leopoldo Lugones coincidieran fortuitamente en una retrospectiva o un homenaje. Sucede ahora en marzo, pero los planetas parecen haberse alineado como nunca para celebrar la obra de una de las columnas vertebrales del cine de todas las épocas: John Ford. Aunque no fue planeado, las respectivas muestras apenas si se pisan en un par de títulos, lo que garantiza que durante un mes los cinéfilos de Buenos Aires tendrán a su disposición un impensado festival Ford con casi cincuenta títulos de todas las épocas, desde el primer período mudo hasta entrados los años ’60.

Mientras el Malba concentra su artillería –aunque no exclusivamente– en los grandes títulos del maestro (ver página 30), la Lugones ha organizado un ciclo denominado “John Ford desconocido”, que se llevará a cabo a partir de hoy y hasta el domingo 23 de marzo, siempre en el décimo piso del Teatro San Martín (Avenida Corrientes 1530). La consigna aquí fue que la obra de uno de los grandes autores de toda la historia del cine está aún por descubrirse, más allá de sus clásicos más frecuentados, como La diligencia y Pasión de los fuertes. Considerado universalmente como uno de los auténticos pilares del cine estadounidense e inspirador de la obra de otros grandes directores –desde Orson Welles hasta Akira Kurosawa, por citar apenas un par–, el maestro Sean Aloysius O’Fearne, alias John Ford (1895-1973), realizó más de 125 films desde sus inicios en Hollywood hacia 1917, pero su reputación se ha visto fosilizada a partir de apenas un puñado de títulos, en su mayoría westerns, que pueden considerarse sin duda obras maestras, pero que no alcanzan a dar una idea de la dimensión y la amplitud de su obra.

El ciclo de la Lugones –que excluye deliberadamente sus films más trajinados– se propone redescubrir la nobleza, la claridad de expresión y la perenne actualidad de su cine a partir de 21 películas inéditas en Argentina o muy escasamente difundidas, que abarcan el período 1920-1952 y son capaces de echar una luz nueva sobre una obra siempre fascinante. Aunque cueste creerlo, policiales, melodramas, comedias, películas históricas y bélicas también formaron parte de la obra de este poeta del cine. “Busco, más que nada, la simplicidad, la verdad desnuda en medio de la acción rápida y brutal”, explicó a los Cahiers du Cinéma en 1956. “Lo que me interesa es hallar lo excepcional en lo común, el heroísmo en lo cotidiano.”

Uno de los mejores textos sobre la actualidad de la obra de Ford fue escrito por dos franceses, el realizador Bertrand Tavernier y el crítico Jean-Pierre Coursodon, en su libro 50 ans de cinéma américain. Allí dicen: “Pasan las modas, se olvidan los cineastas, se ajan las efímeras glorias. Pero John Ford queda. El viejo Sean, y de eso ya no hay duda, enterrará a todos. Se le pueden hacer algunos reparos y dejarle algunos momentos para ir a descubrir otros horizontes, otros estilos. (Se vuelve a él como se vuelve a Louis Armstrong o a Duke Ellington, incluso después del impacto de Charlie Parker, Thelonious Monk, John Coltrane o Miles Davis.) Pero al volver no se verá en él ni una sola arruga suplementaria y, después de diez planos, hay que rendirse a la evidencia: Ford domina a todos...”.

El texto de Coursodon y Tavernier –el director de La muerte en directo y Alrededor de medianoche, que es además una figura de la militancia de izquierda francesa– también supo poner en su lugar los repetidos e injustos cuestionamientos ideológicos a la obra de Ford: “En cuanto a las críticas de corte ideológico, ya es hora de acabar con ellas. No se trata de hacerle pasar por un progresista, pero conviene estudiar el contenido político y social de las películas de Ford en función de ciertos esquemas de la ideología norteamericana más que de la europea. Y es entonces cuando se percibe inmediatamente su singularidad. Su desconfianza ante el individualismo, ese motor esencial del cine norteamericano que siempre ha puesto por delante al individuo por sobre el grupo, la Naturaleza sobre la Civilización. Ford rechaza esta jerarquía. Sus héroes necesitan siempre ayuda, necesitan la presencia del corpus social. Su combate tiene siempre resonancias colectivas...”.

Si hubiera que dar algunos ejemplos, allí está la epopeya colectiva de El caballo de hierro (1924), sobre la construcción del ferrocarril; los marineros de Mar de fondo (1931) y Hombres de mar (1940); los pioneros de Ecos de tambores (1939); la caravana de Wagon Master (1950); los granjeros de Viñas de ira (1940) y El camino del tabaco (1941); o los soldados de la “Trilogía de la caballería” (1948-1950). “En el universo fordiano –siguen Tavernier y Coursodon– incluso el ejército es un grupo en el que todos tienen que plegarse a un ideal colectivo por el bien de todos, un ideal basado en conceptos de justicia colectiva y de trabajo cotidiano altruista.” En fin, que ha llegado el momento de volver a John Ford.


Colección de incunables

Con entradas a 7 pesos ($ 4 para estudiantes y jubilados), el ciclo “John Ford desconocido” se inicia hoy a las 18 y 21 en la Sala Leopoldo Lugones con un doble programa: Simplemente amigos (1920) y El legado trágico (1928), “una película absolutamente memorable”, según el especialista Scott Eyman. Mañana viernes va Cuatro hijos (1928); el sábado 8, El caballo de hierro (1924) y el domingo 9, Tres hombres malos (1926), “una de las mejores obras de la primera etapa de Ford”, según el cineasta Lindsay Anderson. El ciclo continúa el martes 11 con El intrépido (1930); el miércoles 12 con Mar de fondo (1931) y Río arriba (1930); el jueves 13 con Peregrinación (1933), “una de las obras maestras desconocidas del director” (Jonathan Rosenbaum); el viernes 14 con El ídolo del regimiento (1937) y Doctor Bull (1933); el sábado 15 con Prisionero del odio (1936) y Huracán (1937); el domingo 16 con El juez Priest (1934) y Steamboat Round the Bend (1935); el lunes 17 con Paz en la tierra (1934); el martes 18 con Cuatro hombres y una plegaria (1938); el miércoles 19 con Al redoblar de tambores (1939); el sábado 22 con El camino del tabaco (1941); y el domingo 23 con El precio de la gloria (1952) y El imposible superhéroe (1950), donde según Jean Mitry brilla “todo el sentido del sarcasmo, de la elipsis, del efecto cómico de John Ford”. Ver horarios y más información en www.teatrosanmartin.com.ar/cine

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