CINE › GABRIEL MEDINA, CELINA MURGA Y ANDRES TAMBORNINO, DIRECTORES ARGENTINOS EN LA COMPETENCIA INTERNACIONAL
Estrenan Los paranoicos, Una semana solos y S.O.S. Ex en concurso y hablan no sólo de sus películas sino también de lo que significa para cada uno de ellos participar del festival en el que se formaron.
› Por Oscar Ranzani
Las tres películas argentinas que participan de la Competencia Internacional en el Bafici son Los paranoicos, de Gabriel Medina; S.O.S. Ex, de Andrés Tambornino, y Una semana solos, segunda ficción de Celina Murga, tras su debut con Ana y los otros, que también había sido presentada en ediciones anteriores del festival de cine independiente más importante de Latinoamérica. Los tres directores tienen en común haber estudiado en la Universidad del Cine. Medina había sido asistente de dirección en El bonaerense, de Pablo Trapero, Los guantes mágicos, de Martín Rejtman, y El fondo del mar, de Damián Szifrón. De manera que debuta con su ópera prima nada menos que en un certamen cinematográfico de envergadura. Tambornino, en tanto, presenta su primera película como director solista, ya que anteriormente había codirigido El descanso, junto a Ulises Rosell y Rodrigo Moreno. De esta manera, el Bafici suma nuevas caras del cine argentino joven que buscarán un lugar privilegiado en la competencia.
Medina comenta que tenía escritos varios guiones que fueron “mutando” hasta que tuvo ganas de contar una historia “con un mundo urbano en Buenos Aires, con personajes como yo”. Señala que Los paranoicos surgió a partir “de una necesidad de ver en el cine personajes, problemáticas y mundos que últimamente yo no estaba viendo y quería trabajarlos porque me apasionan. Como, por ejemplo, los tipos de treinta años que están frustrados, tomando antidepresivos”. La define como una comedia negra, oscura, con un triángulo amoroso y una marca autobiográfica importante. “La película tiene muchos estados que yo viví y también muchísimas situaciones concretas que yo también viví y que me parecieron interesantísimas para contar. Así como hay anécdotas mías, problemas o conflictos que tal vez tuve yo, también hay de otras personas. Todo eso está construido y amalgamado en un relato”, señala el director que convocó a Daniel Hendler como protagonista.
Tambornino escribió S.O.S. Ex hace aproximadamente diez años, después de romper relaciones con una novia. Pero no se definió a de-sarrollar el proyecto y surgió, entonces, la posibilidad de El descanso. Cuando la retomó, trató de reescribir lo menos posible, porque no quería que perdiera la esencia adolescente que tenía en el momento en que fue hecha. “Termina teniendo algo como de recuerdo la película. O por lo menos, a mí me pasa: es una época a la que ya no pertenezco en lo más mínimo. Entonces, un poco lo veo desde afuera y es raro”, analiza el realizador, para quien la película tiene humor, pero también “es una historia de amor punk”.
Celina Murga se había quedado con ganas de bucear en el universo de la infancia, después de dirigir Ana y los otros. A esa idea se le sumó la lectura de unas notas periodísticas sobre las nuevas generaciones de chicos que nacen y crecen en los countries. A partir de esas notas que tenían un enfoque sociológico, decidió leer más sobre el tema y comenzó a escribir el guión. Luego, llegó la etapa del casting y se puso como objetivo no elegir niños que fueran actores profesionales. “Entonces, buscamos justamente chicos de countries y se terminaron de perfilar los personajes y algunas situaciones.” El resultado fue Una semana solos, una película que cuenta la historia “de un grupo de chicos que son primos y hermanos entre sí, que tienen entre siete y catorce años y que quedan por un tiempo solos en la casa de uno de ellos, a cargo de la empleada doméstica y de la hermana mayor que tiene catorce y que es una especie de ‘líder madre’ de todos”, detalla Murga.
–Celina, Una semana solos es su segunda película y es la segunda vez que está en el Bafici. ¿Cómo lo vive?
Celina Murga: –En realidad, siempre he estado vinculada de alguna u otra forma con el festival y por eso para mí está buenísimo que sean diez años. En el primer festival presenté un corto. Después, de alguna u otra forma, siempre he estado cerca, tanto con Ana... o con algunos proyectos. Siempre ha sido un espacio de mucha posibilidad y realmente me parece muy valioso ya que es una plataforma invaluable para las películas argentinas en todas sus instancias.
El Bafici y el cine joven
–¿Qué posibilidades les ofrece el Bafici? ¿Que la película encuentre su público, que pueda tener una proyección internacional...?
Andrés Tambornino: –Les sirve mucho a nuestras películas, porque no son masivas (no está Francella ni nada), y si no fuera por el Bafici nadie se entera de que existen. Ahora, la oferta de los cines pasa por El hombre araña y de nuestras películas nadie se entera que están. Sobre todo porque uno no tiene cómo competir con eso, porque la publicidad que gasta una película de afuera por ahí multiplica todo el presupuesto que tuviste para hacer tu película en diez veces. Entonces, no hay manera de competir a nivel publicidad y la tenés que poner en una sala al lado. Y el Bafici es ese lugar donde la gente sabe que viene a ver determinado tipo de cine.
C. M.: –En el Bafici se puede encontrar un público que existe y que antes estaba más desperdigado. El festival ya tiene una personalidad muy marcada y eso hace que la gente venga a buscar un tipo de cine. También hay algo que pasa y está bueno que así sea y es que la gente se entrega mucho a ver: con qué me sorprende el Bafici. Esto es algo que en una sala comercial no sucede. Me parece que la gente va a las salas comerciales buscando algo mucho más definido y eso, a veces, es problemático. También es necesario que exista un espacio continuo durante el año que no esté enmarcado sólo en el Bafici para que estas películas puedan seguir estando porque, de hecho, el público existe y el Bafici lo comprueba año a año, incluso con un aumento de espectadores.
–El Bafici cumple diez años. Es decir que ustedes fueron primero espectadores. ¿Qué cine descubrieron en este festival?
Gabriel Medina: –Yo era ávido de comer cine y ver por todos lados. Y descubrí un cine contemplativo, un cine que trabaja sobre el tiempo y sobre la narración muy poco convencional y para mí absolutamente moderna. Va a parecer una obviedad: al cine oriental lo descubrí acá, al húngaro Bela Tarr lo descubrí acá. Descubrí el “Nuevo Cine Oriental” (risas). Tipos como Kim Ki-duk, por ejemplo.
C. M.: –A mí me cuesta en este momento enunciar nombres. Estoy de acuerdo con Gaby en que sí hubo un momento, por ahí, los primeros años, donde el objetivo como espectador era ver lo máximo posible. Encontré películas liberadas de cualquier esquema narrativo impuesto. Básicamente, eso. Es la posibilidad de ver directores que toman riesgos narrativos y formales que, por ahí, un cine comercial no los permite. También he visto retrospectivas increíbles, como la de Cassavetes, que estuvo buenísima.
G. M.: –Para destacar es que también hay mucho cine nacional buenísimo no producido convencionalmente. En la Argentina es como que se filma en blanco o se filma en negro. Y eso hay veces que limita muchísimo. Cuando uno puede acceder a blanquear una película para poder acceder a su estreno comercial, está buenísimo y se agradece muchísimo y es lo mejor que puede pasar, porque uno quiere que vea la película la mayor cantidad de gente posible. Pero hay películas que se hacen de una manera muy marginal y muy poco convencional y que son maravillosas: por ejemplo, Balnearios, de Mariano Llinás, o Glue, de Alexis Dos Santos.
–Ese cine que vieron en el Bafici, ¿influenció de alguna manera el cine que ustedes realizan o les aportó algo en su profesión?
C. M.: –Es difícil de discernir. No es tan claro que “esto me aporta” o “de acá tomo tal cosa”, sino que el hecho de que exista el Bafici como espacio, aporta. Porque también es algo que ha sido muy motivador: saber que existe un espacio para... hace que sea muy motivador el hecho de hacer. Entonces, me parece que ahí también está la gran bisagra entre Bafici y No Bafici en el cine nacional. Antes, el hacer tenía que ver con lanzarse a la aventura de hacer una película que nunca sabías si se iba a poder ver o la ibas terminar viendo en el living de tu casa con tus amigos. Ahora, ese lugar está. Entonces, eso ya en sí es muy motivador.
A. T.: –No son las películas del Bafici las que te modifican. Es el mismo festival, encontrarte con la gente, ir a charlar. Es eso. Te dan más ganas de hacer películas porque hay que tener ganas de hacerlas.
G. M.: –Respecto de la manera de hacer cine, el Bafici dio la oportunidad para que uno se largue y filme sin límites. La independencia tiene que ver con la libertad y no si lo hiciste con dos mil pesos o dos millones de dólares. También tiene que ver con el compromiso con la obra.
–¿Ustedes definen al cine independiente por su contenido, por su estética, por su condición de distribución?
C. M.: – Lo más importante, como dice Gaby, es la independencia en cuanto a la necesidad comercial de entrar dentro de determinados cánones o determinadas estructuras narrativas dominantes. Yo lo entiendo de esa forma. Muchas veces, eso está vinculado con una cuestión de presupuestos más bajos de los normales, pero para mí está bueno quebrar esa idea de “cine independiente, cine barato” o “cine independiente, cine pobre técnicamente”. Porque muchas veces se hace esa relación y no necesariamente tiene que ver con eso, sino más bien con una propuesta estética y ética de lo que se quiere contar y cómo se quiere contar, de asumir riesgos.
A. T.: – El cine independiente es independiente porque es libre. Lo que dice Medina es muy claro. Tener la libertad de probar cosas nuevas en cuanto a estructuras o maneras de contar. Es decir, sacar más las cosas de la vida y no de otras películas.
* Los paranoicos se exhibe mañana sábado a las 23.15, el domingo a las 15 en el Hoyts. El lunes a las 17.45 en el teatro 25 de Mayo.
* S.O.S.Ex se proyecta el lunes a las 23.15 y el martes a las 16 en el Hoyts. El miércoles a las 22.45 puede verse en el Atlas Santa Fe.
* Una semana solos se exhibe el miércoles a las 22.45, y el jueves a las 17 en el Hoyts. El viernes 18 a las 18, en el Atlas Santa Fe.
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