PLASTICA › LA DIRECCION DE ARTES VISUALES Y EL FONDO DE LAS ARTES ORGANIZAN “INTERFACES”
El cruce Mar del Plata-Rosario
Se largó en Mar del Plata la primera muestra del programa Interfaces, que consiste en un diálogo entre curadores y artistas locales para relevar el panorama del arte actual.
› Por Mauro Machado y
Daniel Besoytaorube *
Desde un principio la organización de esta muestra tuvo implicancias que podríamos denominar como espaciales. Por un lado, y a modo de presentación mutua por parte de las escenas de Mar del Plata y Rosario, constituye un panorama, un muestreo de las producciones artísticas de este momento, un aquí y ahora. Por el otro, de manera implícita se constituye en un punto de vista, donde quedarán al descubierto cuáles fueron las elecciones por las que se tomó partido y las reflexiones y ubicaciones imprescindibles a la hora de repensar la actividad artística de nuestro país.
Esta muestra aspira también a presentar algunas aristas de un debate que se libra en diversos foros y que involucra prácticas artísticas de distintas vertientes, reflexión teórica multidisciplinar y un quehacer político alternativo, percibiéndose un esfuerzo y un interés por la recuperación de la experiencia pública. Desde expresiones de subjetividad pura que bajo la nueva luz de atención son percibidas como reflejos de gran empatía social, a las experiencias de análisis de los colectivos de artistas activistas, se aprecian esfuerzos y movimientos concretos a uno y otro lado de los muros de las galerías y los museos, intentando una propia redefinición para el espacio público.
Alguien eligió para la ciudad entre todas las formas posibles, la figura de la esfinge. Dentro de ella, un número cambiante de tribus urbanas dirimen sus conflictos con mayor o menor grado de violencia y de crueldad, proyectando sus imaginarios al resto de jugadores sociales. En realidad las ciudades se hacen visibles por medio de una multiplicidad de imágenes y representaciones en conflicto. Las ciudades están constituidas por múltiples realidades, que raramente tienen contacto entre sí y que cuentan de modo totalmente diferente no sólo cómo la sociedad se representa sino también, que ponen en tela de juicio el sentido del concepto mismo de sociedad.
Una antigua fábrica textil ha sido reconvertida en shopping fuertemente separada y aislada de su antiguo entorno. Los lugares de encuentro público están comercializándose paulatinamente y restringiéndose sus usos acostumbrados. Museos y jardines públicos por ejemplo cobran entrada e incluso se cierran temporalmente para ser alquilados a empresas o para realizar congresos de profesionales. De un modo acelerado la calle se está convirtiendo en un espacio residual habitado por tribus y marginados o como paso obligado en auto hacia otro lugar. Hay sociedad excluida a ambos lados de las líneas de marginalidad, estamos todos incluidos en lados distintos o lo que es lo mismo también, recluidos, recluidos en barrios cerrados, puertas blindadas, radio-taxis.
Encontramos en esta muestra artistas que utilizan y se sirven de distintos recursos de producción y expresión (obras que combinan medios, fotografías sobre algún soporte o proyectadas, videos, textos distribuidos por Internet, blogs, archivos, animaciones, producción de objetos o instalaciones, etc.), que proyectan miles de reflejos sobre lo que denominamos con vaguedad visión pública con intervenciones sobre el lenguaje artístico mismo, con prácticas que acentúan la cualidad del proceso deviniendo el artista, por lo tanto, en manipulador de signos más que en un productor de objetos de arte para poner en venta y el espectador, un lector activo de mensajes más que un consumidor de espectáculos.
Maximiliano Rossini realiza una serie de videos donde registra su propio cuerpo como si fuese ajeno, cartografía y escritura a la vez, en el hedonismo de su proceso se percibe un desplazamiento de sentido entre realidad y representación. Una ciudad se construye con los que vienen a ella y con los que se van, con los que entran y salen, de ahí el relato del viajante y del navegante y su pertinencia en la construcción de nuevos mapas.
Las obras recortadas a modo de sombras chinescas de Fabiana Imola oscilan entre la fascinación por el orden orgánico de la naturaleza y las pesadillas de las películas de terror, al tiempo que parecen explorar posibles relaciones espaciales alojadas en el interior de los muros.
Alejandra Tavolini reflexiona sobre las cualidades más generales de nuestra convivencia a partir de las condiciones existenciales de una comunidad de animales de peluche, tiernos y lacerantes a la vez.
Luciano Ominetti parte de escenas urbanas y cotidianas capturadas por la lente de la cámara y las dota de movimiento y animación en un cruce inquietante entre cine y fotografía, con alusiones constantes a la estructura del recuerdo. En este caso sus escenas son dibujadas estructurando sus historias que nos someten a una repetición infinita de cada una de las acciones mínimas que conforman cada secuencia.
En un terreno que pagará en cuotas durante varios años, Víctor Gómez está elaborando una obra de arte consistente en una instalación lo más parecida posible a una casa. Con humor y, fiel a su método empírico, está decidido a llevar adelante esta obra a pesar de no tener un céntimo ahorrado.
Comenzando en noviembre del año 2000, el grupo Planeta X plantea y propone formas organizativas y productivas que no reproducen los modelos aceptados por el sistema jerárquico mercantil. Desde el club de noche un espacio de diversión autogestionado y democrático, un boliche sin dueños hasta la organización de debates o acciones en la red. Inés Martino y Fabricio Caiazza son dos representantes de este último colectivo que reúne artistas visuales, músicos, activistas, pensadores.
El trabajo de Daniel Joglar consiste en general en apilar, reunir, ordenar, disponer, organizar, agrupar de manera cuidadosa objetos de una misma clase creando nuevas taxonomías formales.
Matías Duville, trabajando entre subjetividad y objetividad, presentará una serie de dibujos que oscilan entre la coherencia compacta del apunte y la magnitud monumental de la imagen. Con una sugerente actitud antijerárquica, transporta la iconografía de sus pequeños diseños sobre papel a la escala pública de la pintura mural.
Gustavo Christiansen presentará su instalación 50 watts 220 volt. La misma consiste en dos series de tres lámparas, cada una de las cuales lleva inscripta una frase tomada de Nietzsche.
Livio de Luca ha realizado una serie de instalaciones a partir de plumas, flores, tierra, hojas y otros elementos orgánicos, que recogía durante largos recorridos en bicicleta. Aquí presenta una serie de fotografías en las que el interés por la fugacidad ha sido reemplazado por la fascinación de asir lo inasible: el arcoiris.
Pepe Fernández Balado retrata con su cámara el paisaje cambiante de la playa de Punta Mogotes de Mar del Plata. Son imágenes que captura mientras camina, registrando las huellas dejadas por el hombre, la marea o el viento.
La obra de estos artistas busca desorientar o reorientarnos, revisar el lenguaje y luchar contra la limitación intrínseca de toda práctica artística modernista tendiendo un puente fuera del complejo del cubo blanco galería/museo. Pero es necesario ir un poco más allá de la crítica de la representación y de los signos establecidos que son recuperados por ciclos alternos de desafío y asimilación ya bien conocidos.
Mar del Plata y Rosario en particular, pero nuestras ciudades y nuestro país en general, han sido desde siempre ámbitos expulsores de artistas y por lo tanto medios caracterizados como hostiles. Los lugares que sentimos verdaderamente como propios y entonces nos pertenecen nacen en cierto momento dentro nuestro y no nosotros en ellos: el lugar que llevamos dentro crece en cualquier sitio. Finalmente y de algún modo además, esta muestra también es una ciudad. (Teatro Auditorium de Mar del Plata, hasta el 8 de enero.)
* Artistas y curadores, de Rosario y Mar del Plata, respectivamente.
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