Mar 01.02.2011
espectaculos

PLASTICA › FLEURQUIN, MéNDEZ, NIEVES Y SARSALE EN EL CENTRO RECOLETA

Sobre contaminaciones y contagios

Cuatro artistas de procedencias y estilos diferenciados reúnen en una misma exposición un amplio conjunto de obras convergentes. Paisajes y geometrías abstractos bajo la consigna programática de la “contaminación”.

› Por Fabián Lebenglik

La muestra Abstracción contaminada, que reúne a Liliana Fleurquin, Alberto Méndez, Elena Nieves y Jorge Sarsale, es un hallazgo porque encuentra los cruces y convergencias de artistas independientes entre sí, con imágenes y poéticas que no siempre sintonizan, pero que aquí, gracias a la intuición grupal de entrever las tensiones y las similitudes comunes y a la excelente curaduría de Eduardo Stupía, brillan por sus “provisorias” (según precisa Stupía) coincidencias.

La muestra no sólo permite conocer ciertos aspectos de la obra de cada uno de los cuatro sino que se centra en la trama de sendos procesos creativos, y en determinadas obsesiones compartidas en torno del dibujo y sus adyacencias. En este sentido, la exposición resulta modélica porque su objetivo explícito –bellamente logrado– es mostrar la “contaminación” en toda su extensión artística, creativa y metafórica.

Liliana Fleurquin (Buenos Aires, 1953) egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y es además arquitecta. Expone en forma individual y colectiva desde mediados de los años ’80. Entre sus principales muestras individuales se destacan Paisajes (galería Altamira, Maracaibo, Venezuela, 1984); Pinturas y cajas desplegadas (galería La Capilla, Buenos Aires, 1984); Oleos y Gouaches (galería Lawrence-Esucomex, Santiago de Chile, 1985); Pinturas (Casa de la embajada argentina en México, 1991), Tunas (Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, 1992) y Pinturas (galería Adriana Indik, Buenos Aires, 1993). Su última individual en Buenos Aires fue una muestra de pinturas en la galería Gachi Prieto, en 2009. Participó de numerosas exposiciones grupales, colectivas y premios, nacionales e internacionales.

Alberto Méndez (Buenos Aires, 1966) se formó en cursos y seminarios con Luis Felipe Noé, Juan Carlos Romero, Valeria González y Hernán Marina; es además abogado. Expone individual y colectivamente desde hace ocho años.

Entre sus muestras personales se destacan Pinturas (La Casona de los Olivera, Buenos Aires, 2003); Letra y punto (Lila Mitre Espacio de Arte, Buenos Aires, 2005); El amor es una escritura muy cruzada (Museo de Arte Contemporáneo Raúl Lozza, Alberti, provincia de Buenos Aires, 2007); Mapeo (Proyecto La Línea Piensa, Centro Cultural Borges, Buenos Aires, 2007); No vendo mis sueños porque duermo poco (Barraca Vorticista, Buenos Aires, 2008); y S/T sobre tinta (Carla Rey Arte Contemporáneo, Buenos Aires, 2010). Durante los últimos años fue seleccionado en varias ediciones de los principales premios del país.

Elena Nieves (Buenos Aires, 1967) egresó de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y realizó seminarios con Luis Felipe Noé.

Expone individual y colectivamente su obra desde mediados de los años ’90.

Entre sus muestras individuales: Aire del agua (Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, 1996); Amores infinitos (galería Beckett, Buenos Aires, 2002); Atravesando el vacío (Proyecto La Línea Piensa, Centro Cultural Borges, Buenos Aires, 2007); La transparencia de la sombra (galería Factory-Art Contemporanea, Trieste, Italia, 2008); Naturaleza oculta (galería Praxis Arte Internacional, Buenos Aires, 2009); y Paisaje latente (galería Artestudio Clocchiatti, Udine, Italia, 2010). Participó en los principales salones y premios nacionales, donde obtuvo varias distinciones.

Jorge Sarsale (Buenos Aires, 1952) es arquitecto y se especializó como artista en los talleres y seminarios de Noé Nojechowiz, Luis Felipe Noé, Carolina Antoniadis y Fabiana Barreda, entre otros. Expone su trabajo desde fines de la década del ’80. Sus principales muestras personales son: Area de resonancia (Heriard-Cimino Gallery, Nueva Orleans, 2008); Todo el pasado por delante, pasaje (Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, 2005); Signos inciertos (galería Angela Sacristán, Madrid, 2000); Sitios. Paisajes inciertos, sitios probables (Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires, 1999); Destierros (galería Angela Sacristán, Madrid, 1999; Galería del Metro, Madrid, 1998). Participó de exhibiciones grupales nacionales e internacionales como Futurity (Heriard-Cimino Gallery, Nueva Orleans, 2008); Salón Nacional de Pintura, Fundación Banco Nación, Centro Cultural Borges; 24 horas soñando (Muestra Homenaje a Raúl Lozza, Museo Lozza, Alberti, provincia de Buenos Aires, 2008); Pintura sin pintura (Centro Cultural de España en Buenos Aires, 2005); Estudio Abierto Avenida de Mayo, Edificio Barolo, Buenos Aires (2004); Estudio Abierto Retiro, Edificio Harrod’s, Buenos Aires; Premio Universidad de Palermo, Museo Nacional de Bellas Artes (2003). Ganó una mención en el Salón Nacional de Artes Visuales de 2009 y una mención honorífica en el Salón Nacional 2008 de la Fundación Banco Nación. Participó del Programa de Residencias Artísticas del Santa Fe Art Institute, Nuevo México (EE.UU., 2008) y del Programa Internacional de Intercambio, Atlantic Center for de Arts, Florida (2004).

La experiencia más reciente que reunió –entre otros artistas– a los cuatro fue la exposición colectiva Del piso al techo, una antología del dibujo contemporáneo, en la galería porteña Chez Vautier, en 2010.

Tres de ellos (Méndez, Nieves y Sarsale) han participado con sendas exposiciones individuales del proyecto La Línea Piensa, dirigido por Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía, en el Centro Cultural Borges.

Siguiendo el razonamiento que en el texto de presentación del catálogo de la exposición hace el propio Stupía, el grupo de artistas no se reúne con la intención de lanzar un manifiesto sino bajo la consigna programática que tan certeramente expresa el título de la muestra. La propuesta es hacer una defensa en la teoría, pero especialmente en la misma práctica artística de la impureza y la contaminación como fuentes, canales y caminos inagotables, productivamente indeterminados y en perpetua expansión.

Los cuatro, desde sus “provisoriamente” convergentes obsesiones, ponen a funcionar el factor contaminante con una avidez y un rigor sistemáticos que incluye el paisaje abstracto y cierta condición geométrica. Pero aquí se trata de paisajes como de geometrías ex profeso desviados, desbordados, como si ambos géneros (el paisaje, la geometría) hubiesen sido contagiados por un virus que produce metamorfosis, transformaciones y tensiones en todos los niveles del sistema y en todas sus reglas, escritas –o más bien dibujadas– y no escritas.

Paisaje y geometría abstractos se alimentan mutuamente, se complementan (se contaminan) para presentar una reflexión alrededor de las tensiones entre abstracción y figuración como excusa para avanzar en el descubrimiento de ese mismo territorio.

La sala C del Centro Cultural Recoleta, por su particular disposición, resulta difícil para plantear el montaje de una muestra. El pasillo/sala paralelo a la sala principal corre siempre el riesgo de ser desaprovechado. Aquí se lo aprovecha lúcidamente, porque se lo usa para presentar el programa de la muestra.

El punto de partida es un gran friso con obras de pequeño y mediano formato de los cuatro artistas, mezcladas y desplegadas en un juego donde se impone el balance entre lo individual y lo grupal. Se trata al mismo tiempo de un juego del “quién es quién” y de un políptico colectivo.

Como escribe el curador: “Inventan –hay quien preferiría decir ‘descubren’– y despliegan arbitrarios ingresos de otras resonancias, en las que se cuelan el paisajismo, la ornamentación y la gráfica, por citar sólo algunos ejemplos, y tensan elegantemente la cuerda del equilibrio, la distorsión, el contrapunto y la ruptura, con límites y consignas sumamente estrictos, y a la vez muy productivamente laxos. Su método de trabajo se ve rigurosamente marcado por un movimiento de constante desenfoque y de vuelta a enfocar de los elementos semánticos, para que el campo visual sea más bien un teatro de escamoteo y esquive antes que de revelación; no tanto una escena eficaz sino una suma de síntomas. Desde este peculiar punto de inflexión de sus propias trayectorias, y frente a la particular coyuntura actual de festiva hipervisualidad, ofrecen una obra renuente, endógena, que es más bien hipótesis de diversas formas de contagio, vademécum de códigos incógnitos en íntima contaminación, donde toda fijación o perfección última se halla puesta en duda, suspendida en una sanguínea hibridez de laboratorio, con cada pieza nutrida y criada de manera tal que sólo pueda respirar con aire viciado”.

Abstracción contaminada consigue proyectar los itinerarios creativos de cada uno de los cuatro artistas, tanto o más que una muestra individual, porque concentra y por eso al mismo tiempo expande las obras de los cuatro.

* En el Centro Cultural Recoleta, Junín 1940, hasta el 20 de febrero.

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