Mar 11.10.2011
espectaculos

PLASTICA › EXPOSICIóN DE JUAN DOFFO EN EL CENTRO CULTURAL RECOLETA

Pinta el universo, pinta su aldea

De larga trayectoria artística y docente, Juan Doffo transforma a Mechita, su pueblo natal, en el centro de sus pinturas, tintas e instalaciones. Un pueblo como modelo vivo, ficción de origen y destino de una obra.

› Por Fabián Lebenglik

Juan Doffo es un hijo conspicuo del pueblo bonaerense de Mechita: allí nació; a ese lugar le dedica su obra. Aunque no se trata de un lugar ficcional, sin embargo a partir de la obra y la vida de Doffo se transformó, en cierto sentido, en el lugar de una ficción creativa, en una suerte de aleph donde se condensan sentidos. La propia geografía del lugar –en horarios crepusculares o tenues amaneceres– se transforma en sitio de rituales donde el mundo arde: árboles, tierra, piedras, memoria. Los cuatro elementos fundantes de la naturaleza, según ponderaban religiones y doctrinas filosóficas de la antigüedad, allí se encuentran en estado puro: listos para la foto, preparados para ingresar a la pintura, para transformarse en instalaciones. Mechita es el modelo vivo de la obra de Doffo y también la ficción de origen y destino.

El tamaño de la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta ofrece la escala adecuada para que el artista presente su obra reciente, en la que la gran escala se vuelve parte importante del lenguaje. El despliegue permite hacer de Mechita un universo completo, o por inversión, convertirlo en un punto en el cosmos.

La muestra, que incluye tintas, fotos, pinturas, video e instalaciones, se abre, a modo de preámbulo, con la fotografía que da nombre a toda la exposición: El tiempo es otro río, una toma directa de 2006, de 120 por 120 centímetros. Allí arde una silla en medio del agua. La evocación, desde el título, remite a la filosofía presocrática: el fluir de las cosas; el mismo río, siempre distinto; la vida que pasa; la repetición y la diferencia.

Las coordenadas de espacio y tiempo que organizan y articulan la percepción son los puntos de apoyo sobre los que Doffo estructura su poética.

Al entrar a la muestra, a la izquierda se exhibe un conjunto de 10 tintas sobre papel que funciona como esbozo del repertorio, algo así como la versión reducida y compendiada de todo lo que se verá después. Espacios oscurecidos, paisajes misteriosos, naturales, primarios. Grillas que se proyectan sobre el lugar, geometrías que también se proyectan e interactúan con el paisaje; fuego, raíces, árboles (y arborescencias); luces y sombras en fuertes contrastes.

La imagen pasa alternativa o simultáneamente, de una obra a otra o dentro de la misma obra, de la profusión a la aridez, de la repetición compulsiva a la singularización de un objeto, dato o señal: del árbol al bosque, de la raíz simple a la maraña de filamentos que todo lo invade. Y en esas oscilaciones Doffo trabaja el camino que va de la metáfora al símbolo; escalas y progresiones.

En uno de los cuadros, el pueblo (reducido a un caserío), evocado bajo la tenue luz nocturna, se pierde a los pies de un bosque denso de árboles interminablemente altos, entre cuyas copas se cuela una luz intensa.

El gran oficio del artista, su capacidad escenográfica, logra que todas sus obras vuelvan transparentes el sentido. Es una obra en la que incluso las reiteradas oscuridades resultan claras en su elocuencia combinatoria de elementos filosóficos, plásticos y poéticos.

En una rápida enumeración retrospectiva, para citar algunos de los muchos premios y distinciones que Doffo recibió a lo largo de su carrera, pueden citarse: en 2010, el Gran Premio de Honor del Salón Nacional de Pintura; en 2008, el Gran Premio Fundación María Calderón de la Barca y el Primer Premio Salón Nacional de Pintura. En 2004, recibió el premio a la mejor producción fotográfica, por parte de la Asociación Argentina de Críticos de Arte; en 2000, el Gran Premio de la Bienal de Salta; Tercer Premio, 1ª Bienal de Pintura de Córdoba. En 1988, el Primer Premio del Salón Municipal Manuel Belgrano.

Además de su larga trayectoria artística, Doffo (nacido en 1948) es un reconocido maestro por cuyo taller han pasado centenares de alumnos, entre los cuales un importante grupo de ellos hizo notoria carrera artística independiente.

La matriz creativa de Doffo está muy asociada a cierta tendencia generacional de la década del ’80, que reunió paradójicamente lo conceptual con el placer de la realización: la idea con la materialidad gozosa de esa idea. Y desde una perspectiva tan productiva y abierta logró formar generosamente a muchos artistas que hoy son sus colegas.

Según escribe Elio Kapszuk (director de programación y curaduría del Centro Recoleta y curador de esta exposición), en relación con el sentido del pueblo natal del artista: “Mechita se desdibuja como un territorio geográfico y se transforma en un espacio de pensamiento cruzado por la ilusión y la realidad que con dedicación de alquimista va dejando rastros en sus obras. [...] La presentación de la ilusión como artificio de la realidad se presenta como la búsqueda de una verdad incuestionable, pero al mismo tiempo falsa. Doffo dice que la ‘realidad’ es más una construcción de la mente que un hecho natural. En ese sentido, sus obras son construcciones mentales que, aunque sea obvio, presentan realidades falaces pero con una contundencia creativa que ahonda en la reflexión de la búsqueda. Son descripciones de espacios que contienen, a su vez, otros espacios que se multiplican casi infinitamente, teniendo reminiscencias de la literatura de Kafka y de Borges”.

En 2006, con motivo de cumplirse el centenario de la fundación de su pueblo natal, Doffo convocó a un grupo de colegas que realizó allí obras inspiradas en el paisaje, la arquitectura y los habitantes de Mechita. Este fue el origen del Museo de Artes Visuales de Mechita (MAV), que fue emplazado en la calle principal. Desde entonces y hasta el presente, la donación de obras de muchos otros artistas fue enriqueciendo la colección del MAV. El año pasado quedó inaugurada la ampliación del Museo, que siguió recibiendo obras de colegas.

Una brevísima selección retrospectiva de sus muestras individuales a lo largo de más de tres décadas puede incluir las exhibiciones de 2009 y 2007 en la Galería Rubbers; 2006, en Boltax Gallery, Shelter Island, Nueva York, EE.UU; en el Museo Nacional de Bellas Artes de Neuquén; en la Galería Via Margutta de Córdoba. En 2004 representó a la Argentina en la Bienal Internacional de Arte de Cuenca, Ecuador. En 2003 presentó su obra en la Galerie Jörg Stummer, de Zürich, Suiza. En 2000 expuso en el Museo de Arte Moderno de Mendoza. En 1986, en la Fundación San Telmo. En 1981 en la Galería Studio Evergreen, de Amsterdam, Holanda. También participó en numerosas exposiciones colectivas y grupales.

Ahora el artista está trabajando en la edición de un libro sobre su carrera y preparando su próxima exhibición en 2012: una serie de trabajos que giran alrededor del análisis y estudio de la obra de las imágenes y filosofía del cineasta ruso Andrei Tarkovsky.

La exposición incluye un muy buen catálogo de 116 páginas en colores.

* El tiempo es otro río, exposición de Juan Doffo en el Centro Cultural Recoleta, Junín 1930, hasta fin de mes.

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