El texto artístico es algo que dice y hace decir. Julia Kristeva enseña que todo texto es absorción y transformación de otro texto; que se construye como un mosaico de citas.

Con este soporte, se inauguró en La Baulera la exposición Textos de artistas. Textos en los que –como no podía ser de otro modo– habitan otros textos, otros discursos; en una señalada intertextualidad.

Pero antes que el sentido, la fisicidad de la escritura; allí, en las paredes, deconstruyen el par imagen/escritura. ¿No es ésta, aquélla, acaso?

La tipografía es un cuerpo determinado, en el que se desenvuelven nociones tales como las de equilibrio, dirección, tensión y distensión, simetría, proporción, ritmo y armonía. En el espacio hay puntos, líneas, color. La sintaxis impone un orden, una composición que es posible advertir como imagen. En cada letra o fonema están presentes formas pero, por sobre todo, un sistema de relaciones que construye la estructura. Y a la par, esa escritura constituye por sí, rastros, huellas.

Los textos de artistas pretenden reflexionar, evocar, asociar, imaginar, decir.

Hay textos que:

a) Evocan imágenes: como el poema chino que reproduce Natalia Lipovetzky; o el relato sobre una línea que recuerda Geli González; la historia de una obra, en el caso de Rosalba Mirabella.

b) Pegan golpes: “El arte es vacío”, sostiene Ricardo Fatalini; “El arte no existe, existen los artistas”, asegura Alejandro Gómez Tolosa. “Es algo donde todo es verdadero y donde son falsas las circunstancias”, define Gerardo Medina.

c) Provocan reflexiones: allí inscriben sus distintos registros Carlota Beltrame, Sebastián Rosso, Pablo Guiot y Jorge Gutiérrez.

d) Resultan elípticos: la letra de una canción que propone Sandro Pereira. Y la divertida, pero dura ironía de Javier Juárez: “El arte es como un slogan publicitario. Para lo demás está Mastercard. Enjoy”.

El planteo curatorial fue trabajar con una obra de Lawrence Weiner, al modo de work in progress, porque se planteó un debate virtual entre los artistas, en el que algunos textos evocaron otras reflexiones. Ese debate integra un sector de la exposición, con los textos entrecruzados, que también se instalan en una de las paredes.

De Lawrence Weiner: 1) El artista puede construir la pieza. 2) La pieza puede ser fabricada. 3) La pieza no necesita ser construida.

Cada una de estas tres posibilidades es idéntica.

Este texto fue entregado a los artistas, no como una consigna, sino como una referencia de trabajo. Y las respuestas se pueden leer en el recuadro que acompaña a esta nota.

Si el modo (¿natural?) de existencia del texto es el intertexto, es algo que ya, en la propia formulación de Kristeva, está advertido. Entonces, en estas obras, hay citas expresas (directas, casi sin mediación) de poesía (Lipovetzky, Gómez Tolosa); de música (Pereira); del dibujo (González); del diseño publicitario (Juárez), de otros artistas.

Desde otro abordaje, adoptando la distinción de textos de placer y de goce, de Roland Barthes, puede advertirse que en las escrituras de los 12 artistas se encontrarán ambos; vistos y leídos de un modo aislado. Pero, presentados como obra, de conjunto, trabajan en un margen del lenguaje artístico. Los textos de artistas posicionan de una manera diferente ese lenguaje: no son dibujos, no son pinturas, no son objetos, no son arte correo, no son grabados... son textos instalados. No son imagen, pero tampoco dejan de serlo.

Si estas escrituras tienen un tono, ¿cuál es? Lo efímero y lo provisorio, aparecen y desaparecen, como un espectro (visible/invisible); que se involucra en cada entramado del texto.

(Textos de artistas, en La Baulera, General Paz 1462, Tucumán, hasta fin de mayo: con textos de Geli González, Sandro Pereira, Javier Juárez, Sebastián Rosso, Carlota Beltrame, Alejandro Gómez Tolosa, Ricardo Fatalini, Pablo Guiot, Gerardo Medina, Natalia Lipovetzky, Rosalba Mirabella y Jorge Gutiérrez.)

* Doctor en Artes y crítico de arte de Tucumán. Curador de la muestra.