PLASTICA › ESTA TARDE, EN EL AUDITORIO DEL PALAIS DE GLACE
Hoy a las 19, con entrada gratuita, se presenta el libro que recorre la obra y la vida del pintor y dibujante Jorge González Perrin, quien además es gestor de proyectos comunitarios para entrelazar arte y compromiso social.
› Por Natalia March *
Cuando pensamos en narrar la trayectoria de un artista, y nos surge la duda de por dónde debemos comenzar, lo más habitual es caer en un derrotero cronológico que vaya construyendo un relato ordenado, claro y comprensible.
La obra se nos sobrepone y produce una serie de pensamientos, de ideas fuerza que podrían plantear un recorrido diferente, donde determinados conceptos se pongan en relación.
Pero lo extraño es que la trama se ordena por el lenguaje plástico, pues una parte, un detalle de una pintura o de un dibujo, es el detonante de la próxima investigación o de múltiples posibilidades que aún esperan latentes en cajones ordenados, esperanzados en ser la próxima nueva “serie”.
Un breve comienzo: González Perrin nace en Punta Alta, a orillas de Bahía Blanca, en la provincia de Buenos aires. De joven concurre a distintos talleres particulares de dibujo y pintura. En los años ’70 ingresa a la carrera de Letras en la Universidad del Sur y es allí donde comienza su militancia política. Años trágicos en la historia argentina, grupos armados de derecha se entremezclan con los estudiantes y comienzan los asesinatos y desapariciones.
Es un tiempo donde ya se piensa como artista y desarrolla una idea fundante que atraviesa toda su producción: el compromiso. Pero es necesario aclarar que no me refiero quizás a su más común acepción, que se vincula con lo social y/o político, sino a una visión más amplia que enlaza lo anterior con la vida, la enseñanza, las instituciones que componen el campo del arte, sus compañeros artistas y sus búsquedas, todo llevado en la acción del dibujo y la pintura.
Luego de un período privado de su libertad llega en 1977 a la ciudad de Buenos Aires. Comienza a asistir a las clases de dibujo y litografía en el taller de Ernesto Pesce. Allí comparte tardes de charla y arte con Mariana Shapiro, Héctor Villanueva, Mariano Sapia, Ariel Mlinarzewicz y Maximiliano López, entre otros.
En su memoria, el recuerdo se construye así: “En 1979 toco el timbre de Pasco 628 para comenzar a estudiar figura humana, con modelo, tres veces por semana. Y más adelante lo supe, para comenzar mi reconstrucción”.
Ejercita de este modo una de la prácticas básicas del dibujo: aprender de manera consciente cómo se logra la transposición del objeto real con su estructura tridimensional a la bidimensión del plano.
Se conecta con Mirta Dermisache e ingresa al taller de Carlos Gorriarena, profundiza con él nociones plásticas de color, forma y espacio.
En Buenos Aires, los ’80 son los años de la recuperación de la pintura con influencias del neoexpresionismo alemán y la transvanguardia italiana; así como también la llegada de la democracia permite la toma del espacio público a través de manifestaciones colectivas en diferentes acciones artísticas.
De esta manera es que en su obra de estos años se ve la conjunción de una multitud de colores que se yuxtaponen, se imbrican, en formas geométricas regulares e irregulares. El desborde de la acumulación de color delimita zonas que muestran una clara fragmentación, símbolo de lo que falta y continúa. Se destaca en una pintura de la serie un fragmento en blanco y negro, y se revelan en éste los pensamientos latentes. Es el momento donde la mirada del artista se concentra y se produce el cambio.
Del puro color pasamos al blanco y negro, negro sobre blanco, blanco sobre negro, línea plateada, donde se presenta el gris, el medio tono, el pasaje, la gama.
González Perrin se interesa por la historia del arte, por la filosofía, por la historia y la cultura. Sus búsquedas lo llevan a estudiar esoterismo y astrología, meditación Zen, la teoría de la Gestalt, antroposofía y los escritos de Carl Jung. Reconoce entre sus influencias a Antonio Berni, Víctor Magariños, Jorge de la Vega, Juan del Prete, Rómulo Macció, Roberto Aizenberg y Juan Pablo Renzi.
Desde mediados de los ’80 se desempeña como docente en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova y paralelamente su obra logra ya una serie de premios y distinciones.
En las telas sobre grandes fondos negros surge un trazo que puede ser gris, plateado o blanco y a través del cual comienza a delinear una serie de acumulaciones. Dibuja con lo que borra y surge la forma con lo que podría hacerla desaparecer, trabaja con liquid paper. La imagen es abstracta, geométrica, las formas se agrupan por superposición, así vienen a conformar nuevas estructuras, donde también se presenta la ironía del objeto ambiguo.
Parecen construcciones planeadas, laberínticas, ordenadas por algún concepto matemático y, sin embargo, están intervenidas por el azar, crecen y decrecen, suben y bajan, ocupan mayores o menores espacios. Son los mecanismos inconscientes, que ordenan y regulan, pero de los cuales no podemos dar cuenta. Contrasta la línea blanca casi de luz, algo de lo fluorescente, sobre estos fondos profundos, como un espacio desconocido, el vacío donde todo comienza. Un ejemplo son las series Construcción de un cuadro o Acumulaciones.
Fabián Lebenglik dice: “... piensa que todo género supone una lógica y, al desarrollarla, trata de colocar esa lógica ante sus propios límites, a través del cuestionamiento de sus leyes”.
[...] González Perrin tiene una relación directa con la comunidad, a través de diferentes propuestas, muchas de las cuales lo involucran en su tarea docente, tanto como en acciones sociales y políticas.
Ejemplos de esta unión con la sociedad son su taller Arte Terapia que funciona en el Hospital J.T. Borda, su experiencia combinando técnicas artísticas y de recuperación de adictos en Reconstruyéndonos y el proyecto de reinserción social con gente en situación de calle en los murales de Arte sin Techo.
El colectivo Arte y Memoria surge de una idea del artista en 2010, en base a la imagen de un ex compañero víctima del terrorismo de Estado (Daniel Carra, estudiante de la Universidad de Sur). Luego de haber visto una exposición en Francia del artista Chuck Close piensa una nueva manera de mantener viva la imagen.
El artista construye el retrato de Carra en color a partir de pixelar en cuadrados la fotografía original. El tamaño cambia, se agranda y de esta manera se genera una serie de cuadrados regulares de formas abstractas que, en la unión de todos, reedita la imagen original.
Luego de esta experiencia convoca a una serie de estudiantes y artistas para conformar un colectivo de arte, y así lograr hacer estos retratos de forma grupal y social en lo que se llamó Arte - Memoria Colectivo.
* Fragmentos del texto de presentación del libro sobre la obra de Jorge González Perrin (Ediciones Fundación Vittal) que se presenta hoy a las 19, en el auditorio del Palais de Glace, Posadas 1725, en el marco de la muestra Arte - Memoria Colectivo, auspiciada por Página/12.
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux