PLASTICA › ARTE POLíTICO ARGENTINO EN EL CONTEXTO DE LA FERIA DE GUADALAJARA
Entre las muestras que nuestro país está presentando en Guadalajara se destaca “La protesta”, que historiza, a través del prisma del arte, las luchas y rebeldías argentinas durante el último siglo. Sintonías con el presente mexicano.
› Por Fabián Lebenglik
Página/12 En México
Desde Guadalajara
Acaba de terminar la Feria del Libro en esta ciudad, en la que nuestro país fue el invitado de honor. Y mientras continúan sus ecos, siguen también en exposición, durante un mes o dos más, según cada caso, las cuatro muestras organizadas aquí por la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería argentina.
La protesta. Arte y política en la Argentina, con curaduría de Laura Malosetti Costa y Silvia Dolinko, sigue hasta el 12 de enero en el Instituto Cultural Cabañas.
En relación con el año del centenario de Cortázar, escritor que recibió múltiples homenajes en la FIL, se presenta hasta el 22 de febrero la exposición Cortázar para armar, en el Museo de las Artes (Musa) de Guadalajara, con curaduría de Patricio López Méndez y Federico Fischbarg.
La muestra Objetística. Diseño argentino contemporáneo, curada por Ricardo Blanco y Georgina Pizzabiocche, está dedicada al diseño en nuestro país, tanto decorativo como funcional, a través de 170 diseños de un centenar de diseñadores; y sigue hasta el 22 de febrero, también en el Musa.
Finalmente, una muestra documental con curaduría de Pedro y Matías Roth, sobre el mural recuperado Ejercicio plástico, de Siqueiros, que el gran muralista mexicano realizara en Buenos Aires a principios de la década del treinta, junto con los entonces jóvenes argentinos Berni, Spilimbergo y Castagnino.
La exposición La protesta, de Malosetti y Dolinko, conforma un panorama del arte político en la Argentina y tiene lugar en el Instituto Cultural Cabañas (por su fundador, hace dos siglos, el obispo Juan Cruz Ruiz Cabañas). Conocido como Hospicio Cabañas, fue construido para albergar a personas desamparadas.
En los años ’30 del siglo veinte fue convocado José Clemente Orozco para pintar la antigua capilla del hospicio. A lo largo de dos años, Orozco pintó una larga serie de murales en las paredes, bóveda y cúpula de la capilla, donde reinterpreta la historia de México, desde tiempos prehispánicos, pasando por la conquista, la época colonial, la Revolución y el período posrevolucionario. Este conjunto muralístico es uno de los más importantes del país. El hospicio –su arquitectura y mureles– fue restaurado y reabierto al público hace treinta años.
La exposición argentina, montada a lo largo de los salones del ex hospicio, tiene una estructura original, porque reúne salas de gráfica, publicaciones y documentos, que ofician en conjunto como una sección introductoria, informativa e histórica. Luego hay también secciones grupales y temáticas y finalmente algunas salas dedicadas a muestras individuales de Antonio Berni, Carlos Alonso y León Ferrari; una instalación de Juan Carlos Romero y un sector más contemporáneo con obras y artistas jóvenes y de la generación intermedia.
La exhibición La protesta, según se proponen sus curadoras, traza “un recorrido histórico a través de emprendimientos y producciones clave del arte político en la Argentina vinculadas con las primeras reivindicaciones obreras, la propaganda antifascista en los años ’30 y ’40 del siglo XX, el espíritu revolucionario de los años ’60 y ’70, la resistencia a la dictadura, la denuncia del genocidio y la lucha por los derechos humanos en los años ’80 y ’90, y finalmente la creatividad puesta al servicio de la sobrevivencia y la reinvención de la vida cotidiana tras la espectacular crisis económica argentina del año 2001”.
La muestra se divide en nueve capítulos:
1 “La protesta”, con obras de Adolfo Bellocq, Demócrito II (José María Cao), Abraham Vigo, estampas anónimas y publicaciones de las primeras décadas del siglo XX, como Actualidad, Claridad, El Sol, Fray Mocho, La Protesta y Martín Fierro.
2 “La guerra”, con obras de Pompeyo Audivert, Berni, Alfredo Bigatti, Guillermo Cochet, Guillermo Facio Hebequer, Raquel Forner, Leónidas Gambartes, Clement Moreau, María Otero Lamas, Víctor Rebuffo, Spilimbergo y Demetrio Urruchúa, entre otros. En esta sección también hay documentación, libros (de Córdova Iturburu y Raúl González Tuñón, por ejemplo) y revistas (como La Vanguardia y La Nueva Gaceta).
3 El capítulo “La revolución” presenta obras de Carlos Alonso, Ricardo Carpani, Juan Carlos Castagnino, Diana Dowek, Noemí Escandell, Nicolás García Uriburu, Roberto Jacoby, Leandro Katz, Margarita Paksa, Juan Pablo Renzi, Antonio Seguí, Luis Seone, Fernado Solanas/Octavio Getino y Horacio Zabala, entre otros.
4 “La denuncia” es una sección con obras de CAPaTaCo, Juan Carlos Distéfano, GAS-TAR, Carlos Gorriarena, Grupo Escombros, Luis Felipe Noé, Hugo Vidal, Edgardo Vigo, siluetas (del siluetazo de los primeros años ochenta) y una serigrafía del boicot, en Francia, contra el Mundial de Fútbol organizado por la dictadura argentina en 1978.
5 La sección dedicada a “La calle” reúne obras realizadas entre 2001 y 2014 por Hugo Aveta, Tomás Espina, Grupo Etcétera, Grupo de Arte Callejero, Iconoclasistas, Magdalena Jitrik, Jorge Pérez, Graciela Sacco y el Taller Popular de Serigrafía.
Las muestras destacadas de Antonio Berni (con 17 pinturas, xilocollages y técnicas mixtas), Carlos Alonso (con 8 pinturas, tintas y técnicas mixtas de su serie “La carne”), León Ferrari (con la exhibición de su célebre pieza de 1965 La civilización occidental y cristiana, en la que Cristo está crucificado en un avión de combate norteamericano; y dos fotomontajes: Nosotros no sabíamos –de 82 impresos– y Nunca más –46 impresos realizados originalmente por el artista para la publicación del Nunca Más en fascículos en Página/12–) y Juan Carlos Romero (las instalaciones Violencia –de 1973– y Terror –de 2007– ambas en offset), causan gran impacto entre el público vistante local.
Esta muestra, que algunos medios argentinos criticaron por su grado de politización, sin embargo sintoniza perfectamente con la necesidad de politización y manifestaciones públicas y cotidianas de la sociedad mexicana, que está exigiendo justicia, debido a los tiempos críticos que se viven en este país por la ausencia de estado de derecho y especialmente ahora, por la tragedia de la desaparición reciente de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, uno de los cuales acaba de ser identificado por el hallazgo y análisis de sus restos. La ciudad de Guadalajara y la propia FIL han sido atravesadas también en estos días por expresiones de denuncia, reclamos a todo nivel, marchas y protestas.
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