Mar 28.04.2015
espectaculos

PLASTICA › CRUCES ENTRE PINTURA Y FOTOGRAFíA ARGENTINA CONTEMPORáNEA

Relaciones de larga data

La fotografía y la pintura han establecido complejas relaciones desde la modernidad hasta el presente. Una muestra en la que participan cuarenta artistas argentinos contemporáneos hace de este vínculo su tema.

› Por Fabián Lebenglik

Las relaciones que desde la modernidad se establecieron entre pintura y fotografía fueron generalmente productivas, mutuamente estimulantes y, según las etapas, se sucedieron de manera más o menos interdependiente o como una juego de preguntas, acciones, respuestas y reacciones entre uno y otro medio.

Arte x Arte, la sala que desde su fundación funcionó como galería especializada en fotografía y que a partir de este año abandona ese formato para presentarse como un espacio de muestras museísticas que se expanden a las demás técnicas y géneros, presenta en estos días la exposición In fraganti - pintura y fotografía en el arte contemporáneo argentino, con curaduría de Valeria González.

El punto de partida de la muestra surgió del artista Eduardo Médici, de Arte x Arte, como un modo de dar cuenta de la actividad desplegada en estos años alrededor de la fotografía y al mismo tiempo con la intención de expandir la propuesta más allá de aquella gestión específica en torno del lenguaje fotográfico.

La exposición ocupa las tres plantas de Arte x Arte e incluye medio centenar de obras –casi todas producidas durante los últimos quince años– de cuarenta artistas (ver aparte). Y aunque las piezas incluidas se reparten en su mayoría entre fotos y pinturas, también hay video, objetos e instalaciones, que a su vez también remiten a la interinfluencia y diálogo entre pintura y fotografía.

La muestra –en que la productiva complejidad de obras remite unas a otras y a su vez hay citas a otras obras y artistas de la historial del arte– se abre en la planta baja evocando los primeros cruces entre ambas materias: con el retrato, la fotografía pictórica y la pintura que juega con la imagen fotográfica.

“En la generalización de la historia del arte –escribe Valeria González en el catálogo–, los procedimientos específicos de la fotografía pictorialista y de la pintura fotorrealista funcionan como dos termómetros de época. Así como el primero evidenciaría la subordinación de la fotografía a la garantía de artisticidad de la pintura antes de la Primera Guerra Mundial, el segundo expresa la devaluación de la representación pictórica en un medioambiente que, ya hacia 1970, es decididamente fotográfico. Sin embargo, el proceso extendido entre mediados del siglo XIX y 1914, cuando las prácticas pictóricas lideraron cambios acelerados que dejaban atrás las pretensiones artísticas de los fotógrafos, había sido en gran medida determinado por la aparición corrosiva de la técnica fotográfica. De modo que, desde el inicio, más que de disciplinas dominantes y subordinadas, estamos en presencia de prácticas que asumen convicciones y redefinen sus límites en términos de un pensamiento diferencial.”

En el primera piso el tema central es la materia misma que conforma la imagen y hay tres piezas fundamentales para construir el sentido de este “capítulo” de la exposición. La primera es una obra de los años ochenta, de Pablo Suárez: Trementina, en la que el artista homenajea e ironiza sobre la pintura “matérica” para marcar un corte humorístico con la expresión dramática.

Luego, un par de fotografías de Jorge Roiger, realizadas en 1959, conforman la perspectiva fotográfica del informalismo.

La tercera pieza es una obra de Andrea Ostera de fines de los años noventa, 22 vistas de la casa de noche, que consiste en otras tantas polaroids negras: nuevamente una obra que trabaja sobre el procedimiento y al mismo tiempo como comentario alrededor del tema de la (ausencia de) luz y de la condición de visibilidad de una obra.

En la última planta, que la curadora denomina metodológicamente como “óptica”, la tematización de la sala puede verse claramente a través de un par de obras. La primera es una fotografía que registra una fotoperformance de Dalila Puzzovio: “Mientras unos destruyen otros construyen”, fechada en 1979. El contraste resulta notorio entre los exteriores que muestran un contexto de derrumbe, delante del cual se arma artificiosamente un set, en el que se desarrolla una escena aparentemente fuera de lugar y anacrónica, pero que reivindica las relaciones humanas, el amor, el hogar, la familia, los ritos (como el matrimonio). Eran los tiempos oscuros de la dictadura y, a su modo, la artista hace el señalamiento.

La foto que juega complementariamente (y este juego de continuidades, contagios, contrastes y tensiones es constante a lo largo de toda la exposición) es de Ananké Asseff (28 de enero de 2009), donde un sector central de la foto está obturado por un rectángulo de pintura. El sector pintado (ausente, tal vez, metafóricamente, censurado) podría ser la misma escena familiar de Puzzovio, si el espectador pusiera a dialogar ambas fotos.

Luego de esta exhibición, que continúa hasta mediados de julio, vienen un proyecto del curador Jorge Zuzulich y, posteriormente, la nueva edición del Premio de Fotografía Arte x Arte.

* En Lavalleja 1062; de martes a viernes, de 13.30 a 20; sábados, de 13.30 a 16. Hasta el 18 de julio.

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