Lun 24.12.2007
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PLASTICA › EL LIBRO “GRELA, COMPROMISO Y ARTE”, SOBRE EL GRAN PINTOR ROSARINO

Juan Grela: pintura y política

Acaba de publicarse el libro sobre Juan Grela, un artista importante para la historia del arte argentino. Su obra es clave para analizar la relación entre arte y política.

› Por Nancy Rojas *

Juan Grela (1914-1992) es uno de los artistas referenciales en los discursos históricos sobre el arte de Rosario, pues su obra se define en el contexto de un proceso cultural específico del siglo XX en la Argentina, aquel que manifestó un cambio en las realizaciones artísticas a partir de una serie de búsquedas cuyas tensiones determinaron la consolidación de los lenguajes modernos en el campo del arte.

Dentro de este marco, su producción ofrece una alternativa a la hora de analizar aquellos debates que surgieron en el siglo XX entre las décadas del ’30 y del ’60, período donde la emergencia de una nueva sensibilidad quedó traducida en un arte que avanzó en el replanteo de las pautas tradicionales que regían en la construcción de la imagen.

Las propuestas que surgieron por entonces transitaron distintas opciones, tanto en relación con el concepto de representación como con respecto a las vinculaciones entre arte y política. En el campo de la pintura, el surrealismo y las distintas variantes del realismo en los años ’30, la abstracción geométrica en los ’40 y el informalismo a fines de los ’50 constituyen algunos de los planteos que presentó este panorama.

A la luz de esta perspectiva, la trayectoria de Juan Grela aporta una visión diferencial en torno de una de las tensiones que caracterizaron a los lenguajes de este período: la existente entre figuración y abstracción. Cuestión que, tanto en sus obras como en los apuntes, donde plasmó reflexiones y bocetos de charlas, quedó expresada en todas las etapas de su proceso, reflejando diferentes resoluciones. En todas ellas perduró una idea programática: la de forjar un arte actual que hiciera eco al contexto social y cultural en el que el autor se hallaba inmerso.

Este cometido creó en el artista la necesidad de asumir un compromiso sustancial con el ámbito rosarino donde desarrolló sus prácticas. Afectado por los avatares de la modernidad, este espacio, que con el correr del siglo XX fue asentando su cualidad de polo artístico de referencia nacional, generó un contexto propicio para la formación de una conciencia contemporánea en Grela. La misma que, paradójicamente, lo sumió en una serie de inquietudes y contradicciones a la hora de definir sus elecciones en materia de lenguaje, y también en sus inclinaciones políticas.

Son estas elecciones las que se pondrán en foco en este ensayo, para ver en qué medida las tensiones entre figuración y abstracción que presenta el itinerario de su producción respondieron a aquellas oscilaciones que el artista manifestó en materia de estética e ideología. Sobre todo, se busca analizar su participación en la consolidación de dos de las formaciones artísticas más importantes de la ciudad: la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos de Rosario, en los ’30, y el grupo Litoral, en los ’50. Pero también se plantea una posible interpretación sobre la funcionalidad de ciertas líneas de referencia que, como el universalismo constructivo enunciado por Joaquín Torres García, definieron su discurso hacia una versión otra del arte moderno argentino.

La Mutualidad: una experiencia decisiva. La carrera artística de Juan Grela comenzó en los primeros años de la década del ’30. Sin embargo, el artista considera que fue en 1939 cuando inició una propuesta pictórica realmente profesional; momento que coincidió con un hecho trascendental en su vida: su casamiento con Aid, que lo acompañó a lo largo de toda su existencia.

Pese a esta marcación, los años anteriores a esa fecha constituyeron tanto una etapa de aprendizaje y experimentación como un momento que dejó las más notables influencias en su producción posterior. Las crisis que atravesó en su proceso se hallan arraigadas, justamente, en la fuerza con que gravitaron en él las experiencias desarrolladas en el marco de su participación activa en los proyectos artísticos gestados en Rosario en los ’30. En este sentido, Antonio Berni fue una de las referencias más importantes, ya que su figura representó la imagen del maestro que se puede visualizar a la luz de una concepción sociológica de la formación artística. Este creador, además de proporcionar a sus seguidores conocimientos que arrastraban el ímpetu de la novedad en materia de lenguaje, promovió con ellos una propuesta cultural comprometida con las circunstancias sociales y políticas del país.

Grela comenzó a tomar clases de dibujo con Berni en el antiguo Museo Municipal de Bellas Artes en 1932. Berni había vuelto a Rosario luego de haber vivenciado un intenso período de renovación modernista en los años 20, impulsado, principalmente, por la instancia del viaje a Europa. Fue en 1932 cuando mostró una serie de pinturas en Amigos del Arte, en Buenos Aires, la cual manifestó el impacto ideológico y estético del surrealismo en su producción. Allí proyectó varias preocupaciones relacionadas con el temperamento crítico de esa época, signada por una realidad político-social que se caracterizó por la actuación de los gobiernos conservadores viciados por el fraude electoral, y afectada por las secuelas económicas que había dejado a nivel mundial la caída del sistema financiero en 1929 y la creciente confrontación ideológica entre fascismo y comunismo.

Para Grela, que se había afiliado al Partido Comunista Popular cuando tenía sólo dieciséis años, este encuentro con Berni determinó una necesidad: la de aunar sus inquietudes políticas con la búsqueda de una formación actualizada en pintura. Es esta conjunción la que lo llevó a formar parte de las iniciativas que surgieron en el marco de los encuentros propiciados por los cursos de dibujo organizados por el Museo Municipal en 1932. Primero, la agrupación Refugio, que se formó a partir de la asociación de una serie de creadores provenientes de distintas tendencias estéticas e ideológicas para fomentar la plástica en la ciudad, y, luego, la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos de Rosario, que surgió de la escisión de la franja más politizada de Refugio, como consecuencia del impacto que provocó la visita de David Alfaro Siqueiros a Rosario, en 1933.

Sobre la base de un proyecto fundado en la articulación entre estética y política, la Mutualidad irrumpió como una alternativa radical y sólida dentro del panorama diversificado y moderado que venía mostrando Rosario desde la segunda mitad de la década del ’20. Asimismo, definió una dirección específica dentro de este ámbito cada vez más politizado, en tanto pretendía “desvanecer la fuerza constitutiva de aquel frente único que Refugio” se había propuesto configurar.

Por lo tanto, en un contexto como éste, aunarse a las propuestas de Berni, impulsor y mentor de la Mutualidad, revelaba una elección y una toma de posición en este espacio que empezaba a mostrar nuevas estrategias de producción y circulación del arte, agitando el inicio de un largo período de oscilaciones dentro del campo artístico local.

En este sentido, esta etapa permite visualizar la actitud inicial que asumió Grela, la cual afectó fuertemente su proceso de producción global. El autor se ubicó en la línea de una propuesta artística colectiva destinada a transformar la sociedad, que pregonaba los ideales de un arte americano mirando al movimiento muralista mexicano sin perder la visión de lo universal. Los aprendizajes en el contexto de la Mutualidad inscribieron en el trabajo de Grela algunas premisas estéticas del nuevo realismo promovido por Berni, que más adelante funcionaron como núcleos de una serie de conflictos que provocaron instancias de cambio a lo largo de sus distintas etapas de producción: la apelación a formas acordes a un realismo de corte naturalista, el uso del modelo, la apuesta a un arte que documente las vicisitudes del contexto social y la adopción de un postura política de izquierda.

* Jefa de investigación del Museo Castagnino y Macro de Rosario. Fragmento del texto publicado en Grela. Compromiso y arte, Buenos Aires, Ediciones Fundación Mundo Nuevo, 2007. El libro es el corolario de un proyecto que incluyó una exposición retrospectiva del artista durante agosto y septiembre pasados, en el Museo Castagnino, curada por Nancy Rojas.

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