DISCOS › COLTRANE Y THELONIOUS MONK
El sonido de las tablas de la ley
Un bibliotecario encontró la cinta por casualidad. Registra una actuación en el Carnegie Hall y acaba de editarse en CD.
› Por Diego Fischerman
La historia empieza dos veces. La primera tiene lugar hace cincuenta años, cuando Thelonious Sphere Monk escucha al quinteto de Miles Davis e invita a su saxofonista a tocar con él. En 1957, finalmente, John Coltrane se integra al cuarteto de Monk con el que toca, durante seis meses, en el club Five Spot y junto al que actúa en una noche legendaria en el Carnegie Hall. El segundo comienzo es reciente: Larry Appelbaum, supervisor de grabaciones de la Biblioteca del Congreso y encargado de clasificar y preservar los registros que forman parte de la colección La voz de América, descubrió, entre los acetatos que esperaban para ser digitalizados, la grabación de aquella actuación.
Un trabajo de remasterización soberbio y la impecable producción dirigida por Michael Cuscuna y T. S. Monk (el hijo de Thelonious) derivaron, entonces, en la edición discográfica más importante de los últimos tiempos, para el mundo del jazz. Algo así como la aparición sin una sola rajadura de las mismísimas tablas de la ley. Lo notable es que Coltrane y Monk realizaron algunas grabaciones en estudio y en el propio Five Spot. Pero estas que acaba de editar Blue Note –y que fueron publicadas localmente por la filial argentina del sello EMI– son, además de extraordinarias en lo musical, las que mejor suenan. Incidentalmente, en esa función del 29 de noviembre de 1957, una noche de Acción de Gracias con el jazz, actuaron también Billie Holiday, la orquesta de Dizzy Gillespie, Ray Charles, Chet Baker con el cuarteto de Zoot Sims y Sonny Rollins, por lo que los coleccionistas bien pueden ilusionarse acerca de futuros hallazgos.
Uno de los atractivos del cuarteto que unió a Monk y Coltrane es la tensión entre el estilo de ambos. Los dos revolucionaron el jazz, pero lo hicieron de manera muy distinta. Donde Coltrane une, Monk separa; lo que para el saxofonista fue un camino de progresivo perfeccionamiento técnico y de un control cada vez mayor sobre el timbre y sobre la digitación para el pianista tuvo que ver con un gradual desprendimiento de todo aquello que pudiera ser entendido como rasgo exterior o como concesión a la belleza estandarizada. Tal como Theodor Adorno señala en relación con los últimos cuartetos de cuerdas de Beethoven, Thelonious Monk fue desentendiéndose cada vez más de pulir o embellecer frases o motivos. Incluso, podría decirse, fue perfeccionando su manera de tocar el piano cada vez peor. En Monk, por otra parte, ya hay un alto grado de tensión como rasgo constitutivo del estilo. Sus acordes son vanguardistas y su manera de tocarlos, recurriendo al stride a la manera de Earl Hines (ese acompañamiento en el que se alternan dos notas en el bajo de cada uno de los acordes) es ostensiblemente antigua.
Coltrane, por su parte, es uno de los pocos músicos de jazz en los que la evolución técnica puede oírse. Charlie Parker, Dizzy Gillespie o Keith Jarrett, para poner un ejemplo más cercano, pueden o no haber ido cambiando sus estilos pero siempre tocaron bien. Coltrane, en cambio, no. Sus primeras grabaciones con el sexteto de Gillespie, en 1951, muestran a un instrumentista todavía vacilante e inseguro. Los registros de apenas unos años después (en 1956 con Miles, en su Blue Train, de 1957) permiten escuchar algo muy diferente. Y entre ese Coltrane y el de Giant Steps o entre este y el de Love Supreme o Quartet Plays, hay, en cada caso, un mundo sonoro de distancia.
El programa de los dos sets recogidos en el nuevo disco de Blue Note –que se llama, sintéticamente, Thelonious Monk Quartet with John Coltrane at Carnegie Hall– es, como siempre que se trata de Monk, un recorrido por algunos de los pocos temas a los que volvió una y otra vez a lo largo de su carrera. El grupo, que se completa con el contrabajista Ahmed Abdul-Malik y el baterista Shadow Wilson, toca Monk’s Mood, donde Coltrane nunca llega a estar totalmente en sintonía, una versión genial de Evidence, uno de sus temas más complejos y atrayentes, Crepuscule with Nellie, Nutty yEpistrophy en el primer set y, en el segundo, Bye-Ya, Sweet and Lovely, Blue Monk y Epistrophy.