Mié 01.10.2008
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DISCOS › LIAM GALLAGHER HABLA DE DIG OUT YOUR SOUL, LO NUEVO DE OASIS

“No hago música para gente que no me gusta”

El cantante de la banda británica sostiene que con este trabajo recuperarán la buena estrella de los años ’90. Aunque despotrica contra otros grupos, se pelea menos que antes y se revela como un “hombre de familia” que dejó las drogas.

› Por Patricia Tubella *

Encarar una entrevista con Liam Gallagher entraña sobre el papel ciertos riesgos, al menos si nos atenemos a la conflictiva reputación del cantante de Oasis. Puede que no le guste, que el reiterado abuso de una de sus expresiones más queridas (“fuck”, en todas sus variantes) acabe haciendo ininteligible la conversación o que se desvíe hacia derroteros ajenos al propósito del encuentro, en este caso el lanzamiento de su nuevo álbum, Dig out your soul, la semana próxima, con el que rompen un silencio de más de tres años.

El músico, que a sus 36 años recién cumplidos ejerce de alma mater de Oasis, junto a su hermano Noel, se presenta con puntualidad inglesa y se vuelca con actitud aplicada, incluso cálida, en la promoción de su séptimo trabajo de estudio. “Sé que he cambiado, aunque sólo lo normal a mi edad; tengo nuevas responsabilidades, mi familia, mis hijos... He madurado, pero todavía sigo siendo muy pasional”, matiza. Con esa declarada pasión describe Dig out your soul como “nuestro álbum más soulful (con sentimiento), honesto y dinámico”. También el más psicodélico. Si bien la propuesta se aparta del sonido que los convirtió en abanderados del pop británico, para decidirse por los derroteros de un rock and roll eléctrico, las primeras reacciones apuntan a que va a repetirse la enconada división entre sus adeptos incondicionales y aquellos que reducen la genialidad de la banda a sus dos primeros trabajos.

Los álbumes Definitely Maybe (1994) y What’s the story? Morning glory (1995) los convirtieron en los reyes del panorama musical británico, aunque un reducido sector siempre sostuvo que su estatura estaba sobrevalorada, gracias a un hábil reciclaje de las ideas de otros. Ocuparon portadas de infinidad de publicaciones en las que la crítica aseguraba que ellos eran los nuevos Beatles. Aquello se desinfló en poco tiempo. Los álbumes que sucedieron a aquellos hits –cada vez más espaciados en el tiempo– recogieron la tibieza de la crítica y se tradujeron en una merma de las ventas. “Nunca pienso en las expectativas ni miro al pasado o al futuro. No puedo hacer música para gente que no me gusta”, subraya Gallagher respecto de su declive entre las nuevas audiencias. Reitera su desprecio hacia “algunas bandas modernas”, que días atrás plasmaba con unas declaraciones en las que tildaba a los seguidores de Coldplay de “feos y aburridos”. La guerra dialéctica entre grupos musicales está a la orden del día en el Reino Unido, pero en el caso de los Gallagher apuntan directamente a quienes reclaman haberles arrebatado el cetro.

La voz inconfundible de Liam –descripta en más de una ocasión como la fusión entre las de John Lennon y Johnny Rotten– arropa los 11 temas del nuevo álbum, en el que cuatro de los integrantes de Oasis participan con sus composiciones: los hermanos Gallagher, Gem Archer (guitarra) y Andy Bell (bajo). Completa ese cuadro el baterista Zak Starkey, hijo del ex beatle Ringo Starr. De los tres temas a los que aporta su firma, Liam se muestra especialmente satisfecho con “I’m outta time”, concebido como un homenaje a su venerado John Lennon (de quien en su día tomó prestado el apellido para bautizar a su hijo mayor, Lennon Francis, fruto de su turbulento matrimonio con la actriz Patsy Kensit). Sobre el remix que los Chemical Brothers hicieron de uno de los temas compuestos por Noel, “Falling down”, responde sin inmutarse: “Es su canción y puede dejar que hagan con ella lo que les dé la gana, pero a mí no me gusta el resultado. Suena como Coldplay”. Al margen de la fijación obsesiva que revela con la banda liderada por Chris Martin –“No los odio, sólo me parecen insulsos”–, la versión de los Chemical aparece en la cara B del single “The shock of the lightning”.

Gallagher se declara cada día más prolífico a la hora de componer (guarda muchos temas inéditos en el cajón), pero “mi papel principal en Oasis es el de ser el mejor cantante; me preocuparía más perder la voz que no volver a escribir una sola canción”. Quizá más afectado de lo que admite ante ciertas críticas que apuntan a que sus cuerdas vocales han perdido la potencia de antaño, dice haber inaugurado una nueva etapa de su vida que se resume en cuidarse a sí mismo: Hoy se autodefine como un “hombre de familia”, que cada mañana acompaña a su hijo menor a un colegio privado del norte de Londres y se escapa los fines de semana a la localidad de Henley-on-Thames. Aquel músico desbocado, cuyos desmanes, producto del abuso del alcohol y las drogas, le merecían en años recientes ser considerado un personaje antipático, dice haber abandonado las sustancias ilegales, que apenas fuma y que reduce la bebida a puntuales sesiones de tequila.

Desde hace un año, corre cada mañana ocho millas y llama puntualmente por teléfono a su madre, que sigue residiendo en Burnage, el modesto suburbio de Manchester en el que se criaron los hermanos Galla-gher. Allí nacieron por separado sus respectivas aficiones musicales, que acabaron por apartar a Noel de un historial de delincuencia juvenil. En el caso de Liam fueron más tardías, y nacidas de su pasión por Lennon, tan extrema que años más tarde aseguraba ser la mismísima reencarnación del asesinado beatle. Fundó su propia banda, The Rain, cuyo nombre ya había cambiado por el de Oasis cuando Noel se ofreció a tomar el control creativo a principios de los noventa. El resultado fue espectacular. Descubiertos por el fundador de Creation Records, Alan McGee, que les ofreció un contrato, se consagraban con Definitely Maybe, entonces el álbum debut más vendido en la historia de las islas.

La decepción que supuso Be here now (1997) coincidió con una etapa de crecientes broncas públicas entre los dos Gallagher, incluida la sonora espantada de Noel en plena gira por Estados Unidos. No fue la única en los años sucesivos. Standing on the shoulder of giants (2000) fue recibido con indiferencia y Heathen chemistry (2002) tampoco resultó ningún hito. Pese a la mejor aceptación obtenida por Don’t believe the truth (2005), su trayectoria aparecía en línea descendente. El cantante se muestra impermeable a esa noción: “Cuando empezamos no teníamos un penique y nos brindaron la oportunidad de hacer música. Ese es mi mayor logro: no el vender discos, sino el poder hacerlos”.

Está convencido de que con Dig out your soul recuperarán su estrella. El álbum inaugura el nuevo sello de los Gallagher, Big Brother, creado “por meras razones financieras, ya que en realidad siempre hemos hecho lo que hemos querido”. Reinciden con el productor Dave Sardy, porque, “al igual que en el fútbol, los cambios en la gestión del equipo te llevan a perder el rumbo”. Gallagher no tiene empacho en enmarcar a Oasis entre bandas legendarias “como los Rolling Stones, The Kinks, The Who”. Sin olvidar, claro, una mención especial a The Beatles.

* De El País de Madrid. Especial para PáginaI12.

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