Una recorrida por sus discos implica una garantía de melancolía por el resto del día. Se puede decir que gracias a su último CD, Rogamar –y a su talento demostrado durante años, claro–, Cesaria Evora fue condecorada en 2007 con la Orden de la Legión de Honor por su aporte a las artes. O que su anterior disco, Voz d’amor, le permitió ganar el Grammy al mejor álbum de música del mundo. Eso es Cesaria: música del mundo, pero que parte de un “su” lugar: Cabo Verde. En esa isla donde se cruzan tantas tradiciones (africanas y lusitanas), la cantante fue tejiendo una “carrera” que sólo puede ser llamada de ese modo por un mero convencionalismo. Comenzó cantando en los bares del puerto de su isla de Cabo Verde para poder alimentar a sus siete hermanos, y recién a los 47 años pisó París de la mano de un productor francés y comenzó a recorrer un camino que fue creciendo hasta que la prensa la consagró como “La diva de los pies desnudos”. El público argentino ya la conoce (actuó en 1999) y ahora tiene motivos para celebrar: Cesaria volverá a presentarse en Buenos Aires, al programar un concierto para el 2 de junio en el Luna Park, en el marco de la gira de presentación de Rogamar.