9-Impressôes

Wilhem Latchoumia. RCA

Nacido en Lyon, ganador en 2006 del concurso de Orleans y discípulo de Pierre-Laurent Aimard, entre otros, Wilhem Latchoumia registró el año pasado, en la Sala Molière de su ciudad natal, este disco dedicado a Guastavino (“Bailecito”), Ginastera (Tres danzas argentinas), Villa-Lobos (Ciclo brasileiro y A próle do bébé) y Camargo Guarnieri (Ponteio 30, 49 y 50 y Toccata). El interés del repertorio, que no suele estar en el centro del canon, se potencia con versiones que unen convicción, detalle y expresividad. D. F.

8-El silencio es salud

Edu Schmidt. EMI

¿Acaso la vida se termina cuando un músico abandona una banda exitosa? He aquí la respuesta: en su primer disco como solista tras la era de Arbol, el cantante y multiinstrumentista Schmidt entrega un paquete de canciones motorizadas por un ska enérgico que puede derivar al brote ramonero (“Tu mundo feliz”) o la canción midtempo (“Soy el mosquito sin luz”). Dueño de una voz que se hace amiga de inmediato, el músico brilla además en el rubro de las letras, con grandes momentos como “El silencio es salud”, “Reloj de avena” y “La pregunta sin respuesta”. E. F.

8-Camino

Cuartoelemento. Independiente

Rubén “Mono” Izarrualde (flautas y voz), Néstor Gómez (guitarra y voz), Matías González (bajo acústico y voz) y Horacio López (percusión y voz) conforman un equipo que aborda la música popular con una buena mezcla de frescura, desprejuicio y calidad en la improvisación compartida. Temas de Gómez y López, de Yupanqui o los Hermanos Abalos, de Bill Evans o Jobim suenan recreados por estos intérpretes que, sobre todo –se les nota en la música que hacen–, se divierten en este encuentro. K. M.

7-Asobi Seksu

Hush. Casa del Puente

Antes de escuchar Hush, uno bien puede preguntarse cómo fue que llegó a ser publicado aquí este álbum, tercero de la producción de la cantante y tecladista japonesa Yuki Chikudate y el guitarrista estadounidense James Hanna. Después de prestarle oídos, el cuestionamiento pasa a ser por qué diablos no se editaron los dos anteriores. Es que esta extraña pareja genera climas de ensueño mientras les saca punta a canciones en inglés y japonés, como si se hubiera quedado con la parte menos ruidosa de “My Bloody Valentine”. Un hallazgo. R. C.